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¿Un remedio peor que la enfermedad? La contaminación de las plantas de tratamiento de aguas residuales

En México, estas instalaciones emiten gases de efecto invernadero. Una experta del Tec de Monterrey explica que se deben incorporar energías limpias.
Fotografía aérea de una planta de tratamiento de agua
Todas las plantas de tratamiento que existen en el país utilizan electricidad generada con combustibles fósiles. (Foto: Getty Images)

En México, algunas soluciones representan una contradicción. Mientras que su objetivo es limpiar este valioso recurso, ¿qué gases genera una planta de tratamiento de aguas residuales?

Hasta ahora, en el país, no existe una cobertura total, por lo que el 32.5% de las aguas residuales van directamente a ríos, lagos o mares, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

“El tratamiento que ofrecen sigue siendo muy básico”, dice Monserrat Ramírez-Melgarejo, profesora con actividad de investigación del Departamento de Tecnologías Sostenibles y Civil, de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tec de Monterrey, en entrevista con TecScience.

Esto significa que las plantas de tratamiento no se han modernizado a la par de la información que ha surgido sobre nuevos contaminantes y sus filtros solo eliminan una parte de ellos. 

¿Qué gases genera una planta de tratamiento?

De las 2,872 plantas que existen en el país, todas utilizan como fuente de energía principal electricidad generada con combustibles fósiles: “Esto genera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2)”, explica Ramírez-Melgarejo. 

Asimismo, las aguas residuales contienen materia orgánica que al descomponerse produce metano (CH4) y, durante el tratamiento, también se genera óxido nitroso (N2O). 

Estos tres compuestos son algunos de los famosos gases de efecto invernadero que retienen el calor del sol, aumentando la temperatura de las zonas donde son liberados en exceso.

“Aunque el CO2 suele ser citado como el que más contribuye al calentamiento global, el metano absorbe 34 veces más calor y el óxido nitroso 298 veces más”, dice Ramírez-Melgarejo.

¿Cuáles son los efectos en nuestra salud que tienen estas emisiones?

La emisión desmedida de estos tres gases es una de las principales causas del cambio climático y puede tener consecuencias graves en nuestra salud.

Como una cascada, los efectos de estos gases se acumulan y derraman sobre las poblaciones afectadas. Su presencia empeora la contaminación atmosférica, que −a su vez− ocasiona el aumento de enfermedades respiratorias, de la piel y alergias.

Igualmente, el aumento de calor ocasiona que los alimentos se echen a perder más rápido, lo cual puede resultar en un aumento de enfermedades estomacales.

Las aguas residuales en sí mismas, también generan problemas de salud, un ejemplo es el caso de los pescadores de Tecomán, Colima, que al estar en contacto directo con este tipo de líquido contaminado, liberado en un estero, han visto un aumento de infecciones en los pies.

Al respecto, la experta reclama que “estas consecuencias son algo que todas las sociedades estamos viviendo, pero no es lo normal”.

¿Cómo podemos solucionar esta problemática?

Aunque en México el tratamiento de aguas residuales ha quedado rezagado y no se han atendido las emisiones que generan las plantas, existen diversas soluciones: “la primera es empezar a transicionar al uso de energías renovables”, cuenta Ramírez-Melgarejo. 

Sorprendentemente, esto puede lograrse usando uno de los gases que se generan durante el proceso de tratamiento de agua: el metano.

Al capturarlo, se puede generar biogás, una alternativa sostenible a los combustibles fósiles. “Hay países, en donde ya lo implementaron y han logrado reducciones en sus emisiones”, menciona la investigadora. 

En un estudio publicado en 2019, la investigadora comparó las emisiones de CO2 de plantas de tratamiento de agua en el área metropolitana de Barcelona y el área metropolitana de la Ciudad de México. Lo que encontró es que la capital mexicana emite el doble de este gas, por metro cúbico de agua tratada, que la ciudad española. 

¿Cómo cambiar estas cifras? Además de incorporar energías limpias, es necesario que las plantas de tratamiento sean modernizadas, de modo que puedan manejar todos los contaminantes, la materia orgánica y los nutrientes que generan parte de estas emisiones.

Los ciudadanos también podemos contribuir reduciendo nuestro consumo de agua para que baje la cantidad que debe ser tratada. 

Monserrat Ramírez-Melgarejo concluye la entrevista recordándonos que “el agua es un bien necesario para nuestra supervivencia y debemos enfrentar la realidad de lo que estamos viviendo (la falta de este importante recurso)”.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber