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Drones e Inteligencia Artificial para combatir la deforestación

Alrededor del mundo, distintos grupos de científicos usan esta tecnología para aumentar la vegetación.
fotografía de un dron en vuelo sobre montañas
La información gráfica capturada permite generar las coordenadas en donde se van a dispersar las semillas. (Foto: Getty Images)

En México, la deforestación es uno de los principales problemas ambientales. De acuerdo con el informe Estimación de la tasa de deforestación bruta en México de la Comisión Nacional Forestal, en nuestro país, perdemos 166,337 hectáreas de vegetación cada año, lo cual nos coloca entre los primeros lugares con este problema a nivel mundial.

La solución requiere de un enfoque multifacético, donde la reforestación juega un papel central.

Alrededor del mundo, distintos grupos de científicos han utilizado drones e Inteligencia Artificial para aumentar el éxito de esta estrategia.

De hecho, los drones pueden ser programados para analizar el terreno sobre el que vuelan y, con sus cámaras, capturan imágenes de las zonas que han sido deforestadas. También lanzan las semillas en lugares de difícil acceso con la esperanza de que germinen.

“Estas tecnologías pueden ayudarnos a entender mejor los ecosistemas que tenemos”, dice Rafael Lozoya-Gamez, profesor investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey.

Agricultura de precisión: cómo se usan los drones

A lo largo de su carrera, Lozoya-Gamez se ha especializado en la automatización y control de la Inteligencia Artificial (IA) para su uso en la agricultura de precisión, una práctica que busca mejorar la productividad agrícola y disminuir su impacto ambiental.

Para la reforestación, los drones se pueden utilizar en múltiples pasos. El primero es programarlos para analizar el terreno y encontrar con su cámara zonas que han sido deforestadas. En ocasiones, estas se encuentran en terrenos difíciles y peligrosos de navegar para un humano, por lo que ofrecen una alternativa segura.

Después de analizar el terreno, utilizando programas de IA, se encuentran las coordenadas en donde se van a dispersar las semillas. Generalmente, las semillas utilizadas reciben un tratamiento especial en el laboratorio que facilita que germinen sin ser enterradas y disuaden a los roedores, aves y otros animales de comérselas.

Una vez que se han programado las coordenadas, el dron es cargado con un dispensador de semillas que suelta un número determinado de estas en puntos estratégicos, previamente seleccionados.

Además, la IA, permite analizar la efectividad de la misión. “Se les van dando seguimiento a las semillas para ir viendo si están creciendo los brotes de los árboles o no”, dice Lozoya-Gamez.

Empresas innovadoras

Los drones también pueden utilizarse en la reforestación masiva, como promueve la startup australiana AirSeed Technology que ofrece octocópteros (un dron con ocho hélices) equipados para disparar 40,000 semillas al día.

Esta tecnología es 25 veces más rápida que las técnicas convencionales de reforestación y 80% más económicas, de acuerdo con datos de esa empresa.  

En 2021, la oficina en Australia del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), hizo una alianza con AirSeed para utilizar sus drones sembradores y lograr que germinen y crezcan 100 millones de árboles para 2024.

La organización ambientalista decidió que los drones sembradores podían colaborar en una reforestación que se considera titánica, luego del llamado “Verano Negro” de 2019-20, cuyos incendios cobraron la vida de 34 personas y calcinaron más de 186,000 kilómetros cuadrados de terrenos, de los cuales 70% eran bosques.

Pros y contras de reforestar con drones

Como con cualquier tecnología, utilizar drones e inteligencia artificial para reforestar tiene sus ventajas y desventajas.

Entre sus características positivas, los especialistas señalan:

  • Identifican zonas afectadas por la deforestación de forma segura y eficiente, localizando con mucha precisión qué lugares necesitan árboles.
  • Tienen mayor alcance, ya que sobrevuelan terrenos peligrosos de navegar para el ser humano.
  • Requieren de menos personas para realizar la reforestación.
  • Dispersan cientos de semillas en pocos minutos.

Entre sus contras, los expertos mencionan:

  • La duración de vuelo de los drones en la actualidad es de 15 a 20 minutos, un tiempo corto en comparación con las horas que puede pasar un humano reforestando.
  • La semilla no es enterrada, por lo que puede ser consumida por roedores, aves y otros animales del bosque, aún con el tratamiento de laboratorio.
  • La eficiencia es baja, ya que de cada 100 semillas que se lanzan, menos de 10 logran germinar.
  • Pueden interferir con el vuelo de animales voladores como aves, insectos o murciélagos y a su vez pueden ser atacados por aves.

Reforestar, más que solo sembrar árboles

La deforestación incide en que el cambio climático se agrave, el suministro de agua disminuya, el suelo se degrade, la calidad del aire empeore, los ecosistemas se fracturen y la biodiversidad se reduzca, advierten científicos y organizaciones ambientalistas.

Entre las causas principales de este problema están el incremento de la actividad agrícola y ganadera, la tala ilegal, los incendios forestales, la expansión de áreas urbanizadas, así como las plagas y enfermedades de los árboles.

Integrante y líder de los proyectos de reforestación con drones en el Tec de Monterrey, Lozoya-Gamez advierte que reforestar es mucho más que solo sembrar muchas semillas de árboles. 

Aunque la reforestación se ha realizado a partir del conocimiento empírico, heredado de distintas culturas, también se requiere información precisa sobre la cantidad de árboles, la humedad y los nutrientes del suelo, así como datos de la temperatura y de las precipitaciones.

“La tecnología tiene una gran aplicación en este tipo de actividades y creo que se puede hacer mucho”, comenta el investigador.

Lograr que la reforestación sea aún más efectiva requiere de sembrar especies de árboles y plantas estratégicas que sirvan para regenerar los ecosistemas dañados, explica Lozoya-Gamez. 

“Es volver a crear un ecosistema que existía y albergaba una gran diversidad”, dice.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber