EN

|

ES

“La investigación me hace sentir libre”: Rosanna Bonasia

La investigadora italiana asegura que la ciencia no tiene nacionalidad. y que minimizar los daños causados por los fenómenos naturales beneficia a cualquier sociedad.
Investigadora
La ciencia nos ayuda a reaccionar mejor ante inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas o tsunamis. Ilustración: Eduardo Ramón

Desde niña, Rosanna Bonasia descubrió su pasión por las matemáticas y hace 13 años dejó Italia para mudarse a México y así abrir su horizonte y profundizar su conocimiento para prevenir los daños que provocan los desastres naturales.

Está convencida de que los modelos matemáticos pueden ayudarnos a convivir mejor con la naturaleza y saber cómo actuar cuando se presenta una inundación, un terremoto, una erupción volcánica o un tsunami.

Creció en Bari, una ciudad costera en el sur de Italia y quizás, fue esa cercanía con el Vesubio, Etna –el volcán más activo y alto de Europa– o Stromboli, lo que la hicieron inclinarse por la carrera de Vulcanología. 

Tiene, además, una maestría en Ciencias Geológicas, un máster en Mecánica de Fluidos Computacionales y un doctorado en Ciencias de la Tierra. Actualmente es profesora investigadora del Departamento de Ingeniería Sostenible y Civil del Tec de Monterrey y miembro del Centro del Agua.

Matemáticas para pronosticar desastres naturales

En México, encontró un segundo hogar: un país que además de que le permite hacer lo que más le gusta, tiene colores alegres y colegas que la saludan siempre con una sonrisa.

Aprendió a hablar español sola, movida por la necesidad de resolver los problemas cotidianos, comunicarse y platicar con sus amigos. 

Con un acento italiano encantador, Bonasia me cuenta que piensa seguir haciendo investigación por mucho tiempo más. Cuando sea momento de dejar de trabajar, regresará a las campiñas de su padre a vivir su vejez. 

¿Qué te trajo a México y al Tec de Monterrey?
Llegué a Querétaro en 2010 gracias a una beca de postdoctorado para el Centro de Geociencias de la UNAM, para desarrollar un proyecto de modelación numérica para actualizar el mapa de peligro del Popocatépetl. Estos modelos calculan la dispersión, trayectoria y concentración de las partículas de ceniza volcánica en la atmósfera. 

En 2015, me mudé a la Ciudad de México ya que obtuve una Cátedra Conacyt en el Instituto Politécnico Nacional, ahí desarrollé proyectos que de aplicación del súper cómputo para el análisis de daños causados por inundaciones, tsunamis, y también trabajé con energías renovables.

En 2023, me incorporé al Tec. Como trabajo calculando riesgos determinados por fenómenos naturales e ingenieriles, fue de su interés.

¿Por qué decidiste hacer tu investigación en México?
Terminé mi postdoctorado en el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Nápoles y aunque estaba bien allá, no podían contratarme debido a los recortes. 

Pensé que era momento de buscar algo fuera de mi zona de confort. Necesitaba una comparación a nivel académico con otras instituciones; en investigación es fundamental conocer el trabajo de los colegas fuera de tu país. 

Apliqué en Estados Unidos y en México y al final hice un balance. Pensé que en México encontraría una sociedad culturalmente similar a la mía y lo preferí.

¿Antes de llegar a México tenías alguna idea de cómo iba a ser el país? 

Aunque yo vengo de una de las regiones más peligrosas de Italia, me preocupaba llegar a México porque las noticias que llegan sobre el narcotráfico, los secuestros, los robos.

También, mi adaptación fue difícil porque no hablaba español y cuando no puedes comunicarte, da miedo. Pero ya que lo logré, mi opinión cambió. Vivo muy tranquila aquí.

Además, me ha asombrado la inversión que se hace en proyectos de investigación, a diferencia de lo que sucede en Italia, donde hay una tradición académica muy amplia y antigua, pero que se está perdiendo por darle importancia a otros aspectos económicos.

Reducir los riesgos de los desastres naturales

¿Por qué consideras que es importante tu investigación para la sociedad en general y para la sociedad mexicana?
Porque el objetivo es encontrar la manera de minimizar los daños causados por ciertos fenómenos naturales. Esto ayuda a cualquier sociedad.

