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El Covid les robó expectativa de vida a los mexicanos: Frenk Mora

El exsecretario de Salud reflexiona sobre la respuesta del gobierno ante la emergencia por SARS-CoV-2.
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En entrevista afirma que la fase más grave de la pandemia por Covid ya pasó. (Ilustración: Nora Muñoz / TecScience)

Julio Frenk Mora es médico cirujano. Durante seis años (2000-2006) fue secretario de Salud federal y estuvo a cargo del arranque del Seguro Popular.

Como funcionario público, enfocó gran parte de su conocimiento a generar, entre otras cosas, un plan de respuesta ante emergencias de salud y pandemias.

En entrevista con TecScience, Frenk Mora reflexiona sobre la respuesta del gobierno ante la pandemia de Covid-19, el porqué para México significó una pérdida en la expectativa de vida y qué pasos debemos seguir para evitar futuras pandemias y para tener un mundo más seguro.

En octubre de 2021, un estudio publicado en la revista Canadian Studies in Population, reportó que, durante la pandemia, la esperanza de vida en México se redujo al menos 2.5 y 3.6 años para mujeres y hombres, respectivamente.

Esperanza de vida

¿A qué se debe la pérdida de esperanza de vida en México por la pandemia?

Bueno, es el efecto de las muertes en exceso. Es decir, la esperanza de vida es una medida de mortalidad y tuvimos uno de los mayores niveles de muertes en exceso en el mundo, eso ahora se traduce en un retroceso.

Si vemos, no el número de años que se perdieron en la esperanza de vida, sino hace cuántos años teníamos la expectativa de vida a la que caímos, ¡retrocedimos 30 años! En 2021, tuvimos la esperanza de vida que había en México en 1992. Eso quiere decir que, entre 2019 y 2022, tan solo tres años, perdimos 30 años de progreso.

No habíamos tenido una disminución generalizada de la esperanza de vida en México desde hace un siglo, es la primera vez desde el final de la fase armada de la Revolución Mexicana.

Hay algo que está muy mal con nuestro sistema de salud… creo que ya no hay una prueba más dramática de eso.

¿Qué cosas prácticas podemos hacer para fortalecer el sistema de salud en México?

Bueno, lo primero que tenemos que hacer es recuperar la capacidad que se perdió. México había desarrollado planes de preparación y respuesta ante pandemias. Ese plan, por ejemplo, se activó en 2009 con la pandemia de AH1N1. El país tuvo una respuesta completamente diferente a la actual. Considero, fue una mejor respuesta, se actuó con vigor, había un plan y este se activó.

A mí me tocó preparar ese plan cuando fui secretario de Salud, aunque ya la pandemia ocurrió en la siguiente administración. Era un gobierno diferente, se siguió el plan que estaba listo. Eso se perdió. Parte de ese plan era tener una reserva estratégica, por ejemplo, de equipo de protección personal como cubrebocas, medicamentos antivirales y otros insumos que se requieren. Esa reserva estratégica hay que restablecerla. La gente que vivió en esa pandemia recordará que al día siguiente de declararse la pandemia, la gente ya estaba usando cubrebocas. Ahora pasaron meses porque había escasez.

Lo segundo es que en México se habían logrado incrementos muy importantes en los presupuestos de la Secretaría de Salud gracias al Seguro Popular. De hecho, ese presupuesto se cuadruplicó en términos reales –ajustando por inflación– entre 2000 y 2015. Eso se ha perdido; los presupuestos han ido bajando desde 2015 y en el actual gobierno se han prácticamente congelado. Entonces, si no invertimos más en salud, no vamos a poder mejorar. No nada más es cosa de gastar más dinero en salud, sino hacerlo de manera eficiente, con transparencia y rendición de cuentas.

En este momento creo que una de las cosas más concretas que tenemos que hacer es lograr una mejor coordinación entre la estructura que tenemos de salud pública, la vigilancia epidemiológica, el control de enfermedades y la infraestructura de atención a pacientes. Tienen que estar mejor coordinados. Se trata de recuperar la capacidad e invertir más.

Julio Frenk fue secretario de Salud y sentó las bases de respuesta en pandemias. (Foto: Cortesía)

Coexisitir con la enfermedad

¿Cómo ve el desarrollo de la pandemia, qué va a pasar en el futuro con Covid-19?

