Parecería que todo el mundo está hablando sobre los nuevos medicamentos para combatir la obesidad, como Ozempic. Sin embargo, se necesita de un enfoque sistémico para que puedan, realmente, ayudar a resolver esta problemática.
En los últimos tres años, han salido al mercado dos sustancias −la semaglutida y tirzepatida− que pueden ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre y resultar en una pérdida de peso de hasta 14% o 20%.
Las sustancias imitan la acción de hormonas que nos ayudan a retardar el movimiento de la comida por el estómago, así como regular el apetito y la saciedad, reduciendo antojos de ciertos alimentos.
Esto las ha colocado como medicamentos prometedores que podrían ser una de las mejores herramientas para reducir la carga del sobrepeso y la obesidad.
“Son las últimas novedades en el mercado de una larga serie de medicamentos contra la obesidad”, dijo Veronika Wirtz, profesora e investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, pero “no existe una píldora mágica”, expresó.
A pesar de ello, de acuerdo con la investigadora, el que sean el mejor instrumento es un mito y los países deben ser muy cuidadosos al incorporarlas a sus esquemas de tratamiento, pues todavía presentan muchos riesgos.
Durante su ponencia en el Congreso Internacional de Investigación sobre Obesidad, Wirtz dijo que la semaglutida −comercializada con el nombre Ozempic o Rybelzus− tiene efectos secundarios frecuentes como la náusea, los vómitos y la diarrea.
También, en casos graves, puede causar pancreatitis, insuficiencia renal aguda y cáncer de tiroides.
Como aún no existe un esquema de comercialización y distribución adecuado, se suma la amenaza de productos falsificados que dicen ser semaglutida, pero no lo son, y pueden tener efectos secundarios graves.
Recientemente, la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos incautó miles de unidades de una de estas falsificaciones.
“Necesitamos una perspectiva de salud pública para abordar la obesidad de una forma más sistémica y que estos medicamentos sean usados de forma segura”, dijo la experta.
Se necesita una perspectiva de salud pública integral
A los riesgos asociados con los efectos secundarios y la falsificación se suma el de las inequidades en el acceso a estos medicamentos.
El costo de la Tirzepatida, por ejemplo, asciende a alrededor de los 15,000 dólares (aproximadamente 250,000 pesos) al año.
“Necesitamos estrategias que consideren la seguridad, calidad, el uso apropiado, el financiamiento, la adquisición y la gobernanza de estos medicamentos”, explicó Wirtz.
Además, se debe buscar una visión integral, donde no se ponga el énfasis en la conducta individual de las personas, si no en su entorno.
Esto es especialmente importante para los determinantes comerciales, que son las actividades del sector privado −como compañías de comida rápida− que impactan en la salud pública.
“Las cadenas de distribución de la comida chatarra son mucho más sofisticadas y extensas que las de frutas y verduras”, dijo la investigadora.
Por ello, es necesaria una atención centrada en el liderazgo político y en el fortalecimiento de las instituciones, esto no solo ayudará a alcanzar soluciones multidisciplinarias sino que creará las condiciones para que estos nuevos medicamentos realmente aporten.
TikTok y el uso de Ozempic
Sobre el uso de las nuevas y prometedoras sustancias, la investigadora enfatizó la necesidad de negociar los precios y regular la distribución, así como la promoción de su uso.
“El que Ozempic sea recomendado en TikTok habla de una ausencia de esta regulación”, dijo Wirtz.
Para abordar el tema de la influencia de las redes sociales en la toma de decisiones de los individuos y su relación con estas nuevas medicinas, un grupo de investigación del Institute for Obesity Research (IOR) y la Universidad de Boston se dio a la tarea de analizar videos de TikTok.
Uno de sus objetivos era estudiar la calidad de la información proporcionada por estos videos sobre medicamentos para tratar la obesidad, como Ozempic.
“En resultados preliminares encontramos que los videos tienen una baja calidad de información, el enfoque principal es la pérdida de peso y se están minimizando los riesgos”, dijo Abril Campos, profesora investigadora de la Unidad de Políticas Públicas del IOR y una de las líderes del proyecto.
La promoción de estas medicinas en TikTok toma una gran relevancia ante el número de visitas que tiene cada uno de estos videos, que llega a alrededor de 70,000.
Por ahora, los resultados sugieren que deben tomarse medidas para evitar que la comunicación en redes sociales incité a las personas a tomar Ozempic sin un seguimiento médico.
“Desde la pandemia vimos cómo las redes sociales pueden ser un espacio para la formación de preferencias de los consumidores”, dijo Campos.
Para Wirtz, México tiene el potencial de ser uno de los líderes en combatir el sobrepeso y la obesidad, pero los medicamentos solo son una pieza del rompecabezas.
¿Te interesó esta historia? ¿Quieres publicarla? Contacta a nuestra editora de contenidos para conocer más marianaleonm@tec.mx