EN

|

ES

Buscar

Gerardo García-Rivas, redefiniendo la cardiología

El trabajo del investigador, recientemente galardonado, está impactando al identificar un nuevo patrón de enfermedad cardiovascular y abre la puerta a tratamientos más efectivos.
Hombre de mediana aedad, con bigote, parado en medio de un laboratiorio
“Sentarte en un laboratorio que está junto a un médico clínico que busca resolver el problema de un paciente, te cambia la realidad como investigador”, asegura Gerardo García-Rivas. (Foto: Alejandro Salazar | TecScience)

En su laboratorio en el Hospital Zambrano Hellion, rodeado de papeles y libros apilados con meticuloso desorden, Gerardo García-Rivas habla sobre cómo ha crecido su laboratorio en los últimos 17 años. Viste un traje azulado de tres piezas sin corbata y, mientras conversa, no se queda quieto. Observa su laboratorio a través de sus gafas color vino tinto y también cuenta de otros gustos por cocinar y comer, la conversación y la música.

Su trayectoria es testimonio de la importancia de la mentoría en la ciencia. Desde sus primeros días en el Instituto Nacional de Cardiología hasta su actual posición como director de investigación traslacional de TecSalud y líder de una de las unidades del Institute for Obesity Research del Tec de Monterrey, cada etapa de su carrera ha estado marcada por mentores que han moldeado su visión. 

Recientemente galardonado con el premio Maximiliano Ruiz Castañeda de la Academia Nacional de Medicina, su trabajo está redefiniendo las preguntas relevantes de las enfermedades cardiovasculares.

El estudio reconocido aborda uno de los desafíos más apremiantes en la salud mexicana actual: el surgimiento de un nuevo tipo de enfermedad cardiovascular. 

Esta investigación, que tomó cuatro años completar, examina cómo dos tendencias demográficas —el envejecimiento de la población y el aumento en la obesidad— están cambiando dramáticamente el panorama. El hallazgo más significativo es la identificación de un nuevo patrón de enfermedad cardiovascular que afecta principalmente a mujeres con obesidad y diabetes, muy diferente al perfil tradicional del paciente cardiaco (típicamente hombres fumadores e hipertensos). 

Esta distinción es crucial al explicar por qué los tratamientos convencionales a menudo fallan en estos nuevos casos, abriendo la puerta a la búsqueda de terapias más efectivas para esta población creciente de pacientes.

Hombre sosteniendo un diploma, frente a una estatua de Hipócrates
La investigación de Gerardo García-Rivas fue reconocida con el premio Maximiliano Ruiz Castañeda de la Academia Nacional de Medicina (Foto: Cortesía)

Cuando estabas empezando tu carrera, ¿te imaginaste en algún momento llegar a la élite de investigadores?

Yo soy muy, muy activo. No me detengo y, cuando era joven, no cabía en mi personalidad reflexionar qué es lo que esperaba del futuro. Estaba más interesado en el día a día: en que pudiéramos montar un laboratorio, que los experimentos funcionaran y que las preguntas que tomáramos fueran suficientemente relevantes para interesar a los organismos de financiamiento que nos permitieran seguir avanzando. Mi visión ha sido generar conocimiento, aportaciones y a partir de ahí las cosas se han ido dando. 

Siendo tan joven, ¿qué parte te atraía de este trabajo?

Desde muy niño me di cuenta que lo que me interesaba eran las cosas de la vida, los microscopios, la germinación de las semillas. Mi papá es médico y mi mamá fue muy cercana al área biológica así que en mi casa se hablaban de esos temas todo el tiempo. De manera natural nos inclinamos hacia carreras médicas: mi hermano psiquiatra y mi hermana odontóloga. 

A los 17 años ya estaba en un laboratorio estudiando problemas del metabolismo en el corazón y esto hizo que me enfocara muy tempranamente en mi carrera. Me gradué del doctorado a los 24 y a esa edad ya era investigador postdoctoral en Estados Unidos. A los 28 me contrataron en el Tec como profesor. 

¿Te sentías preparado a los 28?

Absolutamente no. Lo que tenía era un montón de ganas. Un par de años después de que me incorporé al Tec, llegó Guillermo Torre como rector de TecSalud. Como él se dedicaba a la fisiología de la insuficiencia cardíaca tuve la suerte de que podíamos discutir mucho y de una manera muy horizontal. Siempre hemos trabajado en forma muy colaborativa y en esos primeros años en los que me sentía muy incierto sobre el futuro, Guillermo fue una luz que me permitió ver un punto para caminar.

Hombre de mediana edad, con bigote y lentes, con traje azul cruzado de brazos.
“La investigación puede ser una pasión tan fuerte que arrasa con muchas otras cosas pero encontrar el equilibrio es algo que también se aprende”. (Foto: Alejandro Salazar | TecScience)

Más Allá del Laboratorio

Sus días se dividen entre sus dos roles en el Tec de Monterrey. Como director de investigación traslacional en TecSalud, evalúa y guía proyectos que tienen el potencial de impactar directamente en la salud de los pacientes, analizando desde la viabilidad de nuevos dispositivos médicos hasta el potencial de moléculas prometedoras, siempre considerando aspectos regulatorios y de mercado. 

