Cerrar la brecha de género en los campos STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) continúa siendo un reto importante pues las mujeres siguen estando subrepresentadas en estas áreas. La Cátedra Matilda busca impulsar el avance hacia la equidad a través de la sororidad.
Fundada en 2020, la cátedra consiste de un grupo de personas −90% mujeres y 10% hombres− de 18 países, incluyendo a Colombia, Argentina, México y Chile, que busca aumentar la visibilidad de las mujeres en STEM, inspirar a las nuevas generaciones, así como retener y apoyar el desarrollo a las mujeres que persiguen alguna de estas disciplinas en Latinoamérica.
En 2023, las mujeres representaban el 28% de la fuerza laboral en este tipo de carreras y los cargos más altos seguían estando −principalmente− en manos de hombres.
A nivel mundial, a partir de la pandemia, las organizaciones de derechos de las mujeres y las que se dedican a apoyar la paridad de género han recibido una inversión cada vez menor.
“Sin duda no estamos donde quisiéramos estar”, dice Vianney Lara, Directora de Servicios Académicos, Región Monterrey, e investigadora adjunta del Institute for the Future of Education (IFE) del Tec de Monterrey. “Tampoco creemos que los esfuerzos han sido en vano, poco a poco se va logrando ese cambio”.
Lara es miembro fundador de la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en Ingeniería, una iniciativa del Latin American and Caribbean Consortium of Engineering Institutions (LACCEI), la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI) y el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI), que busca empoderar a las mujeres latinoamericanas en las disciplinas STEM.
“No es nada más un tema de mujeres para mujeres, la equidad nos beneficia a todos”, cuenta la ingeniera mecatrónica, quien ha enfocado parte de su investigación en las mujeres en STEM.
La Cátedra Matilda busca impulsar las carreras de mujeres en STEM
En América Latina, actualmente el 40% de las personas que se gradúan de carreras STEM son mujeres, pero nuestra representación baja significativamente en el campo laboral.
Aunque los datos de empleo de esta región en estas áreas son limitados, en el sector de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) tres de cada 10 empleados son mujeres, por ejemplo.
“Para que la mujer se pueda desarrollar en estas áreas tiene que haber un cambio estructural, un entorno económico, familiar, social y laboral que lo permita”, dice Ileana Ruiz, Directora Nacional de Profesional de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tec de Monterrey y miembro de la Cátedra Matilda.
Uno de los esfuerzos de la cátedra es editar un libro −que lanzará su sexta edición próximamente− además de artículos de investigación, pláticas y conferencias, un simposio de investigación anual, programas de mentoreo y un podcast.
Los libros incluyen alrededor de 40 artículos con reflexiones, experiencias y aprendizajes de distintas mujeres de Latinoamérica que se desarrollan en campos STEM, con historias desde las que están estudiando la licenciatura, hasta las que ya ejercieron y se jubilaron.
También, tienen un grupo de WhatsApp donde los miembros pueden compartir consejos, historias, vacantes y recomendaciones enfocadas en estas áreas y en temas de equidad.
“Nos organizamos en distintos comités, el ejecutivo, de comunicación, de investigación, de mentoreo, ejercicio profesional y vocaciones”, explica Ruiz. “Tenemos una forma de trabajar en la que hay rotación en los liderazgos de los diferentes equipos”.
Decisiones basadas en evidencia para lograr su misión
Entre sus muchas actividades, la cátedra se ha enfocado en medir su propio éxito a través de la investigación para tomar decisiones basadas en evidencia que les permita seguir avanzando para cumplir su misión.
En un análisis publicado recientemente, las investigadoras encontraron que el mayor impacto lo tiene el libro Matilda, después las conferencias y pláticas, seguido del simposio y el grupo de WhatsApp.
El beneficio lo sienten principalmente en su crecimiento profesional, la facilidad para hacer networking, el aprendizaje sobre temas de género y la sororidad profesional.
Entre las palabras más registradas en el cuestionario para comunicar lo que significa la cátedra para sus miembros están igualdad, sororidad, empoderamiento, comunidad, colaboración y mentoreo.
“Nuestro trabajo es completamente voluntario, lo hacemos por convicción, por amor al arte, porque queremos”, dice Lara. “Es bien padre encontrar gente con los mismos objetivos y las mismas ganas de poner su granito de arena”.
Para las investigadoras, el resultado de este análisis y el entusiasmo con el que participan los miembros de la cátedra es el mayor incentivo para seguir trabajando en ella.
Su trabajo demuestra que pertenecer a una red de mujeres enfocada en impulsar su desarrollo en carreras STEM es esencial para seguir avanzando hacia la equidad de género.
El futuro de la Cátedra Matilda
A futuro, el equipo busca expandir la cátedra para que también cuente con un observatorio de equidad de género en disciplinas STEM y un manual de mentoreo, mientras siguen aplicando a fondos para conseguir más apoyos económicos que les permitan seguir existiendo.
“Queremos mujeres ingenieras, científicas, con esa diversidad ganamos todos”, expresa Ruiz.
También buscan aumentar la visibilidad de la iniciativa y poner a la disposición de todos y todas los materiales que han ido generando a través de los años, los cuales son gratuitos.
Las investigadoras además hacen una invitación a los hombres para que también apoyen y participen en este tipo de iniciativas, pues alcanzar la paridad de género −en áreas STEM y fuera de ellas− es trabajo de todas y todos.
“Al final la equidad nos conviene a todos porque tienes una perspectiva más amplia de todo”, dice Lara.
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