Una de las formas más puras de altruismo es donar órganos, células o tejidos a quienes los necesitan para sobrevivir. México es uno de los países con más casos de leucemia aguda en niños y niñas y, aunque su tratamiento varía, en muchos casos, requerirá de un trasplante de células madre y de alguien dispuesto a donarlas.
A nivel mundial se calcula que existen de 20 a 35 casos nuevos de esta enfermedad por cada millón de habitantes al año, mientras que en el país ascienden a los 49.5 por cada millón.
En México, la supervivencia de las infancias con leucemia aguda es del 56 al 60%, mientras que en países con economías avanzadas, como Estados Unidos, es casi de 98%.
“Esto se debe, en parte, a una falta de donantes de células madre”, dice Alejandro Madrigal, profesor distinguido de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (EMCS) y nuevo miembro de Faculty of Excellence del Tec de Monterrey, en entrevista con TecScience.
La leucemia es un cáncer de los tejidos que forman la sangre, afectando, principalmente, a los glóbulos blancos −células de nuestro sistema inmunológico− ocasionando una sobreproducción y mal funcionamiento.
Por ello, generalmente se trata con quimioterapia o radioterapia para destruir las células cancerígenas. “En el proceso eliminamos las células tumorales, pero también afectamos todas las células sanguíneas del paciente”, cuenta Madrigal.
Para reponer las células sanguíneas −glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas− que se han perdido, los médicos realizan trasplantes de células madre formadoras de sangre.
Estos no atacan directamente al cáncer, si no que le permiten al cuerpo recuperar la capacidad de producir células sanguíneas nuevas y, así, ayudar en la recuperación de los pacientes.
Cómo registrarse para ser donador
Para lograr un trasplante de células madre, el primer paso es encontrar un donador compatible.
“Actualmente tenemos diferentes fuentes de estas células, una es de un donante relacionado (como un padre o hermano), otra es uno no relacionado y la última el cordón umbilical”, explica Madrigal, experto en terapia celular y este tipo de trasplantes.
Hasta hace poco, la donación estaba limitada a los padres, madres o gemelos idénticos que tuvieran una alta compatibilidad genética con el paciente, pero, gracias a nuevos procedimientos que se realizan después del trasplante para eliminar aquellos componentes celulares que podrían llevar al rechazo, ahora, quienes donan pueden ser hermanos, primos e incluso desconocidos.
En México, para convertirnos en donantes de células madre podemos registrarnos en Donormo o Be The Match. Lo que hacen estas organizaciones es enviar un kit con un hisopo para que hagamos un raspado de nuestra boca y lo enviemos de regreso.
Con esto, se extrae el ADN de la muestra, se busca la zona que es importante para la donación y se registra en una base de datos. “Es como un código de barra que se queda guardado”, dice Madrigal.
Después, cuando surge la necesidad de un donador, los médicos y profesionales de la salud pueden buscar a uno que sea compatible con el ADN del paciente.
“Es como tener un directorio amarillo, buscar la dirección y encontrar que hay un donante que puede estar en Brasil, en China o Inglaterra”.
«Es muy fácil salvar una vida»
Cuando llega el momento de donar, el procedimiento para extraer las células madre dependerá de distintos factores, pero generalmente no requerirá de una cirugía riesgosa.
Hoy, la forma más común de obtenerlas es algo muy parecido a donar sangre. Se introduce un catéter en una vena del brazo y la sangre se pasa por una máquina que separa las células madre del resto de las células sanguíneas. En una bolsa se acumulan para después introducirlas al paciente de la misma forma.
“En otros casos, con una jeringa, las extraemos de la médula ósea de los huesos de la pelvis, mientras el paciente está bajo anestesia, pero esto cada vez se usa menos”, explica Madrigal.
En estas y otras opciones de donación, los efectos secundarios generalmente no son severos y pueden manejarse con analgésicos de venta libre o reposo.
“Hay una falta de conocimiento e información que ocasiona que las personas no quieran donar, pero −en realidad− es muy sencillo hacerlo, es muy fácil salvar una vida”, expresa el experto.
A México le falta una cultura de donación
Desafortunadamente, en México, la cultura de la donación −ya sea de células, tejidos u órganos− es escasa.
“Desde mi experiencia, esto tiene que ver con los mitos que existen alrededor de la donación”, dice Fátima Espinoza, psicóloga del área de trasplante de médula ósea del Instituto Nacional de Pediatría, en entrevista con TecScience.
De acuerdo con ella, algunos de estos mitos son que habrá efectos secundarios graves y que la vida de quien done ya no será igual. Pero, realmente, en general no existen efectos secundarios a largo plazo por la donación de células madre.
“También, existen factores asociados a la religión donde se cree que uno tiene que estar completo para poder entrar al cielo”, dice Espinoza. Afortunadamente, existen congregaciones de diversas creencias que apoyan la donación.
Incluso, existen personas que piensan que al donar también transmitirán sus experiencias, memorias e ideas, pero no existe evidencia científica de esto.
Por ello, se necesitan campañas de información que ayuden a reducir estos mitos y aumentar la cantidad de personas dispuestas a donar, haciendo énfasis en que a los donadores se les cuida y se les procura tanto como a quienes reciben el trasplante.
“No tengamos miedo a la donación, hace la diferencia en la vida de las personas con alguna enfermedad”, invita Espinoza.
Para Madrigal, esto es especialmente importante, pues los bancos globales de donadores de órganos generalmente fueron obtenidos de poblaciones caucásicas. “Hay pocos donantes compatibles con poblaciones hispánicas, como las nuestras”.
Ser donador podría significar que un niño o una niña que ya tuvo leucemia sobreviva. “Va a tener la oportunidad de salvar una vida simplemente con pasar dos o tres horas en un procedimiento que no duele”, urge Madrigal.
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