Cuando María Gabriela Ortiz, ganadora del Premio Mujer Tec 2022 en la categoría #She4She, salió de la preparatoria y le dijo a su papá que estudiaría ingeniería química, él le respondió que esa era una carrera para hombres. Pero –como ella misma dice– «fue rebelde» y siguió adelante; en 1992 egresó de la carrera, en Ciudad Madero.
Tres décadas después, María lamenta que este tipo de mitos sigan obstaculizando el camino de las mujeres en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
Desde 1994, trabaja en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec en donde fue la primera mujer en ocupar el puesto de directora de Carrera de Ingeniería en Desarrollo Sustentable y la directora del Departamento de Ingeniería Química.
Opina que es compatible estar casada, ser mamá y hacer ciencia. Ahora, busca que más mujeres pierdan el miedo y se animen a dar el siguiente paso.
Por dos años lideró la iniciativa MIC: Mujeres en Ingeniería y Ciencias para fortalecer la participación femenina en STEM en el Tec de Monterrey.
También ha liderado la iniciativa Xignux Challenge para el desarrollo de proyectos en favor del medio ambiente, y el programa Women Mentoring in STEM, dirigido a mujeres jóvenes de educación media superior.
En entrevista para TecScience le dice a las jóvenes que se animen a cumplir sus sueños y a ser felices al seguir su vocación.
Ingeniera contra estigmas de género
¿Le fue fácil abrirse camino en una carrera ‘de hombres’?Desde joven observaba que las mujeres teníamos que esforzarnos el doble para ser tomadas en cuenta y porque nuestros logros pudieran sobresalir. Y esa es una realidad que hemos vivido todas las mujeres que estamos en las áreas STEM. Cuando terminé la preparatoria le dije a mi papá que quería ser ingeniera química y su primera reacción fue: “esa es una carrera para hombres”. Lamentablemente, de 1988 a la fecha ese estereotipo sigue siendo un elemento importante. Es fundamental trabajar en ese role model. Egresé en junio de 1992, me dediqué a trabajar en una petroquímica, en el sector petrolero, y decidí solicitar una beca Conacyt para estudiar una maestría en el Tec de Monterrey.Tuve la gran fortuna de tener a dos grandes formadores en el Tec: El doctor Alberto Bustani, director del Centro de Calidad Ambiental donde llegué a desempeñarme como asistente de investigación en 1994. Y el ingeniero químico Francisco Lozano, precursor del programa Campus Sostenible y del inicio del compromiso del Tec hacia la Sostenibilidad.
¿Cómo nació su gusto por la ciencia?
Cuando era pequeña, me daba mucha admiración y tristeza porque en Tampico, Tamaulipas, de donde soy originaria, vivimos la contaminación en la playa Miramar por el derrame de petróleo. Recuerdo que me quedaba de pie observando la desembocadura del río Pánuco a la playa y me causaba mucha admiración porque estábamos dañando el medio ambiente con los derrames.
Cuando no hacemos bien las cosas podemos ocasionar un deterioro medio ambiental en detrimento de los sistemas ambientales y de la salud humana.
Fui una niña rebelde que decidió estudiar ingeniería química porque me gustaban mucho las matemáticas y química. Desde los 21 años, que egresé, me ha apasionado y me ha llenado por completo.
Ambientes de seguridad para una mayor participación
¿Cómo surgió la iniciativa MIC: Mujeres en Ingeniería y Ciencias?
A principios de 2019, el decano de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec, Manuel Zertuche, invitó a profesoras, investigadoras y colaboradoras a proponer ideas que celebrarán la participación de la mujer en STEM.
Le dimos un tono positivo, insistía mucho en que, lejos de reunirnos a ver lo que no hemos podido lograr, teníamos que empezar por reunirnos a hacer visible aquello que sí hemos logrado. Fueron dos años muy intensos de trabajo voluntario al frente de esta iniciativa.
Tuvimos más de 70 eventos nacionales e internacionales que llegaron a más de 60,000 participantes.
