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Pablo Kuri: estamos seguros de que habrá una nueva pandemia

Estuvo a cargo de la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud el sexenio pasado. Nos explica cómo podemos prepararnos contra nuevas enfermedades.
imagen del funcionario público Pablo Kuri
Todos somos responsables del autocuidado de la salud, dice Kuri. "Por más epidemiología y política pública que haya, si uno no toma decisiones personales, de familia y de grupo social para evitar ciertos riesgos que son absolutamente innecesarios y conocidos, pues no hay forma de evitar desenlaces fatales". (Foto: Alejandro Salazar/TecScience)  

Pablo Kuri Morales es médico cirujano y epidemiólogo. Trabajó como funcionario público por más de 30 años y usó su conocimiento para fortalecer el sistema de salud pública en México y responder ante distintas emergencias.  

Fue director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, director general de Epidemiología, así como Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.  

Formó parte del grupo de expertos que, en 2009, coordinó la respuesta ante la pandemia de influenza AH1N1. Fue representante de México en la Iniciativa Global de Seguridad en Salud (G7) por 15 años y ha respondido ante amenazas como el ántrax, dengue, cólera y otras enfermedades infecciosas. 

Ahora, Kuri Morales trabaja ahora como director del proyecto OriGen del Tec de Monterrey, el cual busca secuenciar el genoma de 100,000 mexicanos en 17 ciudades del país.

En entrevista con TecScience, recuerda los momentos más importantes de su carrera, reflexiona sobre la importancia de la epidemiología y cómo puede ayudarnos a prevenir futuras pandemias.

“Hay cuatro cosas que, si hiciéramos, bajarían el riesgo de muertes a nivel poblacional: comer bien, hacer ejercicio, no fumar y usar el cinturón de seguridad”.   

Pablo Kuri: la epidemiología importa

¿Qué es la epidemiología y por qué importa? 
 
Dicen por ahí que la epidemiología es la esencia de la prevención. La definición clásica la señala como el estudio de los factores de riesgo y los determinantes de la salud y la enfermedad en las poblaciones. 

A diferencia de la medicina clínica, cuya herramienta clásica es el estetoscopio, y en la ciencia básica el microscopio, en la epidemiología la herramienta es la estadística.

Por ejemplo, la decisión de si incluyes o no una vacuna debería de estar basada en la información epidemiológica que hay sobre los beneficios o los riesgos en la población. Hoy, las decisiones a nivel global que se han tomado respecto al Covid-19 están sustentadas en información epidemiológica  

¿En qué está enfocando tu trabajo en la actualidad? 

Una de las cosas que estoy haciendo dentro del Tec de Monterrey es dirigir un proyecto extraordinario, el proyecto oriGen. Es epidemiología, porque vamos a reclutar a 100,000 mexicanos para, después, hacer análisis a poblacionales y poder llegar a lo que se llama medicina de precisión. Nos va a permitir saber, por ejemplo, dependiendo de tus características genéticas, cuál es el medicamento o la dosis que mejor se acomoda a tu condición genética. Esa es la parte que, como epidemiólogo, ocupa la mayor parte de mi tiempo y −además− la que más me apasiona. 

También soy asesor, para algunas empresas, de respuesta ante la pandemia de Covid-19, oriento de acuerdo a mi conocimiento y experiencia previa.

¿Qué sucesos han marcado tu carrera como epidemiólogo? 

Durante 30 años fui funcionario público. En esos 30 años me tocaron varias cosas que, considero, son hitos en la salud pública.

Primera: la encomienda con la que empecé fue hacer el sistema de vigilancia epidemiológica de las adicciones en 1990, cuando no eran un problema como el que es ahora.  

Después, me tocó modernizar el sistema de vigilancia epidemiológica en general, en 1995, también participé en la introducción de varias vacunas al esquema de vacunación, por ejemplo, la del neumococo, la neumonía y, después, la del virus del papiloma humano 

Desarrollé, junto con un equipo, el programa de urgencias epidemiológicas y desastres, que −además− me encantaba, porque implicaba mucho trabajo de campo. No sé si lo sigan haciendo, pero ante situaciones de desastres naturales iba siempre gente del área de salud, justamente a controlar brotes epidémicos. 

Cuando sucedieron los ataques del 9/11, comenzó a hablarse del ántrax y del bioterrorismo. Bueno, yo tuve el privilegio de representar a nuestro país durante 15 años en un grupo que se creó por iniciativa de los Estados Unidos que se llamaba el G7, el club de los países más poderosos que son Alemania, Estados Unidos, Japón, Francia, Inglaterra, Canadá e Italia y sumaron a México, por un tema seguramente geopolítico. Una de las cosas que se decidió fue hacer la preparación para una pandemia de influenza, te estoy hablando de 2003 y finalmente la pandemia de influenza llegó en 2009.  

