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Laboratorios vivos de investigación, un camino para abordar desafíos urbanos

Estos espacios permiten a los investigadores colaborar de manera interdisciplinaria para buscar y trabajar en soluciones para la regeneración y mejora de áreas urbanas.
Espacio verde alrededor de un edificio
El Tec de Monterrey inició en 2014 una iniciativa llamada Distrito Tec. (Foto: Getty Images)

Imagina que vives en una ciudad que enfrenta problemas como contaminación de ríos y desechos que terminan en las principales presas, por lo que una posible solución sería simplemente iniciar acciones de limpieza, sin embargo, otra opción pueden ser un living lab de investigación.

Grupos internacionales de científicos y expertos van más allá, buscando apoyarse en la ciencia e innovación para entender y buscar soluciones al problema mediante espacios vivos de investigación. 

El Tec de Monterrey inició en 2014 una iniciativa llamada Distrito Tec, un esfuerzo de regeneración urbana alrededor de su campus Monterrey y durante los siguientes años fue liderando y creando otros de estos proyectos vivos de investigación que mezclan la investigación, los datos y las intervenciones.

Infografía: Oldemar González / TecScience

Living Lab

Estos son conocidos como Living Labs o Laboratorios Vivos de Investigación, espacios que, en este contexto de urbanismo, permiten a los investigadores colaborar de manera interdisciplinaria para buscar y trabajar en soluciones para la regeneración y mejora de áreas urbanas.

“Permiten crear ideas y probarlas, ver si funcionan y si lo hacen, expandirlas o llevarlas a otras ciudades. Te permiten implementar, patentar o exportar”, explica Roberto Ponce, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y líder de un grupo de investigación llamado Ciencia de Ciudades.

Rolando Cantú, coordinador de vinculación del Centro para el Futuro de las Ciudades, agrega que, al momento, trabajan en cuatro de éstos espacios.

Uno de ellos es Distrito Tec, enfocado en la regeneración urbana de las colonias y áreas alrededor del Campus Monterrey.

Distrito Tlalpan es otro de ellos, similar al Distrito Tec, aunque ubicado en las zonas aledañas del Campus Ciudad de México y con un enfoque hacia la gestión del agua.

El tercero de ellos es el proyecto Campana Altamira, ubicado dentro del perímetro urbano del Distrito Tec y que centra una gran parte de sus esfuerzos en la rehabilitación de zonas urbanas en la colonia con el mismo nombre, en donde existen diversos retos sociales.

El cuarto, realizado dentro la misma iniciativa Campana Altamira, es el proyecto Arroyo Vivo, un esfuerzo centrado en la remediación (eliminación de desechos), el reciclaje y rehabilitación de espacios dentro del Arroyo Seco, un río ubicado en San Pedro Garza García, Nuevo León, que desemboca en el río La Silla en el área Sur de Monterrey y que llega a pasar por algunas de las presas de la región y posteriormente al océano. 

Arroyo vivo, laboratorios de investigación, gestión y limpieza 

Este proyecto inició hace algunos años a partir de la Alianza para la Acción Climática México en el que participan instituciones, empresas, instancias gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil, impulsada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

“Nuestra misión es limpiar y restaurar este espacio que ha sido afectado por la contaminación y la basura y convertirlo en un lugar saludable para la comunidad”, explica Sheila Quintana, project manager del Proyecto Arroyo Vivo.

Sin embargo, las acciones encaminadas a la mejora de estos espacios no solo se realizan por la creencia o sospechas de una o varias personas, sino que tienen un fundamento en los datos e investigaciones realizadas. 

En este proyecto, participan por ejemplo, Alejandro Echeverri, reconocido arquitecto de origen colombiano y Rob Roggema, investigador destacado en el área de diseño regenerativo, ambos parte de la iniciativa Faculty of Excellence del Tec de Monterrey.

Quintana explica que estas alianzas, tanto con expertos como con instancias y gobierno, han sido fundamentales para el desarrollo del proyecto, ya que, a partir de esto, se abren espacios para investigaciones. 

“Por ejemplo, Rob se ha dedicado a temas de regeneración de cuerpos de agua. Acercarnos a él nos ayudó a identificar soluciones no solamente dentro del arroyo sino a gran escala, ver los problemas de las cuencas de agua”, dice Quintana.

“Echeverri tuvo una experiencia enorme en la intervención del Río Medellín, entonces viene y comparte su experiencia de trabajo y nos ayuda a estar mejor preparados”, añade. 

Uno de los proyectos en los que se trabaja actualmente es la recopilación de datos y el uso de la tecnología en el análisis del área del arroyo. 

Cantú y Quintana mencionan la posibilidad del uso de tecnología con la que pudieran obtener imágenes detalladas que permitan rastrear la procedencia de residuos que son tirados al arroyo y conocer desde donde son lanzados y hasta donde terminan, sea el mismo río, una presa o el océano.

Acciones basadas en datos…y más datos

Ponce explica que el registro, rastreo y ubicaciones de los residuos en el Arroyo Seco pueden ayudar en la gestión y el seguimiento de las operaciones de limpieza y mantenimiento.

Esta no es la primera vez que se realizan proyectos de este tipo; en Distrito Tec, a partir de la creación del Parque Central del Tec, un espacio abierto al público, ubicado frente al campus, Ponce trabajó en la creación de un proyecto llamado Crowd-counting.

Se utilizan cámaras de visión computacional para realizar el conteo de las personas que visitan el parque y se identifican patrones de uso del parque usando mapas de calor, generando datos sobre las actividades que se realizan en diferentes horarios. 

Otro proyecto similar es el de un simulador de crecimiento urbano basado en datos, el cual puede utilizarse para modelar el crecimiento de una ciudad, permitiendo simular diferentes escenarios de desarrollo urbano y evaluar el impacto que tendrían acciones dentro de esa ciudad.

“Hay decisiones en una ciudad que requieren inversiones de miles de millones de pesos y una vez que las construyes no las puedes demoler o echarlas para atrás. Este tipo de proyectos puede ayudarte a hacerlo con la mayor evidencia que puedas tener”, dice Ponce.

La configuración de una ciudad, de su transporte, el impacto en los precios de la vivienda y las áreas verdes a su alrededor, son algunos de estos aspectos considerados en el simulador de crecimiento urbano.

“Creo que un aspecto notable que tienen este tipo de proyectos es que se abordan de abajo hacia arriba y de manera interdisciplinaria. Tienes a alumnos, profesores de carreras como ingeniería, urbanismo y del Centro para el Futuro de las Ciudades”, señala Ponce.

“La investigación es muy importante en el tema de ciencia de ciudades para la toma de decisiones basadas en información, trabajar en los temas que son importantes y optimizar los proyectos para que tengan una mayor incidencia y que las personas tengan una vida más digna”, finaliza Cantú.

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Autor

Asael Villanueva