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Economía circular, una oportunidad para mejorar el futuro

Cómo funciona y por qué este modelo, además de ser un buen negocio, puede ayudar a lograr la sostenibilidad del planeta.
Una ilustración que muestra el proceso de reciclaje
Economía circular no solo se refiere a reciclar, es un sistema que va mucho más allá: “No se trata tanto de que el material en sí tenga cualidad de reciclable, sino de que el modelo completo de fabricación, uso y aprovechamiento de todo lo que se crea sea circular" –Scott Munguía (Ilustración: Getty Images)

Para 2030, si el mundo no lograr revirar el aumento de la temperatura global, podría suceder una catástrofe climática, según expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

¿Qué es la economía circular?

Entre las soluciones que ayudarían a desacelerar este calentamiento está la economía circular, un concepto amplio de un sistema económico que genera prosperidad no solo para los negocios, sino también para la sociedad y, sobre todo, para la naturaleza.

Este tipo de economía busca romper con el modelo lineal de producción, ese en el que extraemos de la naturaleza, producimos y luego desechamos, sin darle un segundo uso a los desechos. Tres especialistas nos hablan sobre cómo, por qué y para qué aprovecharlos.

En el marco del INC Monterrey, el festival de emprendimiento e innovación de América Latina, entrevistamos a tres expertos en la materia para que nos ayuden a comprender cómo trabaja la economía circular, qué beneficios aporta y cuáles son sus limitaciones.

Ciclo virtuoso

De acuerdo con Gustavo Alves, director de Innovación y Comunidades para América Latina de la Ellen MacArthur Foundation, una organización que busca acelerar la transición a la economía circular, esta está basada en tres principios: eliminar los residuos y la contaminación de lo que se produce, circular los materiales el mayor tiempo posible en su autovalor y buscar regenerar los ciclos naturales.

Esto es lo que hace la empresa de biopolímeros Biofase, fundada por el EXATEC Scott Munguía, que crea desechables biodegradables, como popotes, cubiertos, platos, vasos y contenedores de alimentos, a partir de huesos de aguacate.

En 2012, me percaté de que la gran mayoría del bioplástico que se fabricaba entonces, y todavía, se hace a partir del maíz, una fuente de alimento, y no me parece congruente fabricar algo que pretende cuidar el medio ambiente cuando estás retirando algo que es comestible, asegura Scott.

Lo que Biofase hace es utilizar un desperdicio (el hueso de aguacate) en fabricar algo útil, y cuando termina su vida útil sigue siendo valioso para la naturaleza porque se biodegrada y ahí se cierra el ciclo. Por si fuera poco, también se convierte en un negocio rentable.

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Más allá del reciclaje

Erróneamente, se cree que economía circular se refiere a reciclar, pero en realidad, esta cumple con otras funciones que Scott Munguía resume de manera sencilla:

“No se trata tanto de que el material en sí tenga cualidad de reciclable, sino de que el modelo completo de fabricación, uso y aprovechamiento de todo lo que se crea sea circular”, explica. Por ejemplo, el plástico se puede reciclar, pero solo el 6% en todo el mundo se recicla, lo que resulta muy incongruente.

El Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing del Tec de Monterrey tiene una línea de investigación muy enfocada en la bioconversión de residuos en productos de valor, como los residuos de la producción de café en comunidades cafetaleras de Chiapas, a partir de los cuales se extraen compuestos antioxidantes para generar el prototipo de una batería que alimenta una lámpara de mano.

“Como la batería estaba formulada de elementos naturales, al desecharse no tiene impacto negativo en el medio ambiente como las baterías alcalinas que pueden lixiviar compuestos tóxicos a la tierra directamente”, explica Elda Melchor, profesora investigadora del Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing.

Otro ejemplo es el sargazo, una problemática que afecta en el Caribe mexicano y otros países, pero que contiene muchos compuestos de valor, como polímeros, que pueden utilizarse para desarrollar un biofertilizante, o bien, un alimento para camarón basado en sargazo; asimismo, con la biomasa reusada del sargazo se puede tratar agua contaminada. “Todo eso estamos trabajando en el Instituto”, comenta Elda.

Círculos de beneficios

El primer beneficio de la economía circular es, precisamente, el económico. “Un sistema circular que deja de producir desperdicio ya genera ganancia. Un sistema que rompe con la necesidad de extraer materiales vírgenes genera ganancia. Un sistema que permite la creación de nuevos modelos de negocio para circular las cosas, repararlas, remanufacturarlas genera mucha ganancia”, precisa Gustavo.

Pero este tipo de economía es también una oportunidad de beneficios sociales, porque hay un potencial de inclusión productiva muy grande.

Si una organización empieza a construir una cadena para circular, requiere de más personas para esta operación y esto crea empleos. A nivel ecológico, la economía circular ha mostrado ser muy benévola con el medio ambiente y que puede hacer frente al cambio climático, tal como vimos en los ejemplos de los residuos de café y sargazo y de Biofase, la única en el mundo en tener un bioplástico hecho 100% de desperdicio agrícola.

México, al ser un productor importante de bienes agrícolas que además se industrializan, tiene una gran oportunidad de hacer negocios a través de la economía circular. Los residuos del aguacate, cítricos, vainilla, y el lactosuero son materiales de origen vegetal que pueden ser aprovechados para generar nuevos productos.

Las limitaciones de la economía circular

Por desgracia, no todo es miel sobre hojuelas… aún. El costo de los productos biodegradables para el consumidor todavía es elevado, pero de acuerdo con Scott, “conforme la gente se ha hecho más consciente de la importancia de cuidar el medio ambiente, en Biofase hemos podido acercarnos más al público”.

Elda Melchor afirma que, a pesar de tener excelentes ideas en el ambiente científico para la industria manufacturera, generar los prototipos para llevarlas a cabo no siempre es económicamente viable.

En cuanto a la bioconversión de residuos, aunque la industria genera toneladas de residuos agrícolas, ¿cómo y dónde se pueden almacenar?, ¿cómo se pueden pretratar para poder hacer la bioconversión? “Todo esto son parte de las grandes limitaciones y para las que buscamos solución” apunta Elda.

El principal reto es hacer entender a los tomadores de decisiones por qué es importante cambiar a una economía circular. Gustavo Alves piensa que “aunque sabemos y recibimos muchos contenidos sobre el cambio climático y los límites a los que estamos llegando, todavía falta mayor conciencia y conocimiento de qué es la economía circular, cómo aplicarla en un modelo de negocio y cómo crear cosas que sean circulares”.

Pero los pronósticos no mienten, ya hay escasez de agua y de recursos de alimentación, la temperatura ambiental se sigue elevando y la agricultura tradicional ya no es sostenible. Tarde o temprano –más temprano que tarde, esperamos–, la economía circular se convertirá en el futuro del mundo si queremos seguir teniendo futuro a largo plazo.

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