Paralelamente, lidera la unidad de Medicina Experimental en el Institute for Obesity Research, donde coordina un equipo dedicado al desarrollo de nuevos medicamentos y blancos terapéuticos. 

A pesar de estas responsabilidades administrativas, mantiene un compromiso fundamental con la formación de nuevos investigadores. 

¿Qué representa para ti ese tiempo semanal que dedicas a tus alumnos?

La reputación de un laboratorio depende de la calidad de los resultados, de la fuerza del trabajo y las preguntas que se hagan. Los miércoles me tomo al menos cuatro horas para revisar los resultados, desde el estudiante de pregrado hasta el investigador postdoctoral que está por terminar un manuscrito. 

Es un momento también muy didáctico porque los estudiantes jóvenes ven cómo presentan los mayores y reconocen cómo es la crítica de los investigadores con más experiencia y la toman en cuenta para las siguientes presentaciones. 

Estar tres o cuatro horas encerrado discutiendo resultados de múltiples personas puede ser cansado pero es la forma en la que me aseguro de la calidad del trabajo de nuestro grupo de investigación.

 Y fuera de todo esto, ¿en tu vida personal?

En el laboratorio soy muy exigente y extremadamente disciplinado. Por fuera soy completamente bohemio y me gusta mucho socializar, organizar reuniones. Dedico mucho tiempo a la cocina: me gusta cocinar y comer, el vino, la conversación y la música. 

Me gusta que mis estudiantes me conozcan en ese ambiente social, a veces puedo invitar a algunos profesores o alumnos un sábado a disfrutar una comida, una cata de vino, donde siempre hay una risa, una anécdota. Ellos saben que su salud mental y física, así como la relación con su familia o su estado emocional es prioritario. 

El Poder de la Mentoría

En el desarrollo de la ciencia, los mentores juegan un papel fundamental en moldear no sólo el rigor metodológico sino también la visión y el alcance de la investigación. A través de diferentes etapas de su carrera, los mentores han sido clave para formar un estilo de investigación de García-Rivas que combina la excelencia científica con la relevancia clínica.

Mencionaste a Guillermo Torre, ¿qué otros mentores han sido importantes en tu carrera y cuáles fueron las lecciones que te impartieron?

En el Instituto Nacional de Cardiología, Cecilia Zazueta y Edmundo Chávez Cosío tenían un grupo de investigación extremadamente duro en cuanto a los datos, la revisión, la expectativa y el diseño de experimentos. Ellos me enseñaron que la investigación puede ser muy bella si te dedicas a resolver preguntas fundamentales, sin buscar necesariamente una aplicación comercial inmediata. Esa fue la primera piedra: trabajo profundo, rigoroso y respeto por las implicaciones de los hallazgos.

El segundo definitivamente, Guillermo Torre, que me hizo que las preguntas fundamentales que tenía se convirtieran aspectos que realmente estaban en la preocupación del médico. El hecho de sentarme en un laboratorio al lado de un médico clínico que busca resolver el problema de un paciente, te cambia la realidad como investigador. Guillermo es una persona que me ha enseñado a ver muy lejos. 

En la última parte de mi entrenamiento, el Doctor Marco Rito ha sido muy importante. Tuve la suerte de empezar a colaborar con él en el Institute for Obesity Research y con él aprendí los procesos administrativos, la organización del tiempo, aprendí a priorizar, a ser ejecutivo, liderear un equipo. Con Marco ha sido ver que todo lo podemos alcanzar si tenemos los pies bien puestos sobre la tierra y vamos trabajando.

¿Qué le dirías a un joven investigador sobre la importancia de tener mentores?

Que es la forma que mejor funciona para aprender. Si tú no ves cómo se conduce un investigador con disciplina, con resiliencia, con la búsqueda de recursos la formación va a ser distinta. Yo tuve la suerte de vivirlo y no solamente en el aspecto profesional y he ido tomando algo de cada uno de mis mentores. 

Considero fundamental que la mentoría vaya más allá de lo académico y eso es algo que tampoco te dicen tanto. Un buen investigador además tiene que ser una buena persona. 

La investigación puede ser una pasión tan fuerte que arrase con muchas otras cosas pero encontrar el equilibrio es algo que también se aprende. Para mí ha sido fundamental el tener mentores que estén dispuestos a compartir su conocimiento, pero también su vida. Estar en la búsqueda de un mentor que cumpla con los valores personales, con la forma de visión de vida que cada quien tiene, es para mí muy importante.

Varias fotos de trabajo de investigadores
Fotos personales de Gerardo García-Rivas en distintos momentos: en sus primeros años en el Tec, con colegas departiendo en un espacio más social, en el Instituto de Cardiología y en la última imagen, al lado de Guillermo Torre, rector de TecSalud y uno de sus mentores. (Foto: Cortesía)


¿Te interesó esta historia? ¿Quieres publicarla?  Contacta a nuestra editora de contenidos para conocer más marianaleonm@tec.mx

Notas relacionadas
Videos

¿Te gustó este contenido? ¡Compártelo!

Autor

Picture of Nuria Márquez Martínez