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El futuro del tratamiento contra el Parkinson

Neurólogos expertos del Tec de Monterrey explican cuáles son los avances más recientes.
Ilustración con fondo negro de un cerebro y sus conexiones neuronales en colores
“Si se puede tener una vida feliz, plena y satisfactoria con Parkinson”, concuerdan especialistas. (Foto: Getty Images)

Fortino Salazar, neurólogo cirujano e investigador del Tecnológico de Monterrey, forma parte de un grupo de expertos en neurociencias del Centro de Parkinson, Trastornos del Movimiento y Neurorestauración del Hospital Zambrano Hellion del sistema TecSalud.

Desde 2015, el grupo se ha enfocado en hacer investigación de vanguardia y brindar un tratamiento integral y multidisciplinario a las personas que padecen esta enfermedad.

Héctor Ramón Martínez, director del Instituto de Neurología y Neurocirugía de TecSalud, define la enfermedad como la pérdida de la sustancia negra en la que se hacen presentes síntomas importantes como problemas de coordinación, temblor, rigidez y lentitud de movimiento.

De hecho, el Parkinson es una enfermedad neurológica degenerativa que afecta el cerebro y las partes del cuerpo que controla. Es ocasionada por la baja producción de dopamina –un importante neurotransmisor− y está presente en más de ocho millones de personas alrededor del mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Nuevos tratamientos para el Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un área de continua investigación donde se busca obtener cada vez mejores tratamientos y optimizar los que ya existen, para darle a las personas que viven con ella la oportunidad de vivir una vida plena.

Ahora, se está trabajando en estudios genéticos para detectar variantes que predispongan a las personas a este padecimiento.

En colaboración con la Universidad de Cleveland, Daniel Martínez Ramírez, neurólogo investigador, y otros expertos del Tec de Monterrey, están buscando identificar genes latinoamericanos de pacientes con Parkinson, para ver si existen rasgos específicos de la región con los que se pueda trabajar para mejorar los tratamientos.

Para Salazar y Martínez Rodríguez, el futuro de las terapias y tratamientos contra el Parkinson es prometedor, pero actualmente ya existen buenas herramientas.

Con la llegada de la tecnología, en los últimos años se han logrado desarrollar dispositivos que pueden medir algunos de los síntomas y ayudar a su tratamiento.

Además, el manejo de la enfermedad ha dejado de ser visto como individual y ahora se incluye no solo a neurólogos, sino también a un equipo multidisciplinario como al fisioterapeuta, nutriólogo, neuropsicólogo, tanatólogos y cuidado profesional. De esta forma se podrán atacar todos los síntomas en conjunto.

Por otro lado, la educación de los cuidadores es importante para ayudar al tratamiento del Parkinson, ya que necesitan estar bien física y emocionalmente para atender de forma correcta al paciente.

Además, “hay muchas alternativas de tratamiento para ayudarlos a llevar la enfermedad de la mejor manera”, dice Salazar.

“Si se puede tener una vida feliz, plena y satisfactoria con Parkinson”, afirma Martínez Rodríguez.

Estimulación cerebral profunda, una terapia innovadora

Una vez que alguien ha sido diagnosticado con Parkinson, hay distintas formas de lidiar con su enfermedad. Cuando esta no es tan avanzada, suelen administrarse medicamentos que aumentan la producción de dopamina en el cerebro.

Cuando los medicamentos y terapias de rehabilitación motora ya no son suficientes, existe un procedimiento innovador llamado estimulación cerebral profunda, en la cual se especializa Salazar.

“Antes de hacer la operación, hacemos una evaluación −muy estricta− para saber si el paciente se podría beneficiar de ella”, dice Salazar.

Esta consiste, básicamente, en colocar electrodos en partes profundas del cerebro que están conectados a un aparato que envía pequeños pulsos eléctricos.

El aparato, parecido a un marcapasos, se coloca debajo de la piel en el pecho. Un cable conecta los electrodos colocados en el cerebro y el dispositivo. Los pulsos estimulan las áreas del cerebro que controlan el movimiento y otros aspectos ligados a los síntomas que presenta cada persona, llevando a una mejoría en tales síntomas.

A largo plazo, esta técnica les da a los pacientes una mejor calidad de vida durante mucho tiempo. “Tenemos pacientes cercanos a los 10 años que hemos operado y se siguen beneficiando de la operación”, dice.

Además, en el Centro de Parkinson, Trastornos del Movimiento y Neurorestauración, los pacientes son atendidos por una diversidad de especialistas que ven cada uno de los síntomas, dependiendo de cuáles tengan.

“El plan es tener un tratamiento completo e integral, no solo ver la parte del medicamento o una cirugía”, reflexiona Salazar. En el centro convergen especialistas en rehabilitación, nutrición, urología, gastroenterología, neuropsicología y cardiología, entre otros.

Síntomas de Parkinson: más que temblar

En general, cuando pensamos en esta condición, imaginamos a una persona a quien le tiemblan las manos, sin embargo, es mucho más que eso. “Existe un grupo de síntomas muy amplio que se conoce como síntomas no motores”, explica Salazar.

Algunos de los más comunes son dificultades para oler o tragar, estreñimiento crónico, problemas urinarios, alteraciones del sueño, problemas de memoria, depresión y otras condiciones neurosiquiátricas.

Hasta hace poco, incluso a la hora de diagnosticar, predominaba el enfoque relacionado con los problemas de movilidad.

De acuerdo a este, el Parkinson se clasifica en dos tipos: cuando las extremidades del paciente tiemblan en reposo, llamado tremorígeno, o cuando tienen movimientos lentos y rigidez en las extremidades, llamado rígido.

Bajo esta idea, muchos expertos habían observado que aquellos con Parkinson tremorígeno tenían una progresión más lenta de la enfermedad, mientras que aquellos que tenían el perfil rígido mostraban una evolución más rápida y grave.

“Así me enseñaron a mí los maestros y me decían que a los que tiemblan parece que les va mejor”, dice Fortino Salazar.

Sin embargo, de acuerdo con Martínez Ramírez, cada vez hay más evidencia de que esto no necesariamente es así y que los perfiles pueden irse mezclando con el paso del tiempo. Hoy, los cirujanos y especialistas se están fijando cada vez más en los síntomas no motores.

En un estudio para su tesis doctoral, el investigador encontró que los pacientes que tienen un perfil en donde predominan los síntomas relacionados con el sistema nervioso autónomo, como problemas gastrointestinales o urinarios, tienen un mayor riesgo de hospitalización e incluso de muerte.

Es por ello que, en su práctica, se ha vuelto muy relevante observar y monitorear todos los síntomas, para lograr una detección temprana del tipo de síntomas que predominan y poder proporcionar un tratamiento individualizado que mejore la calidad de vida de los pacientes a largo plazo.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber