José Amorós, ganador del Premio Rómulo Garza 2023, recopiló los datos de más de 15,000 personas dentro del periodo de 2013 a 2017 en países de América Latina para un estudio que concluyó que la fragilidad de los gobiernos de la región influyen en la creación de emprendedores por necesidad.
En el estudio Necessity or Opportunity? The Effects of State Fragility and Economic Development on Entrepreneurial Efforts, Amorós y su equipo explicaron cómo cuando un Estado es considerado frágil, deja de cumplir adecuadamente con sus roles, especialmente el garantizar los derechos básicos de los ciudadanos como salud, educación y vivienda y cómo eso repercute en el sistema emprendedor.
El decano asociado de Facultad de EGADE Business School, también destaca la necesidad de medidas de política pública para mejorar la actividad emprendedora de ciudadanos de más de 50 años de edad, particularmente en lo que concierne a la implementación de programas que faciliten estas oportunidades a la par del involucramiento de la población civil.
“México es un laboratorio ideal para entender este tipo de fenómenos en donde vemos cómo la polarización política repercute en el panorama económico y en el nivel individual de estos emprendedores”, reflexiona el académico.
Emprendimiento por necesidad y empredimiento senior en América Latina
Como consecuencia de la carencia de un gobierno efectivo, otras instituciones comúnmente informales e incluso grupos criminales, asumen estas funciones, lo que ha sido una situación particular para poblaciones como la de África y América Latina.
Un ejemplo de esta situación sucede actualmente en Haití, de acuerdo con Amorós, en donde la falta de un gobierno efectivo ha llevado al control a grupos no Estatales. Dicha fragilidad contrasta con gobiernos de otros países como los del modelo nórdico, en donde se suele garantizar el bienestar de la población.
Mercados laborales que oscilan entre los niveles de formalidad, gobiernos que enfrentan una fuerte presión sobre sus sistemas de bienestar social debido a una gestión de fondos inadecuada, así como el envejecimiento de su población, son factores que han dado paso a una mayor cantidad de emprendedores en sus “años de plata”.
Estos emprendedores seniors, señala José Amorós, usualmente son jubilados que obtienen pensiones insuficientes que se ven a su vez en riesgo constante de la exclusión social debido a su edad y forzados a crear emprendimientos que, si bien no es algo negativo, es preferible que lo hagan a partir de un ecosistema de oportunidad.
“La realidad es que no hay gobiernos perfectos, pero el Estado tiene la obligación de garantizar las condiciones mínimas para que su población, sobre todo para que grupos vulnerables como estos, puedan emprender porque así lo desean y no para subsistir”, señala.
La tirada del institutional entrepreneurship
Si bien la visión de Amorós presenta un enfoque hacia un tipo de esquema top-down, donde el gobierno toma un rol activo en la creación de oportunidades para emprendedores mayores a partir de programas e institutos que alimenten el ecosistema emprendedor, también asegura que las soluciones bottom-up son factibles y necesarias.
Esta alternativa paralela se basa en el hecho de que en América Latina el liderazgo del gobierno puede resultar altamente cambiante dependiendo de la figura política en turno: casos como el de Brasil con la transición entre Bolsonaro a Lula o la nueva Argentina de Javier Milei.
Considerando estas particularidades, son las instituciones y los mismos emprendedores a partir de la cultura de la sociedad civil las que toman un rol de liderazgo. Se trata de un fenómeno que en este caso se le puede considerar un tipo de institutional entrepreneurship.
En dicha jugada los emprendedores logran institucionalizar ciertas prácticas que benefician el desarrollo mutuo y, consecuentemente, esto va generando cierto nivel de desarrollo que incluso puede culminar en un cambio en la regulación, formalizando o legalizando ciertas prácticas.