En un panel que reunió a destacadas profesionales de la ciencia y tecnología, el Tec Science Summit abordó los desafíos que enfrentan las mujeres científicas en México y las soluciones para lograr una mayor equidad en estos campos tradicionalmente dominados por hombres.
El evento, llamado Liderazgo científico femenino en tiempos de complejidad, contó con la participación de Larissa Cruz Ornelas, Directora General de Ciencia y Desarrollo Tecnológico del Gobierno de Jalisco; Ana Acosta, Gerente de Calidad y Tecnología en Colgate Palmolive en Francia; y Carolina Senés Guerrero, profesora investigadora de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey.
Las panelistas coincidieron en que, aunque han habido avances significativos, persisten sesgos de género que afectan desde la formación académica hasta el desarrollo profesional de las científicas. «En los proyectos de investigación científica y tecnológica, el no tener la perspectiva desde el punto de vista de la mujer nos puede llevar a resultados incorrectos, especialmente en áreas como la salud«, dijo Cruz.
Senés expuso el fenómeno conocido como el «embudo» en el ámbito académico: «En microbiología y biotecnología hay muchas mujeres estudiando la carrera, maestría y doctorado, pero luego muy pocas logran ser profesoras investigadoras, y menos aún llegan a ser líderes de institutos o departamentos». Esta subrepresentación, dijo Senés, impacta directamente en la dirección que toma la investigación científica.

La falta de división en trabajo no remunerado impacta
Uno de los temas centrales del panel fue el trabajo de cuidados no remunerado que sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres. Según la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados 2022, el 75.1% de las personas que realizan labores de cuidado en México son mujeres, dedicando en promedio 39 horas semanales a estas tareas.
«La realidad de la mujer en México, independientemente de su formación, es que muchas veces debe priorizar el cuidado familiar«, compartió Cruz. Este fenómeno afecta directamente la productividad científica, criterio fundamental para el avance profesional.
Al mismo tiempo, propusieron soluciones concretas para enfrentar estos desafíos: la implementación de acciones afirmativas, como cuotas de género; programas especiales con horarios flexibles para científicas que deciden ser madres; sistemas de mentoría, una mayor representatividad en eventos científicos y alianzas con hombres comprometidos con la equidad.
En materia de políticas públicas, Cruz destacó que en Jalisco ya se legisló un sistema de cuidados que incluirá de inicio remuneración y apoyo para cuidadores, reconociendo su aporte al PIB nacional.

Nuevas generaciones y llamado a la acción
Un momento destacado ocurrió cuando se discutió cómo las nuevas generaciones están más conscientes de los sesgos de género. Senés compartió: «Recibimos una queja de alumnos porque un profesor estaba mansplaining lo que su colega mujer acababa de decir. Son jóvenes de 18 años que lo detectan inmediatamente, y eso me da esperanza».
El panel concluyó con un llamado a la acción: transformar las estructuras institucionales, visibilizar los sesgos cuando ocurren y reconocer que el talento científico no tiene género. Como afirmó Acosta: «Es importante evaluar a las personas por sus capacidades, no por sus prejuicios o estereotipos».
La participación plena de las mujeres en ciencia y tecnología no solo es un asunto de justicia social, sino una necesidad para el avance científico. Las panelistas enfatizaron como la diversidad de perspectivas es fundamental para construir una ciencia más sólida e inclusiva.

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