Por Luz María Alonso y David Ibarra
La audición no solo es un sentido crucial para la interacción con nuestro entorno, sino también un elemento clave en nuestra orientación espacial y nuestra experiencia emocional. Sin embargo, pese a su importancia, el oído es un órgano que frecuentemente descuidamos, lo que puede derivar en problemas auditivos graves, como la pérdida de audición o el acúfeno.
Afortunadamente, la investigación científica ha avanzado significativamente en las últimas décadas, abriendo nuevas puertas para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de estas afecciones.
Uno de los principales retos en la salud auditiva es el impacto del ruido en la vida cotidiana. La exposición prolongada a sonidos intensos en actividades recreativas, como conciertos, discotecas o fiestas, así como el uso inadecuado de audífonos, representa una amenaza constante para nosotros mismos. Este tipo de prácticas no solo daña físicamente las estructuras del oído interno, sino que también pone una carga adicional sobre el cerebro, que debe esforzarse por interpretar sonidos distorsionados.
Por ello, la investigación en tecnologías auditivas, como los audífonos de última generación, ha sido crucial. Estos dispositivos no solo mejoran la calidad del sonido, sino que también optimizan la experiencia auditiva al adaptarse a las necesidades específicas de cada persona.
Uno de los avances más prometedores es el desarrollo de terapias acústicas basadas en sonidos diseñadas para rehabilitar la audición. Estudios recientes han demostrado que la estimulación sonora controlada puede ayudar a reactivar la corteza cerebral auditiva, permitiendo que ciertas frecuencias perdidas vuelvan a ser audibles. Este enfoque no solo tiene aplicaciones en la pérdida de audición, sino también en el tratamiento del acúfeno, un trastorno que, hasta hace poco, se consideraba prácticamente intratable. Aunque aún queda mucho por hacer, estas terapias ofrecen esperanza a millones de personas que enfrentan problemas auditivos.
Otro campo fascinante es la relación entre el sonido y las emociones humanas. La música, los sonidos de la naturaleza y otros estímulos auditivos han demostrado tener un impacto positivo en la regulación emocional, ayudando a reducir el estrés y la ansiedad.
Este conocimiento no solo tiene implicaciones terapéuticas, sino también preventivas, ya que fomenta el uso consciente del sonido como herramienta para el bienestar mental. Además, subraya la importancia de proteger nuestra salud auditiva para preservar nuestra capacidad de disfrutar de estas experiencias enriquecedoras.
El diagnóstico temprano de problemas auditivos es otro desafío que ha sido abordado gracias a los avances tecnológicos. Las pruebas que miden la respuesta del cerebro a diferentes estímulos sonoros han revolucionado la forma en que se identifican y tratan las deficiencias auditivas.
Por ejemplo, el uso de electroencefalografía para detectar la respuesta neuronal a sonidos específicos ha permitido un diagnóstico más preciso de los acúfenos. Este enfoque promete superar las limitaciones de las pruebas auditivas tradicionales, que a menudo no son capaces de detectar problemas complejos.
Sin embargo, a pesar de los avances, los desafíos en la salud auditiva persisten, especialmente en lo que respecta a la accesibilidad y la concienciación. Muchas personas desconocen los riesgos asociados con la exposición al ruido o no tienen acceso a los tratamientos más avanzados debido a su costo o disponibilidad limitada en los sistemas de salud. Por ello, es crucial seguir invirtiendo en investigación y educación para garantizar que los beneficios de estos avances lleguen a todos los sectores de la población.
En conclusión, los avances en la investigación auditiva han permitido enfrentar los retos que plantea el cuidado del oído en diferentes direcciones: la prevención, el diagnóstico y el tratamiento. La tecnología y el conocimiento científico han demostrado ser aliados fundamentales para preservar y mejorar la salud auditiva. No obstante, queda un largo camino por recorrer, especialmente en términos de accesibilidad y concientización. Aprovechar los descubrimientos recientes y fomentar hábitos saludables en torno a la audición no solo beneficiará nuestra capacidad auditiva, sino también nuestra calidad de vida en general.
Luz María Alonso Valerdi y David Isaac Ibarra Zárate son profesores investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias, del Tec de Monterrey, en áreas de Neuroingeniería. Entre sus proyectos de investigación destaca la Neuroacústica, donde utilizan terapias acústicas para el tratamiento de enfermedades neurológicas. Ambos son miembros del Sistema Nacional de Investigadores.