La canción más popular del momento es “DTMF (Debí tirar más fotos)” de Bad Bunny. La canción que lidera las listas de popularidad semanalmente según Billboard, habla del amor con letras sobre cómo extraña a una persona con quien le hubiera gustado tener más recuerdos. Con ello, miles de internautas han volcado fotografías a las redes sociales de mascotas, abuelos, padres que fallecieron con la intención de mandar un mensaje de amor: te extraño.
El amor es, según los autores del estudio neurocientífico realizado en Finlandia con el grupo de participantes más numeroso hasta ahora, un conjunto complejo y multifacético de fenómenos con bases biológicas y modificaciones culturales.
Otro estudio de la Universidad de Atlanta lo define como “una poderosa experiencia emocional arraigada en antiguos procesos neurobiológicos compartidos con otras especies que forman vínculos de pareja”.
De igual forma, el tipo de amor más estudiado es el romántico, seguido del parental. La investigación realizada por la Aalto University, en Finlandia incluyó a otros sujetos de estudio para conocer la actividad cerebral como respuesta a varios estímulos según otros tipos de afectos, como los amistosos, la relación con una mascota y con personas extrañas.
Qué pasa en el cerebro cuando nos enamoramos, el paso a paso
El amor romántico se da en varias fases: primero, la atracción. Los intereses románticos y el vínculo entre madre-infante se conectan, con el último siendo el antecedente evolutivo de la formación de vínculos de pareja, de acuerdo con la investigación publicada en 2023 por parte de la Universidad de Atlanta.
“Al analizar discusiones conflictivas como experimento entre parejas románticas muestran que una mayor calidad en las interacciones entre padres e hijos durante la infancia predice interacciones positivas hacia la pareja romántica (por ejemplo, mejor resolución de conflictos, menor hostilidad, mayor calidez). Por el contrario, las relaciones de baja calidad entre padres e hijos predicen interacciones negativas (como hostilidad, enojo y manipulación)”, explica el estudio.
Aunque, en gran parte, la evaluación inicial de posibles parejas se fundamenta en información visual, otros factores como el olfato, el gusto y el tacto son cruciales para fomentar la primera parte de la atracción. De hecho, el sentido del tacto será sumamente importante para las siguientes fases del enamoramiento y continuación de relaciones afectivas.
Los primeros cambios que registrará el cerebro cuando “conozca” al sujeto de interés –ya sea de frente con una mirada, o en una fotografía en redes sociales o en una aplicación– se darán con la liberación de la oxitocina y la dopamina, dos neurotransmitores que son sustancias químicas. La dopamina permite la recompensa, el deseo y el placer, de acuerdo con Irving Rodríguez, neurólogo del Hospital Zambrano Hellion de TecSalud.
“Son varios factores que influyen para el enamoramiento, sobre todo, con los cuales el cerebro ya se siente familiarizado. Lo que compartimos, ya sean hobbies o gustos, más ciertas partes físicas que nos suenen familiares son de las cuales nos enamoramos”, dijo Rodríguez.
El cerebro tiene “no negociables” respecto a la persona para el proceso de enamoramiento. Por ejemplo, si el olor de una persona no es agradable para otra, o si físicamente no se siente atraído al aspecto de la persona –sin importar si cumple o no con los estándares de belleza culturales–. La probabilidad de enamorarse de alguien que no le parece al cerebro en estos términos, será menor.
De igual forma, es importante recordar que la atracción y la elección de pareja en los seres humanos son subjetivas y «a menudo están influenciadas además por expectativas socioculturales sobre las relaciones», experiencias de la infancia y relaciones previas, como señala el estudio de la Universidad de Atlanta.
El sistema de recompensa cerebral, el ganador de la ecuación
La siguiente etapa es la formación de un vínculo, a menudo facilitado por la intimidad sexual o la parte física.
“Los abrazos, tomarse de la mano, los besos en el cachetes son importantes porque somos seres socialmente físicos lo cual fortalece todos los vínculos que tenemos (ya sea familiares o con amigos)”, indica Rodríguez.
El especialista explica que los humanos tenemos nervios llamados fibras tipo C que evolutivamente están ahí para hacernos sentir pertenecientes a un grupo y se encuentran primordialmente en la espalda. El amor en romántico se asocia con una activación del sistema de recompensa cerebral significativamente más fuerte y extendida que el amor hacia desconocidos, mascotas o la naturaleza.
Durante el proceso de la consolidación de relación amorosa, el sistema dopaminérgico se activa, incluso cuando una persona visualiza imágenes de la pareja debido a la liberación de oxitocina. Con las resonancias magnéticas estudiadas también se puede observar una desactivación en la amígdala y la corteza prefrontal.
¿Cómo afecta estar enamorados a nuestra capacidad de tomar decisiones imparciales?
“Durante la etapa del enamoramiento lo que pasa es que el cerebro más primitivo, que es el sistema límbico, apaga o inhibe al sistema más evolutivo, que es la región prefrontal, la parte encargada de tomar los juicios», explica Irving Rodríguez.
La dopamina inhibe la región prefrontal o del juicio, por lo que esta fase del enamoramiento no se considera un momento óptimo para estudiar, bromea Rodríguez, ni para tomar decisiones importantes que requieran un juicio más objetivo.
Rodríguez sugiere que, sin embargo, este es el mejor momento para el autoconocimiento, debido a que nos atrevemos a hacer cosas que tal vez no haríamos sin esta inhibición del juicio. Si algunas actividades antes nos provocaban temor, en este episodio podremos ser capaces de sobrepasarlas.
Por otro lado, las personas que viven con un cerebro en depresión, por ejemplo, sí presentan una distorsión de cómo percibe las emociones respecto al enamoramiento. Rodríguez explica que, con frecuencia, se da un aplanamiento del estado de ánimo, distanciamiento de sus relaciones y posteriormente un «entumecimiento emocional».
Numerosos estudios han confirmado también que hombres y mujeres en las primeras etapas de un amor romántico intenso y apasionado manifiestan muchos de los rasgos básicos asociados con todas las adicciones, por lo cual la falta de mejor juicio podría representar también una forma de acceder a realizar actividades de riesgo sin medir las consecuencias.
Después del enamoramiento, sigue la elección
¿Qué pasa cuando disminuye este rush de dopamina en las relaciones? Muchas personas enamoradas buscan mantener ese nivel de emoción de los primeros meses de la atracción y el deseo. Aunque Irving Rodríguez confirma que no hay un consenso definitivo de cuánto tiempo dura esa fase, la literatura científica señala que dura entre seis meses y dos años.
“El enamoramiento es finalmente un trabajo que se da en el tiempo y al acabar estos 6 meses o 2 años, bajan esos neurotransmisores. Lo que sí persiste es la oxitocina, que nos permite mantener una relación de largo plazo y no solamente se ve en humanos, también en otros animales, como los pingüinos”, explica Rodríguez.
La oxitocina en las relaciones, es de quien la trabaja. Es decir que, cuando llega la etapa de elección de pareja, se dedique tiempo a los detalles.
Falta conocer más sobre el cerebro enamorado
Pese a que cada vez más se amplían los estudios respecto a las reacciones del cerebro en el amor, la mayoría de las investigaciones coinciden en que, en 2025, el entendimiento de la red afiliativa humana aún se encuentra en sus primeras etapas.
Asimismo, gran parte de las investigaciones señalan que debe cerrarse la brecha en la falta de diversidad de los sujetos de estudio en términos de orientación sexual, sobre neurodivergencias y hasta en el modelo relacional, otro de la monogamia, para entender mejor nuestros vínculos.
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