Según el Consejo de Empresas Globales, el nearshoring podría incrementar la productividad laboral en México entre un 15% y 30% para el 2030.
El fenómeno del nearshoring consiste en atraer las líneas de producción a lugares más cercanos al cliente final.
Países como Estados Unidos −que importan desde Asia− pueden fortalecer sus líneas de producción y logística obteniendo insumos de plantas cercanas a sus fronteras, como, por ejemplo, en México.
En una entrevista con Osmar Zavaleta, decano Asociado de Investigación en la Escuela de Negocios y EGADE del Tec de Monterrey y Roberto Durán, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec, ambos explican las posibilidades del nearshoring para México.
En el fondo de este cambio, según Zavaleta y Durán, se encuentra un aumento significativo en los costos laborales de China, junto con la reconfiguración de cadenas de valor tras la pandemia, que mostró una fragilidad en las líneas de suministro de las empresas.
“Algunas empresas lo que han dicho es ‘hay una manera de poder crear más resiliencia dentro de la economía si repensamos las cadenas de valor’ y en lugar de estar produciendo al otro lado del mundo, tener cadenas más cortas dentro del mismo hemisferio”, señaló Durán.
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Un epicentro de oportunidad para el nearshoring en México
El atractivo de México dentro del nearshoring radica en una ubicación estratégica, particularmente, los estados del norte del país, por su cercanía con Estados Unidos.
Estados como Nuevo León, Coahuila y algunas otras regiones industrializadas como el centro del país y el bajío, están alzándose como polos de atracción para empresas que buscan relocalizar sus operaciones.
Una de las ventajas del país es que acumula experiencia en exportaciones y tratados comerciales como el T-MEC entre México, Canadá y Estados Unidos, así como una infraestructura industrial desarrollada.
Esto no significa que todas las fábricas están abandonando los países asiáticos para relocalizarse en México, pero sí ocurre que nuevas líneas de producción se están estableciendo en diversos lugares para diversificar riesgos.
“México de alguna manera tiene una ventaja al ser la octava economía con más tratados comerciales internacionales, con más de 50 países y que abre un mercado potencial de 1,500 millones de consumidores”, explicó Zavaleta.
Más que una maquila, ¿cómo afecta a México el nearshoring?
Uno de los principales riesgos de formar parte de la cadena de suministro de regiones desarrolladas como Estados Unidos, es el solamente ser una “armadora” de un producto final, sin generar nuevo conocimiento y obteniendo solo ganancias monetarias, pero no un desarrollo científico o tecnológico.
Zavaleta y Durán explican que el nearshoring, como está configurándose actualmente podría no solo mejorar las condiciones económicas y crear empleos, sino también fortalecer ecosistemas en donde participan gobiernos, industrias y entidades educativas para propiciar la innovación, desarrollo tecnológico y la transferencia de tecnología.
El impulso y creación de políticas industriales que vayan propiciando el desarrollo de estas áreas, así como de otros estados de México menos desarrollados industrialmente como la región sureste, pueden jugar un papel fundamental en el desarrollo del país.
“Creo que es un buen momento para ir planeando de manera apropiada como impulsar un crecimiento equilibrado de estos ecosistemas. Por ejemplo hay regiones donde el agua no es un problema, pero no tienen industria, y otras donde existe la industria pero hay escasez de agua”, añade Zavaleta.
Un caso de mejora que menciona el profesor, es el del mismo sector industrial en China, que después de entrar a la Organización Mundial del Comercio en el año 2000, vio un crecimiento del promedio por empleado en el sector manufactura, de menos de 500 dólares por persona al año, hasta los 7,000 en la actualidad.
Nearshoring, una oportunidad en ciencia, investigación, innovación y educación
La generación de conocimiento es otra de las oportunidades del nearshoring en México.
Por ejemplo, el Tec de Monterrey junto con otras instituciones educativas y de investigación, así como industrias y niveles de gobiernos, han realizado proyectos para eficientar las cadenas de valor en el país.
Un claro ejemplo es el Core Lab de Manufactura Aditiva del Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing, un espacio enfocado en el diseño y fabricación de materiales para la industria, usando manufactura aditiva y en donde participan empresas y academia en el desarrollo de prototipos, insumos e investigaciones en conjunto.
De igual manera, desde la Escuela de Negocios del Tec se creó un grupo multidisciplinario para crear un reporte sobre el Nearshoring que será publicado a manera de libro con propuestas y trabajos en conjuntos realizados con instancias como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Asimismo, Durán y Zavaleta señalan que constantemente participan en foros en conjunto entre la Escuela de Negocios, la Escuela de Gobierno y el Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing donde presentan los resultados más importantes de las investigaciones en el tema.
“Si me preguntas si el nearshoring puede ser la moneda de cambio que ayude a desarrollar al país, te diría que no lo sé a ciencia cierta. Entran en juego factores como una voluntad política fuerte, mucha dirección a nivel de gobierno, alianzas con empresas y universidades. Tenemos mucho trabajo por hacer”, finalizó Zavaleta.