Participamos en el Plan de Igualdad de Género y en el libro Mujeres que brillan, trascienden y transforman.
¿Con qué actividades promovieron la participación de mujeres en STEM?
Una de las iniciativas fue Women Mentoring in STEM, un programa de mentoría gratuita para estudiantes de preparatoria que proporcionamos profesoras, investigadoras y colaboradoras de la Escuela de Ingeniería.
Invitamos a mujeres profesionistas, egresadas, que contaban cómo han sobresalido y cómo ya están haciendo grupos de apoyo para impulsar a la mujer.
Es muy importante dar modelos para identificar esa vocación temprana. Tuvimos a Natalie Vilchis, estudiante de mecatrónica destacada, con una estancia en el Instituto de Tecnología de California.
Luego tuvimos a Margarita Amor Martínez Gil, una activista ambiental, que es una rockstar, es una influencer, y tiene un gran corazón. Ambas confesaron sus miedos por estar en una carrera STEM.
Considero que también necesitamos seguir capacitando a nuestros profesores y profesoras para crear un ambiente propicio para poder tener a más alumnas en ingenierías.
Rompiendo mitos
¿Qué mitos desaniman a las jóvenes a estudiar ciencias?
Es en la educación media superior donde se pierden jóvenes por dudar si tienen el talento o los méritos para poder tomar una carrera STEM.
Yo decidí combinar la vida profesional con la familiar —estoy casada y tengo dos hijas— y siempre hago esta aclaración, porque cuando ofrecemos mentoría, las jóvenes preguntan si pueden tener una vida normal. Mi respuesta siempre es sí: tú puedes elegir la vida que tú quieras.
Las jóvenes tienen mucha presión social, les dicen cosas como “no vas a tener una familia normal”. Les hacen creer que no van a tener una vida plena.
El estereotipo de la ingeniera es de alguien que no cuida de su aspecto o que no sobresale y la presión de las jóvenes hoy es salir bien en las selfis y tener muchos likes.
En la familia, en este afán por proteger a la mujer, te dicen “esa carrera es muy difícil y no quiero que te estreses”, “es un mundo de hombres”.
Los sesgos inconscientes no se hacen con dolo –en la mayoría de las ocasiones– sin embargo, desincentivan, duelen y lastiman a las jóvenes en formación.
¿Han observado una mayor participación femenina en ingenierías?
En la carrera Ingeniería en desarrollo sustentable la participación de las mujeres es del 50%, la misma que con los hombres.
Y en Ingeniería química también está arriba del 40% la participación de mujeres.
Tenemos que ver qué está funcionando en esas carreras para replicarlo en otras y ofrecer un ambiente de seguridad.
Tenemos que seguir trabajando y hacer un cambio de cultura desde el interior de las familias y escuelas.
Son resultados que nos ponen muy felices, porque avanzamos, pero no nos tienen satisfechas porque aún «hay mucho camino por recorrer», en palabras de nuestra querida Inés Sáenz, vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad del Tec.
Galardonada con el Premio Mujer Tec 2022
¿Qué sintió el haber sido una de las mujeres premiadas?
Me dieron el premio por el liderazgo en la iniciativa MIC. Por dos años me involucré en diseñar la campaña, arrancarla, conjuntar un equipo, estar ahí y haber entregado resultados satisfactorios.
Estoy infinitamente agradecida con el premio por haber reconocido mi trabajo. Es la muestra de que estamos teniendo un cambio de pensamiento, porque es importante visibilizar los logros de la mujer.
Creo que lo que más enaltece al ser humano es trabajar por los demás.
¿Qué le diría a las jóvenes que se encuentran indecisas?
Atrévete y sigue tus instintos, si sientes que esa carrera es tu pasión, es tu vocación, síguela, porque en ese camino vas a encontrar la felicidad.
Obstáculos hay en todas las disciplinas. Si muchas mujeres a lo largo de la historia se han podido desarrollar con una vida feliz, seguramente tú también podrás hacerlo. Sigue a tu corazón.