¿Se puede enseñar sobre empatía a jóvenes y adolescentes en contextos de alta vulnerabilidad por medio de WhatsApp e Inteligencia Artificial (IA)? En eso consiste un estudio que realizó un equipo de investigadores para evaluar el potencial de estas tecnologías en el desarrollo de habilidades socioemocionales mediante un tutor de IA e interacción a través de un celular.
Luis Enrique Portales, director de Experimentación y Medición de Impacto del Institute for the Future of Education (IFE) dice que en el estudio participaron cerca de 450 jóvenes que asisten a planteles del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) y Centros Comunitarios en ocho locaciones de Nuevo León, a quienes se entregaron celulares con datos y WhatsApp para asegurar la interacción con el tutor de IA.
“Diseñamos un agente de IA al que pusimos una personalidad, bloques de conocimiento y lecciones que debía ir dando a los jóvenes”, explica Portales. Además, se implementaron tres modelos de intervención: con alta y baja interacción humana —donde un tutor humano dirigía el uso del agente— y sin ella, es decir, comunicación no guiada entre los jóvenes y la IA.
Con el análisis de la información que recolectó el tutor de IA, a lo largo de seis semanas que duró el estudio piloto, se comprobó una mejoría en el aprendizaje de habilidades socioemocionales. El proyecto, que en campo llevó el nombre de El Camino, se llevó a cabo por investigadores del IFE, en conjunto con organizaciones como High Resolves Group y Educación para Compartir, y contó con el apoyo de la Fundación FEMSA.

Tutor de IA para desarrollar empatía en los jóvenes
Estudios indican que los bajos niveles de empatía podrían estar asociados a comportamientos violentos —como la delincuencia—, en particular la falta de empatía cognitiva, es decir, la capacidad de comprender lo que sienten las demás personas. Desarrollar habilidades de empatía podría ser vital en la resolución de conflictos y para que las personas puedan proponer soluciones a favor de mejorar sus comunidades hacia un futuro prometedor, considera Portales.
“El desarrollo de empatía en adolescentes es más fácil que en adultos, es una buena edad en la que podemos enseñarles un montón de habilidades socioemocionales”, agrega el investigador.
El proyecto contempló una intervención educativa conversacional, es decir, el tutor de IA platicaba con los adolescentes para guiarlos en el aprendizaje a través de bloques de conocimiento y ocho lecciones centradas en distintas dimensiones de la empatía. En la interacción, el agente —llamado Carla—, diseñado con una personalidad juvenil pero sin perder un estilo de mentoreo, hacía preguntas, explicaba conceptos y ofrecía retroalimentación personalizada a los jóvenes.
Además, hubo modelos con participación humana alta y moderada donde los instructores eran los que promueven el uso de la IA, en la primera, hubo mentores que se encargaban de enseñar todos los contenidos que habían sido cargados en el agente, para que el tutor de IA fuera más un complemento para reforzar los contenidos, como un profesor asistente. La intervención baja partió del supuesto de que los jóvenes revisan previamente los conceptos con el tutor de IA, para generar nuevas discusiones en clase, por ejemplo, llegaban al aula y se les preguntaba: ¿Qué aprendieron hoy con Carla?
También, hubo un modelo sin intervención humana, donde se entregaba el equipo con el contacto de WhatsApp del asistente y se les pedía a los jóvenes que hablaran con la IA sobre temas que consideran relevantes, en esta modalidad no hubo clases asociadas y la interacción fue de manera libre. Al final de este proceso se realizaron entrevistas con los participantes.
En sus hallazgos, los investigadores encontraron que en los dos extremos —alta y baja intervención humana— fue donde se encontraron los mejores resultados de aprendizaje en empatía. El ejercicio sirvió para entender el impacto y la adopción de la IA para cada modalidad en el desarrollo de la habilidad.

