¿Te imaginas un bosque entero dentro de un campus universitario? En el Tec de Monterrey esto es una realidad a través del proyecto “Tiny Forest” que utiliza el Método Miyawaki para promover un rápido crecimiento de cientos de árboles, arbustos y hierbas. Además, contará con sensores para medir la humedad y el crecimiento de las plantas.
Este “pequeño bosque” se ubica en el campus Monterrey, en un área de 10 metros cuadrados y frente a dos avenidas. Ahí se sembraron alrededor de 350 árboles y plantas (aunque se espera que la cifra llegue a ser de 600) que servirán para capturar más CO2 y partículas contaminantes que un bosque normal.
Rob Roggema, profesor distinguido de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD), miembro de la iniciativa Faculty of Excellence del Tec y experto en diseño regenerativo, dijo a TecScience que este método consiste en plantar árboles muy cerca unos de los otros para que crezcan hasta 10 veces más rápido en un proceso en el que luchan por el espacio.
“Queremos que crezca y que en dos años ya no sea necesario mantenerlo porque será un bosque natural, pero con 30 veces más árboles. Va a capturar un 30% más de CO2, más del 3,000% de reducción de ruido y contará con 300% más especies de animales e insectos”, comentó Roggema.
Para este proyecto se plantaron especies autóctonas de la región, incluyendo tres tipos de encino, mezquite, ébanos, anacua, huizache y anacahuita, así como arbustos como el cenizo, la lantana y la hierba del potro, entre otras.
Un Bosque Miyawaki en el Tec
El concepto de Bosque Miyawaki fue desarrollado por el botánico japonés Akira Miyawaki, quien buscaba impulsar el crecimiento de los árboles y plantas, ahorrar agua y mejorar la calidad del suelo.
Una característica de estos bosques es el uso exclusivo de plantas nativas de cada región donde se instalan; en este caso, se eligieron especies del norte del país en un proceso en el que participaron colaboradores de la Planta Física del Tec.
“Tenemos alrededor de 150 árboles y el resto son diferentes tipos de plantas. Hay una variedad de aproximadamente diez especies de árboles y tres de arbustos. Todavía falta plantar las especies pequeñas como hierbas y pastos“, comentó Giorgio Samaniego, supervisor de Jardinería del campus.
En un ambiente natural de vegetación, ocurre un proceso llamado sucesión ecológica en el cual, primero, los pastos ocupan el suelo; luego, se dan las condiciones para que crezcan arbustos y, finalmente, árboles. Con este método, los tres pasos ocurren al mismo tiempo, lo que genera una competencia por el espacio y acelera el proceso natural.
En el “Tiny Forest”, los árboles se plantaron de forma aleatoria en un espacio de diez metros cuadrados, donde se diseñó una cuadrícula para organizar la vegetación e instalar también un sistema de riego.
En un par de años, el bosque podría alcanzar entre dos y tres metros de altura y hospedar diferentes tipos de fauna: primero insectos, luego aves y finalmente algunos mamíferos.
Mario Adrián Flores, vicepresidente de la Región Monterrey del Tec, señaló que, además de hacer más verde la ciudad, esta iniciativa contribuye a mitigar el cambio climático.
“Si esta metodología japonesa funciona, podemos replicarla en el Distrito Tec y en otras partes de la ciudad. La absorción de CO2, la reducción de ruido vehicular y los beneficios para las especies de insectos, aves y animales pueden servir para regenerar este espacio”, destacó el vicepresidente.
También resaltó la experiencia de plantar un árbol junto a profesores, investigadores y estudiantes y desarrollar la conciencia del cuidado al medio ambiente.
Un bosque pequeño en el que coexisten naturaleza y tecnología
El “Tiny Forest” es un proyecto interdisciplinario que contará con sensores para diferentes tipos de indicadores. Los dispositivos serán monitoreados por grupos de investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) y miembros de Faculty of Excellence, como el profesor distinguido Francisco Falcone.
Los sensores que se entierran en el bosque miden niveles de humedad, de temperatura, de CO2, la calidad del aire y partículas; también determinan el crecimiento de los árboles y la superficie de sus hojas. Otros dispositivos se colocaránn alrededor de los ejemplares para conocer el nivel del ruido, comentó en entrevista el profesor César Vargas, quien lidera grupos de investigación en Telecomunicaciones.
“Ya que están plantados los árboles y que empiezan a enraizar, se hacen las primeras mediciones; después, las podemos hacer cada seis meses para dar oportunidad a que crezcan”, agregó el investigador.
Roggema señaló que el objetivo a futuro es desarrollar una aplicación que reciba y procese toda esa información en tiempo real y pueda ser consultada a distancia a través de algún dispositivo con acceso a internet. La información obtenida podría ser útil para otras investigaciones que indaguen como impactan los “Tiny Forest” a su alrededor.
“Con nuestros estudiantes y profesores tenemos la capacidad de ir más allá de plantar un árbol. El bosque se puede convertir también en un laboratorio vivo que nos ayude a conocer más el comportamiento de las plantas y los árboles a través del uso de tecnología”, señaló Mario Adrián.
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