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Proponen invertir el flujo tradicional de la innovación y vincular academia, empresas y gobierno

La vinculación universidad-industria trasciende la simple transferencia tecnológica: representa una reimaginación de cómo se genera y aplica el conocimiento.
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En el panel sobre innovación participaron Rosanna Bonasia, Profesora Investigadora y Líder del Grupo de Investigación Agua 360 de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec; Johanan Espinosa, Profesora Investigadora del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Proteínas; Edgar López, Profesor Investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias y Natalia de la Fuente, Directora de Seguridad y Transición Energética del Gobierno del Estado de Nuevo León. Moderó Hazael Pinto, Especialista en Comercialización y Transferencia de Tecnología. (Foto: Alejandro Salazar / TecScience)

La innovación en México enfrenta un desafío fundamental: cerrar la brecha entre la investigación académica, las necesidades del mercado y las realidades del gobierno. Una propuesta para hacerlo es la perspectiva de invertir el flujo tradicional de la innovación, en lugar de desarrollar primero la tecnología y buscar después su aplicación.

Ese fue el mensaje durante el panel Retos de innovación TEC-UFRO, de la segunda edición del EBCTec Spinoffs DemoDay & Industry Challenges. La mesa incluyó investigadores, empresarios y representantes gubernamentales que compartieron sus experiencias en la vinculación temprana entre universidad, industria y gobierno.

Entre los retos de innovación más grandes que discutieron fue cómo hacer que los investigadores académicos colaboren con empresas desde el inicio del proyecto. Yanett Gallegos, directora de investigación, desarrollo y procesos en Altus Biotech, explicó que el desarrollo tecnológico y comercial deben avanzar en paralelo, no en secuencia. “Si tú no lo llevas de manera paralela, es muy complicado que se pueda dar una transferencia de tecnología real”, dijo Gallegos.

Gallegos propone partir de las necesidades del mercado, como hace en Altus Biotech, en donde su equipo trabaja principalmente con agricultores para desarrollar productos biológicos para el campo.

En su experiencia, “la necesidad no viene de adentro hacia afuera, sino de afuera hacia adentro. Es decir, qué necesita el cliente, qué el consumidor o el agricultor”, explicó. Es un cambio paradigmático que coloca al usuario final en el centro del proceso de innovación desde el primer día.

La ecuación gubernamental

Por otro lado, el sector público introduce otras variables en esta ecuación colaborativa. Natalia de la Fuente, de la Agencia de Energías Renovables de Nuevo León, identificó uno de los problemas estructurales que puede impedir la participación del gobierno: la discontinuidad política.

“Los tiempos que dura una administración o incluso el cambio de rotación del personal interno van mermando también la participación del gobierno”, dijo.

También ejemplificó sobre cómo Nuevo León ha desarrollado una solución a este obstáculo que trasciende los ciclos políticos tradicionales. El Consejo Nuevo León es un organismo público-privado apartidista que se encarga de hacer la planeación estratégica del estado, ayudando a que los siguientes gobiernos puedan continuar con esa misma línea.

Este modelo híbrido, explica de la Fuente, ofrece la continuidad que los proyectos de innovación requieren, independientemente de los cambios administrativos.

Natalia de la Fuente
Natalia de la Fuente, de la Agencia de Energías Renovables de Nuevo León. (Foto: Alejandro Salazar / TecScience)

Comunicación: más allá del intercambio de información

Para que los tres ejes de innovación funcionen, los panelistas destacaron cómo la comunicación efectiva es un elemento fundamental en la colaboración exitosa. Edgar López, profesor investigador de nuevas tecnologías del Campus Guadalajara, enfatiza la importancia de separar los papeles de los colaboradores para tener comunicación efectiva. “Nosotros como investigadores tenemos la responsabilidad en el laboratorio y queremos dirigir todo el proyecto”, dijo López.

En su experiencia, esto lleva a que los investigadores no quieran compartir resultados hasta que lleguen al punto ideal. Sin embargo, para una colaboración exitosa, “los tenemos que comunicar porque quizás nosotros estamos encontrando algo que no es precisamente lo que se quería buscar en el proyecto”, dijo López.

Esta filosofía se materializó dramáticamente en el trabajo de Rosanna Bonasia, profesora investigadora y líder del grupo de investigación Agua 360 de la Escuela de Ingeniería y Ciencias. Su colaboración con Naturgy para desarrollar un gemelo digital que prediga inundaciones ilustra cómo el contacto directo con los usuarios finales redefine completamente el desarrollo tecnológico.

“La ventaja principal es que nosotros tenemos información directa de las necesidades de quien quiera utilizar nuestro producto”. Esta comunicación directa no sólo informó el desarrollo, sino que lo orientó hacia soluciones útiles.

Rosanna Bonasia, profesora investigadora y líder del grupo de investigación Agua 360 de la Escuela de Ingeniería y Ciencias durante su participación en el panel. (Foto: Alejandro Salazar / TecScience)

Investigadores, empresarios y funcionarios por un lenguaje común

La vinculación universidad-industria trasciende la simple transferencia tecnológica; representa una reimaginación de cómo se genera y aplica el conocimiento. Y no solo los investigadores están a cargo de compartir sus resultados.

“La parte de transformación de una ciencia básica a una aplicada y, después, una traducción de una solución a un servicio o producto es indispensable”, dijo Gallegos desde el punto de vista de las empresas colaborando con universidades. “Pero hay que tener un empuje y tener una claridad en cómo se hacen los procesos”.

De acuerdo a los panelistas, el futuro de la innovación mexicana depende de abandonar los silos institucionales tradicionales y abrazar un modelo donde academia, industria y gobierno operan como socios iguales.

Solo a través de esta integración genuina se pueden cerrar las brechas que históricamente han separado el laboratorio del mercado, transformando el conocimiento científico en soluciones que impacten tangiblemente la sociedad.

El mensaje contundente de los expertos fue que este cambio requiere que investigadores, empresarios y funcionarios desarrollen un lenguaje común, compartan riesgos, y se comprometan con objetivos que trascienden sus instituciones individuales.

El panel fue respaldado por el Fondo de Innovación UFRO-Tec, un convenio de colaboración entre el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de la Frontera de Chile (UFRO) que busca generar proyectos de alto impacto social en la tecnología.


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Autor

Picture of Nuria Márquez Martínez