Durante la pandemia, más de un tercio (36.1%) de la población mexicana tomó clases fuera del aula, según cifras de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), abriendo la puerta a la pregunta: ¿el aprendizaje en el futuro podría realizarse fuera del aula?
Sandra Gudiño Paredes, directora del Departamento de Educación de la Escuela Nacional de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, fue parte de un grupo de investigación que publicó el artículo Nuevas alineaciones para la era digital: perspectivas sobre el aprendizaje conectado.
En este trabajo, ella junto con un grupo de expertos internacionales, concluyeron que la educación no necesariamente tiene que darse en un entorno formal y, además, puede considerar otros factores no tradicionales, definiéndolo como aprendizaje conectado.
“Esta generación, como futuros profesionistas, requieren de mucho más estímulo y nosotros, como profesores, a nivel mundial, debemos tener mucha más preparación y ser capaces de aprender y de innovar”, dice Gudiño en entrevista con TecScience.
¿Qué es aprendizaje conectado?
Gudiño Paredes lo explica como una combinación de intereses individuales, relaciones personales y otros aspectos culturales, además de tomar en cuenta espacios de aprendizaje fuera del aula como la educación en línea.
La pandemia —que detuvo las clases presenciales para más de 1,500 millones de estudiantes, según Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)— proporcionó un mayor acceso a espacios en línea e información y aceleró cambios en los métodos de enseñanza.
La investigadora del Tec explica que el aprendizaje conectado no se limita a los espacios de educación físicos como las aulas, sino que puede suceder en espacios informales.
“El aprendizaje conectado no reduce el aprendizaje a un fenómeno que ocurre, exclusivamente, en los espacios restringidos de la educación formal, ni se enfoca en el fenómeno del aprendizaje en línea”, se lee en el artículo en el que participó.
La profesora señala la importancia del llamado “currículum oculto”, es decir un conjunto de valores y experiencias que se transmiten fuera de las lecciones formales, o con experiencias que tradicionalmente eran consideradas “extras”.
Por ejemplo, un joven o una joven puede aprender a tocar un instrumento musical en casa, influidos por padres que son músicos, sin necesitar una estructura formal para explorar y mejorar sus habilidades musicales.
Gudiño Paredes señala que la educación en línea ha demostrado ser efectiva y ha ocasionado una mayor cantidad de los cursos llamados MOOC (cursos online masivos y abiertos).
Entender los estilos de aprendizaje
La directora del Departamento de Educación añade que este estilo de aprendizaje es una oportunidad a futuro para promover actividades educativas fuera del aula con una mayor flexibilidad en el cómo y cuándo se aprende.
“La flexibilidad es uno de los mayores avances, pero también de los mayores retos. Es un reto enorme a nivel administrativo darle a cada persona un traje a la medida en sus trayectorias educativas, pero es un gran adelanto que la persona pueda aprender donde quiera y cuando quiera”, dice.
Este estilo de aprendizaje también es un espacio para que los profesores presten atención, no solo a las necesidades académicas de los alumnos, sino también a aspectos emocionales y personales que pueden mejorar sus procesos de aprendizajes.
“Hoy sabemos que vale muy poco el que una persona sea depositaria de un gran bagaje de conocimiento, si no puede comunicarlo a una audiencia grande, transmitirlo y −sobre todo− aplicarlo”, dice Gudiño Paredes.
Competencias transversales
También en entrevista, Mildred López Cabrera, decana académica en la Escuela de Medicina y Ciencias de TecSalud, señala que la generación actual de estudiantes es cada vez más activa y se involucra en su propio aprendizaje.
Dice que las competencias transversales brindan a la actual generación de estudiantes universitarios una mayor ventaja al llegar al campo laboral.
Otro los cambios sustanciales en la educación, y a futuro, son las microcredenciales. Consiste en demostrar las habilidades que el alumno aprende en menor tiempo, en lugar de un título universitario en el que se cursa una carrera profesional completa.
“Antes llegabas y te daban tus preguntas, estudiabas lo que venía en el examen y garantizabas el mínimo. Ahora, es como un parque de diversiones en el que puedes subirte a los juegos que quieras. Hoy, puedes profundizar en los aprendizajes tanto como sea posible”, compara la decana Mildred López.