Siempre hay incertidumbre, porque la pandemia representa un organismo, típicamente un virus nuevo, entonces los humanos no han tenido experiencia con ese virus y vamos aprendiendo sobre la marcha, pero sí vislumbro que estamos ya de salida de la fase pandémica de Covid-19.

No vamos a acabar con el Covid-19, vamos a seguir coexistiendo con esta enfermedad. Lo más probable es que se vuelva una enfermedad endémica estacional, como la influenza, y entonces, cada año, en las épocas sobre todo de frío, que es cuando la gente pasa más tiempo adentro y está más expuesta al contagio, vamos a tener que reactivar ciertas medidas. Por ejemplo, en Asia, que tuvieron más experiencia temprana con el coronavirus, ya todos los inviernos la gente se pone cubrebocas, es como sacar las bufandas y chamarras. Deberíamos de hacer lo mismo. No lo hemos logrado, porque se ha politizado el uso de cubrebocas, entonces hay que despolitizar ese uso.

Para salir en definitiva de la fase pandémica, las tres claves son: uno, mantener y acelerar el paso de la vacunación en México, que desgraciadamente se ha desacelerado. Dos, traer las vacunas nuevas, las bivalentes que protegen contra la cepa original y la variante Ómicron, que es ya la variante dominante y es muy probable que se mantendrá como tal. Y tres, participar globalmente en todas las discusiones que se están dando a nivel mundial sobre mejores esquemas para estar preparados en el futuro y eso es algo en lo que México ha estado muy poco presente. Nosotros dependemos no nada más de lo que hacemos en México, sino de lo que hacen otras naciones, y si no hay directrices claras y mecanismos para asegurarnos de que las reglas sean cumplidas por todos los países, nosotros estamos también expuestos y vulnerables.

¿Qué cree que tenemos que hacer para prevenir una pandemia en el futuro?

En primer lugar, hay que darle a la Organización Mundial de la Salud (OMS) elementos para sancionar a los países que no cumplan con las regulaciones, porque ponen en riesgo a todo el mundo. Por ejemplo, en esta pandemia, el retraso de las autoridades chinas en notificar, y en ese aspecto no hay ninguna sanción.

La ironía es que ahora si un país reporta un brote, como hizo México en 2009, vienen consecuencias económicas: se suspenden los viajes, se suspende el comercio, entonces hay un fuerte incentivo para no reportar. Todo eso se puede cambiar. El Banco Mundial ha propuesto tener un mecanismo de un seguro en el que si hay un brote en un país y por reportar sufre pérdidas económicas, se activa un seguro que le ayude a subsanarlas.

Las reglas son buenas, pero si no le pasa nada al que no las cumple y el que las cumple no tiene nada que lo proteja, tenemos el mundo al revés, tenemos los incentivos al revés.

Lo segundo es establecer una fuerza que esté en espera, lista para movilizarse, una especie de Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de la epidemiología que, rápidamente, cuando haya indicios de algún brote, se pueda movilizar, sobre todo a países que no tienen una buena capacidad de respuesta.

Tercero, debemos tener plataformas tecnológicas, listas para que, en cuanto aparezca un nuevo virus y se secuencie el genoma, literalmente «enchufar» el genoma y se empiecen a producir pruebas diagnósticas, vacunas y antivirales de inmediato. En esta pandemia, por ejemplo, las pruebas diagnósticas se tardaron muchísimo y se perdió tiempo oro.

Y cuarto, creo que tenemos que tomar muy en cuenta el efecto desproporcionado en los llamados trabajadores esenciales, que es típicamente personal mal remunerado, pero sin el cual las sociedades no funcionan. A toda la gente que se encargó de mantener los servicios básicos funcionando la llamamos esenciales, sin embargo, no la valoramos lo suficiente. Creo que tenemos que hacer una reflexión sobre cómo reconocer y remunerar mejor a ese personal y lo mismo diría yo con el personal de salud.

México tiene el mayor porcentaje de muertes por Covid en personal de salud. Eso refleja el poco valor que las autoridades le dan a los trabajadores profesionales de la salud. Entonces, si queremos estar mejor preparados, hay que pagarle mejor a médicos, enfermeras, técnicos y a sus trabajadores esenciales. No se puede pedir que sean y actúen como héroes y que los recompensemos como si fueran sectores marginados de la sociedad. Creo que esas son algunas medidas que nos darían un mundo más seguro.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber