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Las crecientes crisis hídricas

Aldo I. Ramírez Orozco, director del Centro del Agua para América Latina y el Caribe, comparte su opinión sobre esta compleja problemática.
ilustración con fondo morado de hombre sonriente con lentes
Aldo Ramirez Orozco (Ilustración: Tavo Montañez).

Por Aldo I. Ramírez Orozco*, director del Centro del Agua para América Latina y el Caribe

La verdad es que, aunque el tema del agua siempre ha sido significativo, en las últimas épocas ha escalado a la máxima relevancia. Entre todo lo que está involucrado en una buena gestión del recurso hídrico en los muy diversos ámbitos de su uso, incluido el ambiental, hay un rubro que ha cobrado una especial importancia: el abastecimiento a zonas urbanas.

La problemática del agua se extiende por supuesto al campo, a la industria y al medio ambiente pero quizás el caso de las ciudades es el que se encuentra en el centro de la discusión.

Hace relativamente poco veíamos, solo con inquietud, los casos de Ciudad del Cabo, Sao Paulo y algunas ciudades de California, enfrentando sequías históricas y largos periodos de desabasto. Luego, en 2022 fuimos testigos de la manifestación de una severa crisis hídrica en el área metropolitana de Monterrey; crisis que se había venido gestando quizás desde 2016.

El caso Monterrey, tan mediático, vino también a desvelar la cruda realidad de muchas otras ciudades en México (y en gran parte del mundo), en donde se ha vuelto cada vez más difícil mantener el abasto de agua potable a la creciente población sobre todo ante la variabilidad del clima en conjunto con muchos otros factores.

Tristemente nos hemos dado cuenta que, aún en el peor momento de la crisis en Monterrey, esta ciudad estaba en mejores condiciones de abasto que muchas otras en México. Hoy, asoman a la puerta momentos difíciles en la Ciudad de México, pero otras ciudades como León, Querétaro, Guadalajara, Tijuana y varias más se sumarían a una preocupante lista.

Ahora bien, generalmente no existe una única causa que explique estas crisis. Es cierto, periodos de bajas lluvias pueden detonarlas, pero hay muchos otros factores involucrados: una deficiente operación de las fuentes de abastecimiento, la falta de infraestructura de almacenamiento, conducción y distribución, así como su mantenimiento y reposición, una creciente demanda sin una cultura de ahorro y eficiencia, la falta de planeación para enfrentar contingencias y desafíos futuros, entre otros.

Si no queremos que se presenten o se repitan estas crisis tenemos mucho por hacer. En el Tecnológico de Monterrey, sus profesores, investigadores y especialistas, principalmente a través del Centro del Agua y el grupo de investigación de Ciencia y Tecnología del Agua, han destinado sus esfuerzos para contribuir a la solución de los problemas y empujar hacia una mejor gestión del agua.

Para el caso de Nuevo León, resaltan los trabajos que se han llevado a cabo en relación con el río Santa Catarina, estudios particulares en los temas de calidad del agua y tratamiento de aguas residuales, la gestión del agua subterránea y la elaboración y actualización de un plan hídrico con perspectiva a 2050

Para ir desenredando todo este complejo entramado de factores que existen en nuestra metrópoli, una lectura recomendada es el libro Agua para Monterrey, escrito en conjunto con mi colega y amigo, Ismael Aguilar Barajas. Los invito a que lo lean. En él encontrarán descrita la complejidad del agua urbana, no solo de Monterrey sino quizá su reflejo en otras ciudades que están al borde una crisis hídrica. 

Entonces, ¿cómo evitamos una crisis hídrica en entornos urbanos? Una buena planeación es la clave. Prepararnos para un futuro incierto implica no solo la formulación del plan sino también su seguimiento y adaptación.

En el contexto del agua urbana, la planeación debe orientar cómo y hasta dónde debe crecer una ciudad, considerar el desarrollo oportuno de nueva infraestructura y la reposición de la ya obsoleta, establecer programas de mantenimiento adecuados, diseñar esquemas para incrementar la eficiencia y el reuso del agua, implementar proyectos orientados a disminuir la demanda, pero, sobre todo, debe en trabajar en  las acciones a realizar ante escenarios poblacionales y climáticos adversos, así como ante contingencias.

Estos temas son los que justamente nos ocupan en el Centro del Agua y el Tecnológico de Monterrey.

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