Las erupciones volcánicas, los terremotos, las inundaciones, los tsunamis, pueden caer dentro de ciertos límites predecibles, pero tienen un margen de variabilidad debido a su naturaleza aleatoria.

Esto hace que casi siempre resulten en afectaciones muy importantes para la sociedad y las personas que viven en zonas de riesgo.

¿Por qué decidiste ser investigadora?
Desde la preparatoria era una chica estudiosa. Me gustaba pensar en cómo solucionar un problema matemático, era un desafío muy estimulante para mí.

Comencé a estudiar Geología pero tuve ciertas dificultades, sobre todo cuando salíamos a campo, porque soy daltónica. Entonces empecé a fijarme más en los estudios numéricos y entendí que la investigación me gustaba.

La investigación me hace sentir libre: uno decide cómo resolver un problema y eso es maravilloso. La sensación de obtener un resultado, aunque sea después de muchos años, es una satisfacción enorme. Todavía más cuando piensas que estos resultados pueden tener alguna relevancia social.

¿Crees que la ciencia tiene nacionalidad?
Absolutamente no. No tiene nacionalidad, ni color, ni política, no tiene género, no tiene límites. Debe estar basada en la colaboración internacional, en la libertad de expresión, de manejo de datos y de aplicación de metodologías.

No puede ser confinada a una nación porque un resultado científico sólo se puede definir como tal si puede ser reproducido a nivel universal.

Una nueva casa en el Tec de Monterrey

¿Cómo ha sido ser investigadora en el Tec?
Te voy a ser sincera. Acá, se me ha abierto un mundo. Antes de llegar aquí, había tenido problemas para acceder a fondos de investigación. Durante casi 10 años tuve que trabajar con mis propios recursos. 

Otra cosa muy satisfactoria del Tec es constatar el interés y el valor que le dan a mi trabajo. Me han mandado a participar en conferencias, me han propuesto proyectos y facilitado hacer investigación de todas las maneras posibles. 

Nunca había trabajado tanto, pero me siento tan satisfecha con lo que hago.

¿Qué piensas de los estudiantes del Tec? 

Son alumnos que trabajan mucho a pesar de que las materias que imparto son bastante complejas y requieren un background de matemáticas y física bastante fuerte. Cuando yo era estudiante en Italia estaba muy preparada teóricamente, pero en términos prácticos me faltaba. Aquí veo chicos que son capaces de resolver retos, son problem-solvers.

¿Cómo es tu relación con otros investigadores del Tec?
Me tratan con simpatía y respeto, como si me conocieran de toda la vida. Hay un ambiente positivo al cual no estaba acostumbrada.  

La empatía que tienen, la disponibilidad de apoyarte, no la he visto en otros lugares. Desde que llegué he tenido contacto con muchos investigadores que han querido trabajar conmigo.

Los colores de México

¿Qué es lo que más te gusta de México?

Es un país que tiene tantas contradicciones, exactamente como Italia, los odio y amo al mismo tiempo. Me ha dado la posibilidad de hacer investigación y siempre estaré agradecida por eso. Si pienso en México cuando estoy en Italia, la primera cosa que pienso es en sus colores, me alegran.

Pero también tiene sus cosas, me enoja muchísimo ver ciertas problemáticas que podrían resolverse con un poco de sentido común.

¿Piensas regresar a Italia en algún momento?
Extraño a mi familia, más que a cualquier otra cosa, pero por ahora no tengo planes de moverme, estoy contenta y quiero aprovechar la oportunidad que tengo para eventualmente hacer una estancia de investigación en MIT, que es el sueño de mi vida; yo creo que el Tec de Monterrey me va a ayudar a lograrlo.

Después quiero pasar mi vejez en Italia. Cuando se acabe el tiempo de trabajar quiero regresar a mi pueblo, a mi mar y a las campiñas de mi padre.

Notas relacionadas
Videos
Reproducir vídeo

¿Te gustó este contenido? ¡Compártelo!

Autor

Inés Gutiérrez Jaber