En la película El Graduado, de 1967, a un joven recién egresado de la universidad lo aborda un empresario para decirle: “Los plásticos tienen un gran futuro”.
La escena retrata la época en la que este material comenzó a ser una opción de negocio en Estados Unidos, sin que nadie imaginara que, 50 años después, llegaría a contaminar, incluso, el torrente sanguíneo de las personas o la leche materna, a través de los microplásticos.
Estamos frente a una crisis del plástico y la ciencia busca soluciones. Entre las líneas de investigación están tener mayor conocimiento de los microorganismos que degradan polímeros y desarrollar bioplásticos que se reintegran al medio ambiente.
La solución se puede encontrar en la naturaleza, según el artículo Impacto ambiental y mitigación de la contaminación por micro(nano)plásticos utilizando herramientas catalíticas verdes y métodos analíticos ecológicos. Este analiza las estrategias de mitigación basadas en la utilización de enzimas para degradar polímeros.
Este paper, publicado por María Fernanda Cárdenas Alcaide –estudiante de Ingeniería en Nanotecnología en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey– y dirgido por el profesor Hafiz Iqbal, explica que es necesario encontrar “una estrategia práctica, factible y respetuosa con el medio ambiente para abordar la crisis actual de contaminación plástica”.
“Diferentes microorganismos han adquirido capacidad para utilizar el plástico, convirtiéndolo en alimento, en energía», dice Cárdenas Alcaide en entrevista con TecScience.
«Se han descubierto más de 90 microorganismos, hongos y bacterias, que han demostrado que pueden degradar residuos de plástico”, cuenta la investigadora.
Ella advierte que, si la contaminación de los mares continúa como hasta ahora, para 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
Solución a la crisis del plástico
El Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing del Tec de Monterrey tiene el objetivo de generar alternativas para reducir el uso de plástico derivados del petróleo. Dora Iliana Medina, líder de la Unidad de Desarrollo Avanzado de Materiales de este Instituto explica que se trata de innovar en el desarrollo de polímeros de base biológica (también conocidos como bioplásticos).
“Las fuentes renovables producen plásticos que pueden atravesar el reciclaje y la biodegradación. Son compostables. Actualmente, todo el material de desechos de la industria agroalimentaria se puede usar para formar bioplásticos”, explica Medina.
Por ejemplo, cuando las empresas de popotes se vieron obligadas a dejar de usar plástico tradicional, utilizaron bagazos de caña o de maíz para producir nuevos sorbetes, de modo que, cuando se terminan de usar pueden reintegrarse a la naturaleza. Los pasos para crear estos nuevos materiales, dice Medina, son bastante sencillos.
Se elige el material que sea de base biológica, luego se da un tratamiento químico y se aísla el compuesto que interesa. “El gran reto es la industrialización, pues en el mercado los plásticos se ven favorecidos porque los precios son inferiores a los productos naturales. Como es una innovación, va a ser un poco más caro”, advierte.
Plástico: un material mal utilizado
Cecilia Treviño Quintanilla, también investigadora del Institute of Advanced Materials for Sustainable Manufacturing, afirma que el plástico es el material perfecto por sus propiedades mecánicas. Sumado a la facilidad con la que se procesa que lo hace muy económico.
El problema, dice, es que la humanidad le dio un uso desechable a un material que dura millones de años.
«Cuando los plásticos son expuestos a los rayos solares se descomponen en eslabones y se hacen más chiquitos”, cuenta la especialista en polímeros. «Los microplásticos se han encontrado hasta en la orina humana», agrega.
Con sus investigaciones, Treviño busca ser parte de la solución a la crisis. Actualmente, trabaja en un proyecto sobre degradación de hule, material que todavía no podemos reciclar.
“Los polímeros son cadenas, entonces lo que hacemos es desbaratarlos por medio de un proceso químico. Ya que se rompen todos los eslabones podemos volver a hacer otro hule”, explica.
Su investigación, en conjunto con el Southwest Research Institute (SwRI), busca que sea posible inclusive llantas vulcanizadas.