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Centro de Primera Infancia, pionero en América Latina

El Tec de Monterrey y fundación FEMSA colaborarán con la Universidad de los Andes de Colombia y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
imagen de personas cortando el listón inaugural
En la foto, de izquierda a derecha: Guillermo Torre, rector de TecSalud y vicepresidente de Investigación, David Garza, rector y presidente ejecutivo del Tec de Monterrey, Manuel Pérez-Jiménez, director del Centro de Primera Infancia, Adriana Gidi, directora asociada del Centro de Primera Infancia, Eva Fernández, gerente de Inversión en Primera Infancia de Fundación FEMSA, Lorena Guillé, directora de Fundación FEMSA, Inés Sáenz, vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad del Tec de Monterrey, y Juan Pablo Murra, rector de Profesional y Posgrado del Tec. (Foto: Abigail Guzmán / TecResearch)

Invertir en la primera infancia – la etapa de los cero a cinco años de edad– es una de las mejores apuestas que puede hacer un país para garantizar el bienestar de su sociedad. 

En este periodo, nuestro sistema nervioso central, que incluye al cerebro, alcanza casi el 90% del volumen que tendrá en la vida adulta. También se sientan las bases fisiológicas y psicológicas que dictarán qué tan saludables seremos en el futuro.

Con esto en mente, el Tec de Monterrey y Fundación FEMSA crearon el Centro de Primera Infancia, inaugurado el 28 de noviembre de 2023 en Campus Monterrey

A través de cuatro pilares –investigación, educación, comunicación y divulgación de la ciencia, y vinculación– el centro buscará transformar el conocimiento y los esfuerzos de distintos sectores de la sociedad en políticas públicas y acciones que realmente mejoren la forma en que se vive la primera infancia en México y América Latina.

Durante el evento de lanzamiento, expertos nacionales e internacionales expusieron las razones por las cuales poner el foco en este momento de nuestra vida puede garantizar un futuro brillante para las sociedades latinoamericanas. 

De acuerdo con Manuel Pérez-Jiménez, director del Centro de Primera Infancia, hacer énfasis en ella puede reducir el impacto de enfermedades, físicas y psicológicas, como el asma, la depresión, la diabetes y condiciones cardiovasculares.

Investigaciones realizadas por el economista James Heckman, ganador del Premio Nobel en el año 2000, demostraron que, por cada dólar invertido en programas para garantizar una buena primera infancia, se pueden generar rendimientos de entre cuatro y 16 dólares.

Sin embargo, a pesar de los beneficios que esto trae, en América Latina los programas enfocados en estos primeros años son limitados.

En México, la inversión es muy escasa, comparada con la que se hace en la tercera edad”, explicó Pérez-Jiménez.

El Centro de Primera Infancia en América Latina

“El énfasis en primera infancia es porque, ahí, se pueden hacer grandes transformaciones para la sociedad”, dijo David Garza, rector y presidente ejecutivo del Tec de Monterrey.

“Las universidades tenemos una responsabilidad de invertir en estos temas de largo plazo”, explicó David Garza.

Guillermo Torre, rector de TecSalud y vicepresidente de Investigación, contó que fue, hasta hace poco, que reconoció la relevancia que tiene este momento de la vida humana.

“Ya que entendí, me di cuenta de que si podemos ayudar a que una persona en formación alcance su mayor potencial, el impacto del esfuerzo que hacemos en educación e investigación se va a multiplicar muchísimas veces más”.

En el Centro de Primera Infancia, pionero en su tipo en América Latina, el Tec de Monterrey y Fundación FEMSA, colaborarán con la Universidad de los Andes de Colombia y la Pontificia Universidad Católica de Chile, que junto con el Tec conforman La Tríada.

De acuerdo con Eva Fernández, gerente de Inversión en Primera Infancia de Fundación FEMSA, el desarrollo íntegro de las infancias depende de muchos factores, como el trato que les dan sus cuidadores, pero también del ambiente que les rodea, incluyendo cosas como la calidad del aire o los niveles de violencia que hay en su comunidad.

Crear programas enfocados en ella aumenta las posibilidades de que los adultos vayan a la universidad o tengan un trabajo bien remunerado y reduce el riesgo de que caigan en actividades delictivas.

“Invertir en primera infancia parece muy sencillo, pero es un gran desafío que cruza distintas disciplinas y sectores y que, por ende, requiere un enfoque sistémico y coordinado”, señaló Fernández.

Por su lado, Lorena Guillé, directora de Fundación FEMSA, agradeció las ganas de colaborar de los distintos centros, universidades y autoridades involucradas en hacer posible el Centro de Primera Infancia.

“El mundo sí puede ser mejor, si cambiamos el principio de la historia”, concluyó.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber