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Datos abiertos, el ADN de la nueva ciencia

La Ciencia Abierta es la respuesta a la demanda de varios países para democratizar el acceso a la información y al conocimiento
Ilustración conceptual de un cerebro humano abierto para extraer las redes neuronales
Esta constituye una gran herramienta para reducir las desigualdades entre los países, así como para promover el derecho humano a disfrutar y beneficiarse del progreso científico. (Ilustración: Getty Images)

Para potenciar la cooperación de la comunidad científica internacional y que la generación del conocimiento sea más equitativa, inclusiva y transparente entre países, e incluso al interior de estos, hoy la ciencia abierta propone un modelo en el cual los científicos e ingenieros pueden utilizar licencias abiertas para compartir datos, programas informáticos y hardware.

Esta transformación del proceso de investigación y divulgación de la ciencia, en beneficio de las personas y del planeta, persigue que los datos abiertos (datos digitales) sean puestos a disposición con las características técnicas y legales para que puedan usarse, reutilizarse y redistribuirse con total libertad por los individuos en cualquier momento y lugar del mundo.    

El origen de este movimiento tiene sus bases en la Carta Internacional de Datos Abiertos (2015), que incluye un conjunto de principios acordados entre más de 150 gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y expertos en la materia para promover políticas y prácticas contra la corrupción y la falta de transparencia, y en favor de acciones climáticas y de equidad salarial, entre otras. 

¿Qué es Ciencia Abierta?

Los datos abiertos, el ADN de la llamada Ciencia Abierta, no solo potencian la generación del conocimiento científico en el orbe, sino también permiten que los gobiernos, la iniciativa privada y los ciudadanos tomen mejores decisiones —basadas en el acceso eficaz y oportuno a los datos— para solucionar problemas de índole social, económico y político.

La Ciencia Abierta constituye una gran herramienta para reducir las desigualdades entre los países, así como para promover el derecho humano a disfrutar y beneficiarse del progreso científico, estipulado en el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Su avance representa una crítica a la manera en que los gobiernos y otras instituciones han resguardado datos valiosos que son pagados por los contribuyentes.

Actualmente el acceso a 70% de las publicaciones científicas es mediante pago. Sin embargo, esta situación comenzó a cambiar con las publicaciones relacionadas con Covid-19. Y, en 2021, la UNESCO emitió una recomendación que fue adoptada por 193 países que acordaron acatar unas normas comunes para la Ciencia Abierta.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas promueve el proyecto Pulso Mundial, una iniciativa innovadora que busca acelerar el descubrimiento, desarrollo y adopción del análisis de macrodatos como un bien público.

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Autor

Adriana Alatorre