En años recientes, el cuestionar los roles de género forma parte de un movimiento global que busca luchar en contra de la desigualdad. Construir masculinidades positivas, es decir, que no repliquen estereotipos sobre lo que significa ser hombre en varias culturas, es clave.
Esto es especialmente importante en México y América Latina, región en donde ha predominado la cultura machista que, como sabemos, involucra una serie de creencias, conductas, normas y prácticas que discriminan y oprimen a las mujeres o lo que se considera femenino.
Vivir una masculinidad hegemónica ocasiona –entre otras cosas– que los hombres no expresen emociones más allá del enojo, descuiden su salud, se alejen del cuidado de los hijos, no se involucren en labores domésticas y sean violentos.
Así, el machismo no solo afecta a las mujeres, también a los hombres al no permitirles vivir la experiencia humana completa de forma abierta y pacífica.
“En el machismo se tiende a ser violento hacia otras personas y en muchas ocasiones hacia uno mismo”, asegura José Carlos Vázquez, profesor de la Escuela de Humanidades y Educación (EHE) e investigador del Institute for the Future of Education (IFE), en entrevista con TecScience.
Afortunadamente, desde hace años se ha buscado redefinir la masculinidad tradicional y darle paso a nuevas maneras de ejercerla.
Sin embargo, definir exactamente qué es masculinidad positiva y estudiarla en un contexto académico no es tan sencillo como suena, pues los roles de género involucran muchos aspectos de la humanidad.
“El término ha evolucionado hasta lo que es hoy, que en general se refiere a comportamientos masculinos que cuestionan las normas de género patriarcales y hegemónicas”, explica Vázquez.
Cómo medir la presencia de actitudes machistas
Desde hace algunos años, José Carlos Vázquez forma parte de un grupo de investigadores del Tec de Monterrey que buscan entender cómo se manifiesta la masculinidad en México y cuál es la vía para resignificarla.
Esta línea de investigación fue ideada por Florina Arredondo, investigadora del Departamento de Filosofía y Ética, y Luz María Velázquez, profesora del Departamento de Estudios Humanísticos del Tec de Monterrey, ambas expertas en estudios de género.
“Lamentablemente ambas fallecieron, entonces los artículos que hemos publicado son un reconocimiento a ellas y un esfuerzo por continuar su legado”, expresa Vázquez.
En el primer estudio, desarrollaron la Escala de Actitudes Machistas y Percepción de Actitudes de Masculinidades Positivas, una herramienta que permite identificar la prevalencia de conductas machistas, así como la presencia de actitudes asociadas a masculinidades positivas en distintos grupos de personas.
Para hacerla, enlistaron treinta afirmaciones, algunas de ellas relacionadas con comportamientos machistas y otras con masculinidades positivas, a las cuales se puede responder en una escala Likert (de completamente de acuerdo a completamente en desacuerdo).
Un ejemplo de una afirmación asociada a machismo es, “si un hombre adopta cambios promovidos por una mujer feminista, lo considero débil”; una asociada a masculinidades positivas es, “reconozco que los hombres sufren actitudes machistas generadas por otros hombres”.
La escala fue aplicada a través de encuestas en Google Forms a cinco expertos en género y 128 alumnos, la mitad hombres y la mitad mujeres, de 17 a 23 años, de carreras relacionadas con ciencia y tecnología de una universidad mexicana.
La relación entre el pensamiento complejo y las masculinidades positivas
Una vez que la escala fue validada, la aplicaron a diferentes contextos para analizar cómo se expresa la masculinidad en el país. La aplicaron por ejemplo a alumnos y alumnas de una universidad pública de Sinaloa.
Encontraron que: “Entre más actitudes machistas tenga una persona, menos apertura tendrá hacia una visión de nuevas masculinidades y viceversa”, explica Vázquez. Aunque esta asociación puede sonar obvia, su estudio lo demuestra con evidencia.
Para su sorpresa, otro de sus hallazgos fue que, entre estos alumnos hay un alto índice de mujeres con comportamientos machistas.
En un tercer estudio, analizaron la relación entre el pensamiento complejo y la presencia de comportamientos machistas. El pensamiento complejo es un conjunto de habilidades cognitivas que nos permiten resolver problemas o situaciones de la vida real conectando diferentes aspectos de la realidad.
“En él se utiliza el pensamiento científico, la argumentación, la innovación y la creatividad para cuestionar lo que se nos ha enseñado y ver las cosas de una forma diferente”, explica el investigador.
En el estudio, utilizaron su escala y una herramienta para medir el pensamiento complejo en los estudiantes. Encontraron que tanto hombres como mujeres que mostraban un nivel bajo de pensamiento complejo, eran quienes tenían un mayor índice de actitudes machistas.
Esta idea fue confirmada en otro estudio en donde midieron la relación entre el pensamiento complejo y las masculinidades positivas encontrando, que quienes más pensamiento complejo mostraban, estaban más abiertos a masculinidades positivas.
“El pensamiento complejo es una habilidad valiosa no solo en el desarrollo profesional, también para ayudarnos a construir nuestra identidad”, dice Vázquez.
Hacia un futuro de igualdad
Por ahora, los estudios apuntan a que en el país aún falta un largo camino por recorrer para lograr que la masculinidad se viva de una manera positiva.
Para completar el panorama, Vázquez invita a otros grupos de investigación interesados a colaborar con el equipo a seguir estudiando la prevalencia del machismo en distintos estados del país.
Un aspecto clave para avanzar hacia la igualdad es fomentar el pensamiento crítico en las escuelas, para así ir juntos hacia un futuro más próspero.
“En México, todavía tenemos arraigadas muchas de estas normas de género, que impacta la visión de lo que significa ser hombre y ser mujer”, dice.
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