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Las cicatrices de la desatención durante la primera infancia

Solo 7% de los menores de tres años tienen acceso a estimulación temprana, 27% de los menores de cinco años reciben una evaluación oportuna sobre su neurodesarrollo.
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Pat Levitt, director científico del Saban Research Institute e investigador de neurogenética del desarrollo en el Children’s Hospital de Los Ángeles, participó en el Primer Foro Internacional de la Primera Infancia (Foto: Amirhossein Hosseini / TecScience)

La evidencia del daño que produce el abuso del poder de los adultos sobre los niños deja heridas visibles y daño inmediato, tanto por el ejercicio de violencia física o psicológica sobre un menor de edad. En tanto que la falta de cuidados o la ausencia de una crianza respetuosa provoca efectos a largo plazo.

Desarrollo emocional en la primera infancia

Phil Fisher, director del Centro de Primera Infancia de la Universidad de Stanford, explica que el descuido a la primera infancia pareciera no dejar huellas visibles.

“Sin embargo, sus efectos tienen prevalencia en el tiempo y por eso debemos desarrollar programas sociales para atender esas consecuencias”, explicó durante el conversatorio Fundamentos Científicos de la Primera Infancia: Neurociencia y el Impacto del Ambiente donde se lanzó el Centro de Primera Infancia del Tec de Monterrey, Fisher explicó que el abuso es “lo más tóxico que un niño puede experimentar”.

En tanto que las repercusiones del descuido son “impredecibles”, en función de la estimulación que pueda recibir ese menor en la comunidad y en la escuela.

En ambos casos, el reto que se presenta para los centros de primera infancia —que han comenzado a surgir en distintas partes del mundo— es incidir en el diseño de políticas públicas a través de la investigación multidisciplinaria con lo que se podría amortiguar el daño que provoca en los menores la falta de atención y la violencia.

El conversatorio fue guiado por Guillermo Torre, rector de TecSalud y vicepresidente de Investigación del Tec de Monterrey, quien destacó que en las últimas décadas el sector médico ha orientado el debate sobre la necesidad de apoyar los menores de edad desde el vientre materno, al procurar alimentación balanceada para las mujeres embarazadas y seguimiento prenatal oportuno.

En su turno, Pat Levitt, director científico del Saban Research Institute e investigador de neurogenética del desarrollo en el Children’s Hospital de Los Ángeles, explicó que se ha identificado que también hay factores genéticos que influyen en cómo un niño responde a los estímulos positivos o negativos del ambiente en el que crece.

“Pero si en la primera infancia se ofrecen experiencias positivas, eso permite nivelar la balanza, en caso de que los menores sean más propensos a sobrereaccionar ante experiencias negativas”, comentó Levitt.

Advirtió que es necesario dar a los niños herramientas que les permitan aprender resiliencia. Esto puede ocurrir a través de los centros de estimulación en los barrios y en las colonias para “mover la balanza” hacia un futuro más esperanzador para los menores que viven ambientes adversos dentro de casa.

Visibilizar el maltrato infantil

Los datos que se expusieron durante el Primer Foro Internacional de la Primera Infancia destacan que, en México, dos terceras partes de los recién nacidos no reciben leche materna y seis de cada 10 menores no han sido vacunados durante su primer año de vida.

Solo 7% de los menores de tres años tienen acceso a estimulación temprana, 27% de los menores de cinco años reciben una evaluación oportuna sobre su neurodesarrollo y solamente uno de cada tres niños tiene la posibilidad de cursar el preescolar, de acuerdo con la organización no gubernamental Save the Children.

En México, 50% de los menores de cinco años reciben castigos y violencia como práctica normalizada de crianza.

El Centro de Primera Infancia de la Universidad de Stanford han identificado que, cuando los padres o los cuidadores principales ejercen violencia física o sexual sobre sus hijos dentro de casa, se provoca traumas similares a los que experimentan los menores en condiciones de orfandad.

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Autor

Delia Angélica Ortiz