Construyen estrategia para evaluar la empatía
En el proyecto se evaluaron tres tipos de empatía: emocional, que es la capacidad de reconocer y conectar con las emociones de otras personas, cognitiva, habilidad para entender lo que otra persona está pensando o sintiendo, y conductual, que permite actuar y comportarse con base en lo que uno entiende y siente de otra persona, es decir, cómo se traduce en acciones dentro de su comunidad.
A partir de estas tres dimensiones, los investigadores entrenaron un algoritmo, usando técnicas de machine learning y procesamiento de lenguaje natural, para hacer el análisis de alrededor de 18 mil conversaciones que sostuvieron los participantes con el tutor, de quienes también se hacía una evaluación semanal para generar un historial de avance.
“Creamos toda una rúbrica de evaluación: cómo se ve una persona hablando de empatía emocional, cognitiva y de comportamiento en distintos niveles”, explica Portales, con ella, se clasifican los diálogos según el tipo de empatía y luego se analiza en qué nivel de desarrollo —en una escala del uno al 10— se encuentran.
Con esta estrategia, el equipo pudo realizar un análisis descriptivo y comparativo entre modelos y los contextos de cada comunidad, centro comunitario o escuela. Por ejemplo, en los centros comunitarios hubo un mayor impacto, debido a la motivación propia que tienen los jóvenes por aprender.
En total, de 776 equipos que se entregaron, se activaron 444 teléfonos y 398 tuvieron registro de actividades de usuarios con interacción de empatía. Los resultados arrojaron que sí hubo un aumento en los niveles de los tres tipos de empatía, y, aunque fue marginal, de 5.8 a 5.9, en promedio, para los investigadores es significativo debido al corto tiempo de intervención, a que es medible y a que reveló datos para estudiar diferencias en los diferentes modelos.

Deja agente de IA experiencia general positiva
La experiencia de platicar y aprender con el tutor de IA, fue cómoda para los jóvenes y tuvo un nivel de aceptación positivo —84.4%, según encuestas aplicadas por el mismo asistente—, pues además de aprender sobre diferentes tipos de empatía, pueden entablar conversaciones acerca de otros temas en el momento que quieran y sin temor a ser juzgados, incluso, algunos emocionales y profundos, lo que ayudó a elevar el ‘engagement’.
En ese sentido, también se tomaron medidas para garantizar la privacidad y protección de datos, donde todas las charlas analizadas fueron anónimas, además, hubo un consentimiento informado, con acuerdos de confidencialidad firmados por los padres de los jóvenes. Además, como medida de seguridad, se entrenó al tutor para no responder preguntas sobre temas sensibles y más bien redirigir al usuario en busca de ayuda con un adulto responsable, “cada vez que había una conversación así, decía: vé y háblalo con un maestro, familiar o tutor escolar”.
En el caso de los instructores, la experiencia fue variada, pues mientras que algunos llegaron a sentir que la IA le restaba peso a su figura como docente o era una competencia en el aula, otros la aprovecharon como herramienta de apoyo didáctico o fuente de ideas para guiar proyectos y resolver dudas.
Como parte de este programa piloto, los jóvenes que participaron en las modalidades con intervención humana diseñaron e implementaron proyectos comunitarios donde aplicaron lo que aprendieron sobre empatía, al final, fueron 65 proyectos alineados con las tres dimensiones y en las que el tutor de IA participó como un asesor creativo.
Portales platica que los siguientes pasos para este asistente de IA, que llevará por nombre EMI (en alusión al área de Experimentación y Medición de Impacto del Tec), será hacer pruebas en tres nuevas líneas de aplicación, con públicos, objetivos y personalidades variadas, por ejemplo, como un mentor digital para instructores, y en temas de empleabilidad juvenil, y para promover prácticas de bienestar emocional.
“Estos tutores nos enseñan cómo agilizar procesos de enseñanza-aprendizaje y también cómo detectar patrones sociales de forma más precisa”, dice, “EMI puede acompañar a instructores, cambiar de tono y adaptarse al contexto”.
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