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El proyecto que investiga el estándar de vida digna en México

Investigadores proponen un enfoque cualitativo que permite a personas de diferentes niveles socioeconómicos llegar a un consenso sobre las necesidades básicas.
Familia conviviendo en armonía.
El estudio se basa en la metodología del Minimum Income Standard de Reino Unido y la adapta al contexto de las familias mexicanas. (Foto: Getty Images)

¿Qué se necesita para tener una vida digna en México y cuál sería su costo? Un equipo de investigadores del Tec de Monterrey lleva a cabo un proyecto que busca responder a esas preguntas a través de una metodología que considera el ingreso mínimo de las familias y lo correlaciona con sus necesidades básicas para vivir con calidad.

“Requiere satisfacer la alimentación, la vivienda digna, la vestimenta y demás necesidades básicas, así como tener la oportunidad de un buen trabajo, acceso a los servicios de salud y educación de calidad y tiempo libre. Se trata también de estar comunicado e informado, vivir en un entorno estable y seguro, y ser parte de la sociedad”, comenta Christiane Molina, investigadora de la EGADE Business School y el Centro de Empresas Conscientes (CEC) del Tec de Monterrey.

El proyecto Estándar de Vida Digna propone una especie de calculadora del salario digno y está inspirado en la metodología del Estándar de Ingreso Mínimo para Reino Unido (MIS, por Minimum Income Standard) de la Universidad de Loughborough en ese país, pero adaptada al contexto nacional.

Por medio de esta iniciativa se podrá conocer cómo diferentes tipos de hogares en México pueden alcanzar un nivel de vida mínimo que sea aceptable —sin lujos, pero más allá de la subsistencia—, a través de un ingreso que alcance para cubrir el costo de cada integrante en las familias. Los investigadores también preparan un reporte que ayude a promover políticas públicas, planes empresariales y servicios hacia una mejor calidad de vida.

Investigación hacia un estándar de vida digna

La Constitución establece que el salario mínimo de los trabajadores debe cubrir las necesidades normales en el ámbito material, pero también en el social y cultural, así como el bienestar y educación de los hijos.

En México, el salario mínimo general es de aproximadamente 278.80 pesos diarios, alrededor de 8,480.17 mensuales. Sin embargo, el costo mensual de una canasta básica alimentaria por persona es de unos 2,379.47 pesos —y 4,680.15 de la canasta total, que incluye a la alimentaria y otros elementos—, es decir, para una familia de cuatro integrantes, un salario mínimo no es suficiente.

A partir de esos datos, los investigadores del CEC llevan a cabo el estudio que adopta tres enfoques, uno cuantitativo, que parte de estadísticas oficiales y modelos técnicos desarrollados por expertos en economía para calcular del ingreso mínimo necesario para subsistir, por ejemplo, con el total de calorías que una persona debe consumir al día.

Sin embargo, ese enfoque no contempla la opinión de la población, por lo que también se usa uno mixto, que combina esas herramientas estadísticas con una consulta social; y por último, uno cualitativo —similar al MIS— que obtiene información a partir de grupos de discusión donde personas de distintos niveles socioeconómicos dialogan para llegar a consensos para responder a la pregunta: ¿Qué se necesita para vivir una vida digna?

“Esta metodología busca generar el equivalente a lo que pasaría si sacaras esto a la población y armaras un debate sobre qué se necesita para vivir dignamente”, dice Molina, “a diferencia de otros estudios, aquí no lo define un experto desde su oficina: lo hace la misma gente. No somos quienes para decirle a una persona qué necesidades debe poder satisfacer”.

Dinámicas de grupo para identificar necesidades

El equipo de investigadores  lleva a cabo el estudio en las ciudades de Monterrey, Ciudad de México, Guadalajara, Saltillo, León y Veracruz. Allí se organizan grupos de discusión formados por alrededor de 10 personas de diferentes niveles socioeconómicos para reflejar la distribución real del país y obtener diferentes tipos de opiniones. 

En estas reuniones se contemplan diferentes configuraciones familiares, por edad y por tipo de integrante, es decir, hay grupos con madres, padres, hijos e hijas con edades distintas, y madres y padres solteros.

En sesiones, que pueden durar entre tres y seis horas, los grupos parten de una definición base de vida digna y luego generan listas detalladas sobre lo que necesitan las familias, por ejemplo, la cantidad y el tipo de prendas de vestir que necesita un niño o los servicios para el hogar como internet, entre otros. 

Entre los factores que se evalúan están:

  • Alimentación, con costos, cantidad, calidad y frecuencia de las comidas adecuados.
  • Vivienda, con espacio suficiente, número de habitaciones y acceso a servicios básicos.
  • Trabajo, que implique estabilidad, capacitación y horarios adecuados.
  • Servicios de salud y educación, que más allá de tener acceso a ellos, sean de calidad y no representen un gasto extra para que sean adecuados.
  • Tiempo libre y comunidad, con acceso a actividades recreativas, vacaciones, celebraciones y participación en eventos.
  • Transporte, ya sea a través de un coche propio o transporte público de calidad.

Luego, se recopilan precios reales en tiendas y se realizan más rondas de discusión para que los participantes validen si los productos que se encontraron siguen siendo necesarios y si su costo se puede considerar como digno.

“Queremos entender cuál es ese ingreso mínimo que debería de tener una familia para vivir en esa definición de vida digna que obtuvimos”, comenta la investigadora.

El ingreso mínimo para una vida digna

La Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) es quien decide cada año la cantidad base que los empleadores están obligados a pagar a sus trabajadores; además, sindicatos y organizaciones empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), también evalúan y proponen un salario suficiente para una vida digna, en ese caso, de 12,500.00 pesos libres al mes.

Pese a que el estudio que lleva a cabo el CEC aún está en desarrollo, se estima que el costo mensual de una vida digna podría superar los 25,000 pesos; cifra cercana a la que llegaron estudios realizados con metodologías similares por organizaciones como el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) o el Anker Research Institute y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con 23,493.00 pesos mensuales por familia. Esta estimación puede variar según el número y la edad de los integrantes en cada hogar.

El producto final de esta investigación será un reporte técnico, con un presupuesto detallado para entender qué necesitan las familias para vivir dignamente —no solo salir de la pobreza— y sus resultados pueden ayudar en el diseño de políticas en áreas de salud, vivienda, transporte y educación, de acuerdo a las expectativas de los ciudadanos.

Además, puede ser una guía para que las empresas puedan replantear sus esquemas de compensación y beneficios para que estén alineados a las necesidades de sus trabajadores, por ejemplo, otorgarles útiles escolares en lugar de una canasta navideña si eso tiene un mayor impacto en su bolsillo.

A futuro, se analiza el desarrollo de una calculadora digital, similar a la de la iniciativa Living Wage del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) para consultar el ingreso digno según ciudad y tipo de familia.

“Nuestra aspiración es cambiar la vida de las personas. Que la gente no tenga que tomar esas decisiones donde deja de gastar en algo que necesita para cubrir otra necesidad más urgente. Que realmente puedan vivir esa vida digna que ellos mismos describieron”, expresa Molina.

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Autor

Picture of Ricardo Treviño