¿Qué es lo primero que piensas al leer la palabra migrante? ¿Estarías dispuesto a donar parte de tu salario a una organización que garantice una migración de manera más segura a quienes lo hacen? Investigadores publicaron un artículo sobre qué papel juega la empatía hacia la protección de los migrantes contra la violencia de grupos organizados.
Hoy, los migrantes de centro y sudamérica que atraviesan México rumbo al norte o permanecen en este país enfrentan una creciente violencia a manos del crimen organizado, como secuestros, desaparición forzada, violencia sexual, extorsión y robos violentos mientras viajan.
“Históricamente, México era el lugar que transitaban para llegar a Estados Unidos o Canadá, pero desde hace algunos años esa dinámica ha cambiado pues las políticas anti-migración de estos países les están forzando a quedarse aquí”, dice Rebecca Bell-Martin, profesora investigadora de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno (ECSG) del Tec de Monterrey.
Ante esta situación, grupos activistas se han movilizado para encontrar maneras de proteger a las personas migrantes de estos peligros, aunque no todos están a favor de ellas.
En 2019, el 64% de los mexicanos encuestados por el Washington Post y Reforma afirmó que considera a los migrantes como una carga para el país, mientras que que el 32% opinó que cometen más delitos que quienes nacen en México.
“Alrededor del mundo hemos visto un aumento en la cantidad de migrantes, pero también en las reacciones sociales en contra de ellos”, cuenta Bell-Martin.
De acuerdo con ella, esto pone en evidencia un fenómeno en el cual algunas personas son más propensas a apoyar políticas públicas que protejan a las personas migrantes, mientras que otras se oponen a ellas.
Para saber a qué se debe esta variación y cómo se puede lograr que las personas apoyen esta causa, ella y Alejandro Díaz Domínguez, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, analizaron si la empatía es un factor importante.
Dos vías para generar empatía hacia las personas migrantes
A lo largo de su carrera, Bell-Martin se ha enfocado en cómo lograr que las personas estén más interesadas en resolver problemas sociales y ayudar a quienes lo necesitan.
En su trabajo con las respuestas de la comunidad hacia la violencia del crimen organizado ha encontrado que, “es más probable que participemos en algún proyecto comunitario contra la violencia si hemos estado expuestos a un caso que nos haga sentir empatía hacia las víctimas de estos crímenes”, explica la investigadora.
La empatía es la capacidad humana de entender emocionalmente las experiencias de otros individuos y conectar con ellos a través de esta comprensión.
Con esto en mente, los expertos analizaron si también puede ayudar a que los mexicanos apoyen movimientos o políticas públicas que busquen proteger a las personas migrantes del crimen organizado.
Para hacerlo, analizaron datos de una encuesta enfocada en las experiencias y percepciones de los mexicanos hacia el crimen organizado, realizada por Andreas Schedler del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Una de las preguntas que incluyó la encuesta fue si estarían dispuestas a donar 50 pesos a una organización enfocada en prevenir que los migrantes caigan en las manos de criminales.
En su artículo, Bell-Martin y Díaz Domínguez argumentan que existen dos vías por las cuales se puede generar esta empatía.
Una es la victimización criminal, en la que una persona o su familia ha sido víctima directa del crimen organizado. La otra es la victimización empática, en la que una persona se imagina que el tipo de violencia vivida por los migrantes podría pasarle a ella o a un ser querido.
A través de un análisis de correlación encontraron que ambos canales ocasionan que las personas empaticen y estén más dispuestas a proteger a los migrantes del crimen organizado, pero los más proclives son quienes lo han vivido de primera mano.
Necesitamos más historias de lo que viven
Entonces, ¿cómo lograr que más personas sientan empatía hacia las personas migrantes y quieran ayudarles?
“Mucho tiene que ver con poder identificar similitudes entre una persona migrante y yo”, dice Bell-Martin. “Podría ser el hecho de que ambas somos mujeres o mamás”.
Por ello, es necesario que la población conozca las historias de lo que viven las personas migrantes en su paso por México.
Las estadísticas, como que el 29% de los migrantes son víctimas de violencia física, psicológica o sexual, ayudan a entender que no es un problema pequeño, pero no retratan la experiencia humana.
También, es importante entender que las personas migrantes tienen vulnerabilidades particulares ante el crimen organizado. Entre ellas está el hecho de que muchas ya están huyendo de la violencia, entonces no tienen en dónde refugiarse. Además, muchos migran de forma irregular por lo que buscan esconderse.
“Si estás intentando mantenerte oculto, ¿a quién alertas cuando vives un crimen?, ¿si vas con las autoridades del estado te van a castigar por ello?”, cuestiona Bell-Martin.
Tener esto en mente puede ayudarnos a entender lo profundamente difícil que es ser migrante en estas condiciones.
Para encontrar estas historias, existen organizaciones creadas por los mismos migrantes, o por víctimas del crimen organizado, así como organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación e individuos que buscan contarlas.
“Lo que quiero lograr con mi investigación es demostrar que podemos, incluso en circunstancias trágicas, crear cosas buenas, pero necesitamos aliados”, dice Bell-Martin. “Creo que no es justo que las personas migrantes tengan que hacer todo el trabajo de protegerse”.
A través de la empatía y otras vías, estos científicos esperan que las circunstancias para las personas migrantes mejoren pronto.
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