Por: Arturo Santos García, director de Transferencia de Tecnología y Emprendimiento de Base Científica-Tecnológica del Tec de Monterrey
En 2003, el profesor Henry Chesbrough publicó Open Innovation: The New Imperative for Creating and Profiting from Technology Models, un libro donde el teórico estadounidense aseguraba que el avance de la tecnología había dejado de ser exclusivo de las grandes empresas que contaban con sus propios laboratorios de investigación y desarrollo y había evolucionado hacia un esquema en el que los inventores independientes y las universidades desarrollaban tecnología de una forma más acelerada y masiva.
Desde entonces se comenzó a hablar sobre “innovación abierta’’, en la que cualquier compañía tiene la posibilidad de buscar soluciones a sus necesidades tecnológicas a través de universidades y ecosistemas de investigación. Así, una gran cantidad de emprendedores ha tenido la oportunidad de usar la tecnología como una fuente de ventaja competitiva.
Innovación de base tecnológica
De tal forma que la denominada economía del conocimiento en que vivimos es una economía totalmente emprendedora.
En el caso de México, aunque en etapa incipiente, se han desarrollado diversos polos de emprendimiento de base tecnológica y algunas empresas han creado tecnologías originales y eficientes, útiles para resolver problemas concretos.
Estas, mediante la protección brindada por un esquema de propiedad intelectual, han obtenido un monopolio temporal, accediendo así con ventaja competitiva a mercados de muy alto valor, tanto nacionales como extranjeros.
Por ello, es fundamental que las instituciones de educación superior y los organismos gubernamentales sigan implementando políticas que privilegien la investigación orientada a la aplicación y no a su publicación.
Factores indispensables para lograrlo es el fomento de la cultura de la propiedad intelectual, la implementación de ecosistemas que articulen y faciliten el emprendimiento de base tecnológica y el acercamiento y vinculación con la industria.
El diseño de proyectos de investigación con una orientación a su aplicación práctica y con el objetivo de resolver problemas o necesidades de la sociedad mediante abordajes interdisciplinarios, el diseño y la implementación de un proceso para la validación y selección de las propuestas con el mayor potencial de emprender, basado en la alineación a los temas oficialmente declarados, las tendencias tecnológicas globales, la viabilidad financiera, la pertinencia de registro de propiedad intelectual y el mercado potencial, representan algunas de las estrategias que incrementarán las posibilidades de éxito para los proyectos de emprendimiento de base tecnológica.
El desarrollo de modelos de negocio aplicables a las propuestas de investigación, así como la definición de la mejor estrategia de mercado y de transferencia de tecnología, son algunos de los elementos fundamentales para asegurar la viabilidad financiera de las mismas.
El resultado esperado a partir de la implementación de las acciones previamente descritas, generaría un cambio positivo y significativo con relación al emprendimiento de base tecnológica en nuestro país, el cual se manifestaría mediante los beneficios adicionales al reconocimiento científico, como el incremento en el número de registros de propiedad intelectual, la creación de empresas de base tecnológica, la generación de empleos de alto nivel tecnológico, el reconocimiento y prestigio en el ámbito internacional, la atracción de talento y la generación de riqueza, la cual daría origen a la creación de fondos de inversión dedicados al apoyo de iniciativas de investigación e innovación.
En resumen, un ciclo virtuoso que pudiera representar un movimiento inicial hacia la economía del conocimiento. (Arturo Santos García, director de Transferencia de Tecnología y Emprendimiento de Base Científica-Tecnológica del Tec de Monterrey)