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El reto de diagnosticar el déficit de atención en los adultos

Un diagnóstico temprano de TDAH puede ayudar a las personas que viven con el trastorno.
Ilustración de mujer con problemas
“El TDAH es un desorden real que dura toda la vida, pero existe el manejo multidisciplinario”, dice José Antonio Infante, neuropediatra de TecSalud. (Ilustración: TecScience)

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es cada día mejor comprendido, lo que permite tratarlo para reducir sus síntomas y brindar a quienes viven con él la oportunidad de llevar una vida plena, sin embargo, el diagnóstico tardío en adultos sigue siendo un desafío.

“Hay un porcentaje importante de personas que lo tienen y llegan a la vida adulta sin saberlo”, dice José Antonio Infante, neuropediatra del Hospital Zambrano Hellion de TecSalud, en entrevista con TecScience.

Alrededor de 6.8% de adultos a nivel mundial tienen TDAH sintomático, pero es común que este no sea diagnosticado pues la mayoría no tienen contacto frecuente con personas que sepan detectarlo, a diferencia de las infancias que conviven con profesores y pediatras regularmente.

En Latinoamérica hay alrededor de 36 millones de personas con esta condición, aunque menos de una cuarta parte recibe una terapia o tratamiento adecuados. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, donde se calcula que son aproximadamente 8.7 millones, con solo el 20% tratado.

Las consecuencias de esta falta de diagnóstico y tratamiento son importantes porque, generalmente, las personas con TDAH tienen un mal manejo del tiempo, así como falta de motivación y de concentración, lo cual, de acuerdo con Infante, se relaciona con “depresión crónica, problemas laborales, personales, e incluso legales”.

TDAH en adultos, ¿cuáles son los síntomas?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que resulta en la dificultad de prestar atención, ser hiperactivo o tener conductas impulsivas: “la impulsividad es un factor importante que casi no se menciona”, explica el experto.

Existen tres tipos principales de TDAH: el predominantemente inatento, el predominantemente hiperactivo e impulsivo y el combinado. Este último es el más común y en todos los casos hay pacientes con síntomas leves, moderados y severos.

Las causas aún no están completamente claras, pero se sabe que existe un factor genético, así como problemas en el desarrollo o en el entorno que llevan a problemas en desregulaciones de los neurotransmisores o falta de conectividad de ciertas áreas del cerebro, como la corteza prefrontal.

“Puede ser detectado de los tres años en adelante, pero es crónico, permanece durante toda la vida”, cuenta el neuropediatra. Afortunadamente, con un manejo adecuado los síntomas pueden atenuarse.

Por ello, lo ideal es que se diagnostique de manera temprana para, además, detectar si el TDAH está asociado con otras condiciones como desórdenes de la memoria, el lenguaje o las funciones ejecutivas, ansiedad, depresión, trastornos del sueño, tics o problemas en la motricidad.

En general, suelen haber tres o cuatro situaciones como estas (llamadas también comorbilidades) que se combinan con el trastorno. “Casi el 30% de las personas con TDAH presentan problemas de motricidad y coordinación fina, como dificultad para atarse las agujetas o abotonarse la ropa”, explica Infante.

Adultos con TDAH no diagnosticado

Para diagnosticarlo, los neurólogos y neuropediatras utilizan cuestionarios estandarizados para dilucidar si los síntomas realmente se deben al TDAH u otros factores, como los trastornos del ánimo. También existen otras herramientas para complementarlo, como programas computacionales que miden la atención.

“Todos llegamos a presentar falta de atención o hiperactividad, pero si los síntomas afectan de forma continua la vida de las personas, puede ser TDAH”, dice el médico especialista en este trastorno, epilepsia y trastorno del espectro autista.

Actualmente, se habla de que en infantes y adolescentes existe un sobrediagnóstico, donde personas que tienen algunos síntomas parecidos son diagnosticadas de forma incorrecta. Pero el neuropediatra cree que esto podría deberse a que se consulte con médicos generales o especializados en otras áreas. 

Por otro lado, en adultos se ha reportado un subdiagnóstico donde muchos no saben que tienen TDAH, pero presentan complicaciones en su vida diaria.

Las personas que lo padecen suelen tener inquietud, desorganización, falta de motivación, olvidos, dificultad para gestionar el tiempo, emociones cambiantes e indecisión. La impulsividad también se ha asociado con una mayor probabilidad de padecer abuso de sustancias o de incurrir en actividades delictivas.

Un estudio realizado en la prisión de Norrtälje, cerca de Estocolmo, Suecia, encontró que 40% de los presos presentaban TDAH. Otro, encontró que en comparación con la población general −que muestra una prevalencia de alrededor del 7%−  hay una prevalencia del 26% en poblaciones carcelarias, lo cual representa una incidencia cinco veces mayor.

“Aquí es muy clara la consecuencia de tener una falta de control de impulsos no tratada”, expresa Infante.

Aunque tener TDAH no significa que las personas con esta condición tendrán problemas con la ley, puede ocasionar que les sea más difícil controlar sus impulsos y emociones, gestionar su comportamiento o entender las reglas. 

Esto puede llevarles a que cedan a pensamientos impulsivos con mayor facilidad, llevándoles a manejar alcoholizados, pelear a golpes o irrumpir en la casa de desconocidos, por ejemplo.

Diagnóstico temprano y tratamientos

Por estas razones, es sumamente importante poner el énfasis en el diagnóstico temprano y el tratamiento integral, de acuerdo con Infante.

“Es muy frecuente que cuando estamos explicando las manifestaciones del TDAH a los padres de un niño, uno o los dos papás empiezan a removerse en su asiento y resulta que también lo padecen”, recuerda el experto.

Para él es crucial recordar que el trastorno tiene un factor genético y que muchas veces son los padres quienes lo heredaron a sus hijos, pero por la falta de información que había en décadas pasadas, no supieron detectar a tiempo que lo tenían.

En cuanto al tratamiento, este varía dependiendo de la severidad del caso y los padecimientos asociados, pero suele incluir la terapia cognitivo-conductual, medicamentos, terapia del lenguaje y terapia ocupacional.

“El TDAH es un desorden real que dura toda la vida, pero existe el manejo multidisciplinario”, dice Infante.

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Autor

Picture of Inés Gutiérrez Jaber