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La contaminación del aire es responsable de la muerte de 700,000 niños

Menores de cinco años de edad, adultos mayores y personas con Covid-19 son las más vulnerables ante este creciente problema.
Ilustración de personas al aire libre en una ciudad
La contaminación atmosférica es el segundo factor de riesgo de muerte prematura en todo el mundo, sólo superado por la hipertensión arterial. (Ilustración: Getty Images)

La contaminación del aire por PM2.5 y ozono contribuyó a 8.1 millones de muertes en 2021, es decir, alrededor del 12% del total mundial, de acuerdo con el reporte especial State of Global Air 2024, publicado en colaboración con Health Effects Institute (HEI) y el Institute for Health Metrics and Evaluation’s Global Burden of Disease Project.

Según el documento, en 2021 fallecieron cada día 1,942 niños y niñas menores de cinco años a causa de la contaminación del aire a nivel mundial, es decir, se registró un total de 709,000 muertes por esta razón. De esa cifra, al menos 507,500 muertes se relacionaron con la exposición contaminación atmosférica doméstica.

Los niños y niñas son más vulnerables porque inhalan más aire por kilo de su peso y, su cuerpo aún en desarrollo, absorben más contaminantes, en contraste con los adultos. Los niños y niñas filtran de forma ineficaz los contaminantes en sus fosas nasales, además que no pueden controlar su exposición a los contaminantes dentro y fuera de sus hogares.

En México, ese mismo año se registraron al menos 471,000 muertes que se pueden atribuir a la contaminación atmosférica por partículas. Dinamarca registró 1,530 muertes por esa misma razón en 2021. El peor año hasta entonces para México respecto a muertes por contaminación de partículas se registró en 2016 con 44,600 muertes.

Material particulado, (PM por sus siglas en inglés), es la mezcla compleja de partículas sólidas y líquidas que están suspendidas en el aire. El PM es un indicador muy representativo de la calidad del aire, ya que es el contaminante del aire con mayor capacidad de afectar a la salud humana. Estas partículas pueden ser de diferentes tamaños, pero las más perjudiciales para el ser humano son el PM10 y el PM2.5, y se miden en micras de diámetro (μm).

Un grano de arena mide aproximadamente 90μm y un cabello, entre 50 y 70 μm. El PM10 (polvo, polen, moho, etc.) mide 10 μm de diámetro, y el PM2.5 (partículas combustibles, metales, etc.) mide 2.5 μm de diámetro.

Las partículas de hasta 10 micras de diámetro, o PM10, entran a nuestras vías respiratorias y pueden llegar a instalarse en los pulmones, de forma que pueden generar graves enfermedades. Las partículas de 2.5 micras de diámetro, o PM2.5, se consideran las más dañinas de todas: por su tamaño pueden ingresar en nuestro torrente sanguíneo y son capaces incluso de llegar al cerebro.

La principal fuente de emisión de PM10 y PM2.5 son los procesos de combustión, en particular de la combustión del carbón y otros combustibles fósiles.

Muertes por mala calidad del aire

La exposición a largo plazo a la contaminación por PM2.5 está asociada a enfermedades y muerte prematura por enfermedades, como cardiopatías, cáncer de pulmón, EPOC, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, infecciones de las vías respiratorias inferiores (como la neumonía) y resultados adversos en el parto.

En lo que respecta a las muertes, la contaminación atmosférica afecta en mayor medida a las personas de 50 años o más, que sufren la mayor carga de enfermedades no transmisibles relacionadas con la contaminación atmosférica, como EPOC, diabetes, accidentes cerebrovasculares y cardiopatías.

Sin embargo, los menores también son más vulnerables al impacto de la contaminación del aire. En los niños con diagnóstico de asma, existen pruebas fehacientes de que respirar aire contaminado puede empeorar los síntomas y desencadenar crisis asmáticas.

El 15 de febrero de 2013, Ella Kissi-Debrah, de nueve años, murió de un ataque mortal de asma en Londres (Reino Unido). Es la primera persona del mundo en cuyo certificado de defunción figura la contaminación atmosférica como causa de la muerte.

El reporte State of Global Air 2024 contempla cada vez más los estudios que sugieren que la exposición a la contaminación atmosférica, sobre todo la relacionada con el tráfico, puede aumentar las probabilidades de que un niño desarrolle asma.

Cuando se considera la contaminación atmosférica doméstica, la carga también afecta en gran medida a los niños más pequeños, los recién nacidos y los menores de cinco años.

En México las muertes por contaminación del aire doméstico han ido disminuyendo, con un total de 6,630 en 2021, mientras que en 1990 se registraron 9,220.

La reducción de la tasa de mortalidad por contaminación atmosférica doméstica se ha debido en parte a los esfuerzos por ampliar el acceso a energías limpias para cocinar, incluidos los avances en el suministro a los residentes de electricidad de red, cocinas de combustión más limpia y combustibles más limpios (como el gas licuado de petróleo) en el marco de la meta 7.1.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

La principal fuente de contaminación del aire son las emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles para el transporte, los procesos industriales o la producción de energía, las actividades agrícolas y ganaderas, la quema de bosques y residuos sólidos y la energía doméstica.

¿Cómo empeora la contaminación atmosférica los resultados del Covid-19?

Cuatro años después, un número creciente de investigaciones ha demostrado que la exposición a la contaminación atmosférica puede contribuir al riesgo de infección, a tener resultados más graves y también a aumentar el riesgo de muerte por Covid-19.

Estudios recientemente publicados también han sugerido que la exposición a dióxido de nitrógeno NO2 o PM2.5 está asociada a un mayor riesgo de incidencia de Covid-19 entre las personas de nivel socioeconómico más bajo en comparación con otras.

La exposición a la contaminación atmosférica disminuye la capacidad del sistema inmunitario para combatir las infecciones, lo que facilita la penetración de los virus respiratorios en los seres humanos.

La contaminación atmosférica provoca inflamación y estrés oxidativo en los pulmones. Al debilitar el sistema respiratorio, la contaminación atmosférica podría aumentar la gravedad de la neumonía por SARSCoV-2.

El impacto de la contaminación atmosférica en el sistema cardiovascular y metabólico puede empeorar la evolución y el pronóstico de los pacientes con Covid-19.

¿Qué sigue?

El reporte señala que hay un “lado positivo” de estas cifras, como que la carga mundial de morbilidad en niños menores de cinco años atribuible a la contaminación atmosférica ha descendido de forma constante en las últimas décadas; desde 2000, la tasa de mortalidad relacionada con la contaminación atmosférica en niños menores de cinco años ha disminuido un 53%.

La contaminación atmosférica significa un problema creciente para la salud pública, al ser el segundo factor de riesgo de muerte prematura en todo el mundo, sólo superado por la hipertensión arterial.

“El incremento de las temperaturas empeora cada vez más la contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud, lo que confirma la urgente necesidad de actuar de forma coordinada para mejorar la calidad del aire y reducir al mismo tiempo las emisiones de gases de efecto invernadero”, explica el reporte.

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