He tenido que liderar equipos para evitar brotes por dengue, o por cólera, que en 2013 tuvimos uno en la Huasteca Hidalguense y estuvimos viendo cómo mitigar y cortar este brote. 

Entonces, me ha tocado de todo, enfermedades crónicas, enfermedades infecciosas o ser profesor titular de la residencia en epidemiología clínica durante una década. 

La pandemia de Covid-19

Desde una perspectiva epidemiológica, ¿qué hubieras hecho para enfrentar la pandemia o hubieras actuado de la misma forma? 
 
Yo creo que es una pregunta muy complicada por una razón. Para empezar, el Covid-19, es una enfermedad 100% nueva que no sabíamos al inicio cómo se comportaba. Yo lo que sí creo es que la toma de las decisiones en salud pública se tiene que hacer con base en la evidencia científica y si la evidencia va cambiando, pues uno tiene que cambiar las decisiones. Pongo un ejemplo, al principio de la pandemia, incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) decía que el uso del cubrebocas no era muy útil, pero, después, hubo suficiente evidencia que demostró que el uso del cubrebocas, antes de que empezaran las vacunas era (y sigue siendo) una de las medidas más efectivas para evitar la transmisión.  

 
¿Qué podemos hacer para prevenir una futura pandemia? 

Algo que es bien importante para las pandemias es el concepto de una misma salud. No podemos pensar que la salud de los animales y la salud humana están divorciadas, de hecho, están súper ligadas y deberíamos de abordarlas de manera paralela, conjunta y coordinada. La mayor parte de las enfermedades infecciosas de los seres humanos fueron, primero, de animales y luego brincaron entre especies y llegaron a nosotros, y, de hecho, nosotros hemos contagiado también a algunos animales.  

El concepto de una salud a lo que invita es a que la vigilancia epidemiológica no solo se haga en poblaciones humanas, sino también en poblaciones animales

Pero también −de una vez te lo digo− la probabilidad de que haya una nueva pandemia es 1, esto quiere decir que, seguro, va a haber una nueva pandemia. ¿De qué? No sabemos. ¿Cuándo? No sabemos. Pero de que va a haber otra pandemia, va a haber otra pandemia.  

Ser responsables

Sabiendo esto, ¿cómo podemos prevenir los ataques a animales silvestres? 

Mira, el peor enemigo de la salud y de la política pública es el desconocimiento y la estigmatización. Por ejemplo, con la llamada gripa del pollo ya nadie quería comer pollo, pero la gente no sabe que cuando hay un brote de influenza en pollos, los pobres pollos se ponen muy mal [físicamente], entonces es imposible que te los comas. Además, no se transmite por comer carne de pollo, se transmite por las secreciones de los pollos, ya sea su saliva o su orina. 

O, por ejemplo, los murciélagos. Ya andaban acabando con todos los murciélagos por unos casos de rabia transmitida por murciélagos en Oaxaca. Eso es un error, lo que hay que hacer es evitar la convivencia de los murciélagos con los niños; acabar con una colonia de murciélagos le pega a la ecología de los lugares.  

No hay que olvidar que, a pesar de todo lo que hemos hecho los humanos para acabar con el medio ambiente, sigue habiendo equilibrios entre los animales, las plantas, el agua, la atmósfera, el medio ambiente y nosotros. 

Estigmatizar animales porque hay enfermedades que vienen de ellos, pues no es culpa de ellos, es culpa de nosotros por andar conviviendo con animales cuando no deberíamos, o por andar conviviendo de manera masiva cuando hay riesgo. 

¿Qué te gustaría decirles a las personas con base en tu experiencia como epidemiólogo? 

Todos somos responsables del autocuidado de la salud, por más epidemiología y política pública que haya, si uno no toma decisiones personales, de familia y de grupo social para evitar ciertos riesgos que son absolutamente innecesarios y conocidos, pues no hay forma de evitar desenlaces fatales.  

Hay una cosa importante que es la percepción de riesgo. Con Covid-19, cuando salieron las vacunas la gente hasta se peleaba por ellas porque el riesgo era inmediato.

Sin embargo, tú a alguien le dices que no fume porque puede darle cáncer de pulmón dentro de 20 o 30 años va a decir, «ay, pues de aquí a que me dé, pues mejor fumo», porque el riesgo no es inmediato. 

Gracias a la epidemiología hoy en día ya sabemos con toda seguridad que hay muchas cosas que afectan a las poblaciones y muchas otras que las podrían ayudar. Hay cuatro cosas que si hiciéramos bajaría el riesgo de que hubiera muertes a nivel poblacional: comer bien, hacer ejercicio, no fumar y usar el cinturón de seguridad.  

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber