En redes sociales como TikTok se ha incrementado el contenido relacionado con fármacos y procedimientos para bajar de peso, los cuales no siempre son explicados por profesionales de la salud y pueden generar desinformación. Entre estos temas que han cobrado popularidad se encuentra la cirugía bariátrica, pero ¿qué es? y ¿en qué tipo de pacientes está recomendada?
Ricardo Cuéllar Tamez, cirujano de TecSalud con subespecialidad en bariatría, menciona en entrevista con TecScience que las cirugías bariátricas (como la manga gástrica y el bypass gástrico) “estadísticamente está probado que son el gold standard para la pérdida de peso a largo plazo”, sin embargo se enfocan en casos de obesidad, especialmente grado II y III, que deben ser valorados por expertos en salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la obesidad se define por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial porque aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, cardiopatías, puede afectar la salud ósea, reproductiva y elevar el peligro de que aparezcan determinados tipos de cáncer. También influye en la calidad de vida que impacta en el sueño o el movimiento”.
Para saber si tenemos obesidad o sobrepeso, uno de los principales marcadores, aunque no el único, es el índice de masa corporal (IMC) que se calcula dividiendo nuestro peso por nuestra estatura al cuadrado. Por ejemplo, si mido 1.60 y peso 55 kilogramos (55/1.60×1.60) mi IMC sería de 21.4, si aumento a 80 kg resulta en 31.2, si llego a 110 kg sería de 42.9 y si peso 170 kg se eleva a 66.4.
La OMS señala que un IMC de 18.5 a 24.9 es el promedio normal, de 25 a 29.9 entraría en sobrepeso, mientras que la obesidad la clasifica en tres: el grado I se asocia con un IMC de 30 a 34.9, el grado II de 35 a 39.9 y el grado III es mayor a 40. Muchos expertos en bariatría agregan un grado IV a un IMC mayor a 50 al que se le conoce como obesidad extrema o superobesidad.
¿Qué es la cirugía bariátrica y para quién se recomienda?
Cuéllar Tamez menciona que si bien el IMC no determina por sí solo una condición de sobrepeso u obesidad, sí nos da un parámetro y en caso de notar que estamos en un rango que podría poner nuestra salud en riesgo, lo ideal es hacer cambios en nuestro estilo de vida, acudir con un nutriólogo y activarnos físicamente, pero ¿qué pasa si aún con estos ajustes no logramos perder peso?
En la guía del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para el tratamiento quirúrgico de la obesidad en el adulto, actualizada en 2018, se define a la cirugía bariátrica “como el conjunto de procedimientos quirúrgicos, que está indicada principalmente en aquellos casos en los que el tratamiento médico (dieta, ejercicio, cambio en estilo de vida y el tratamiento farmacológico, cambio conductual y el apoyo psicológico) fracasa en conseguir una pérdida de peso sostenida”.
Aquí es donde entran los médicos bariatras, quienes pueden valorar si tenemos alguna enfermedad o condición metabólica que dificulte esta pérdida de peso, también están capacitados para proporcionarnos medicamentos e incluso, en ciertos casos de obesidad, determinar si somos candidatos a una cirugía bariátrica.
“Hay que estudiar bien al paciente, la cirugía bariátrica se recomienda a partir de obesidad grado II con enfermedades metabólicas, ahora las nuevas normas mundiales se están yendo hasta obesidad grado I pero hay que elegir las mejores técnicas para cada caso”, nos dice el especialista.
Por ejemplo, “en casos de obesidad grado I o II generalmente se recomienda manga gástrica y a partir de grado III puede ser un bypass” nos explica el experto, quien agrega que el mejor tratamiento se determina con base en el historial clínico de cada paciente.
¿Cuáles son las cirugías bariátricas más comunes?
Cuéllar Tamez menciona que la manga gástrica es el procedimiento más común, el cual a nivel mundial representa el 70% de las cirugías bariátricas y se recomienda en casos de obesidad tipo I y II, mientras que el bypass gástrico se indica en pacientes con obesidad grado III y IV.
La manga gástrica es un procedimiento restrictivo en el que se disminuye el tamaño del estómago: “en vez de tener la capacidad de un balón de fútbol americano queda del tamaño de un plátano, hay un grapeo, un corte y una extracción de aproximadamente el 70% del estómago”, dice el cirujano bariatra.
Este tipo de cirugía se recomienda principalmente en pacientes con obesidad grado II y enfermedades concomitantes que son crónico degenerativas como hipertensión y diabetes, pero el experto agrega que “hoy en día la norma está cambiando y la manga gástrica también puede ayudar a pacientes con obesidad grado I que presentan enfermedades como resistencia a la insulina, síndrome de ovario poliquístico y enfermedades metabólicas”.
Por otro lado, el bypass gástrico es un procedimiento restrictivo y malabsortivo en el que se reduce el estómago y se crea una conexión con el intestino delgado que, generalmente, se indica para “pacientes más pesados y más enfermos metabólicamente, digamos con diabetes o con dislipidemia (colesterol y triglicéridos elevados)”.
¿Qué beneficios tiene la cirugía bariátrica y cuáles son sus riesgos?
Un paper publicado en la revista Nature en junio de 2024 revela que las personas que hace 15 años se sometieron a una cirugía bariátrica, actualmente “experimentan mejoras en su salud y su estado de ánimo, así como menores problemas relacionados con la obesidad y la interacción social” con relación a los pacientes que optaron por tratamientos no quirúrgicos.
Otras investigaciones, como la publicada en el European Heart Journal en 2022, señalan que “la cirugía bariátrica se asocia con una reducción de la mortalidad cardiovascular y una menor incidencia de varias enfermedades cardiovasculares en pacientes con obesidad”.
Al respecto, Ricardo Cuéllar Tamez señala que “la cirugía bariátrica mejora los casos de diabetes en un 83%, la pone en remisión porque esa pérdida de peso a largo plazo va a disminuir la carga al páncreas e incluso en casos de resistencia a la insulina se evitará que avance a diabetes”.
El especialista menciona que en los IMC arriba de 35 −obesidad grado II− mejoran también comorbilidades como hipertensión, hígado graso y apnea de sueño, esta última se reduce hasta en un 90%. A los pacientes con obesidad grado III que están enfermos “les mejora la calidad de vida en un 95% y la mortalidad se ve reducida en cinco años porque baja el riesgo cardiovascular de tener un evento adverso como una embolia y un infarto y ya hay literatura sobre eso”, apunta el especialista.
Con relación a los riesgos, el experto menciona que “actualmente la cirugía bariátrica debe ser equiparable a operarte de la vesícula o de una cesárea en ese porcentaje de complicaciones, o sea muy baja, siempre y cuando escojas un centro donde se haga esto de forma rutinaria” porque esto implica que tanto el cirujano bariatra como los enfermeros y el anestesiólogo tendrán mayor experiencia en este tipo de procedimientos.
“Son técnicas laparoscópicas mínimamente invasivas, los pacientes se recuperan en siete días y salen caminando porque son incisiones muy chiquitas, la estética y la recuperación son muy rápidas”, explica el médico bariatra.
Sin embargo, también advierte: “le digo a los pacientes que no es una varita mágica, es una gran herramienta, pero no es un juego, es un compromiso porque implica un cambio en los hábitos alimenticios, en la actividad física y en la suplementación”.
Este último punto es muy importante porque los pacientes con bypass gástrico presentan “malabsorción o hipoabsorción de ciertos nutrientes, micronutrientes y vitaminas como calcio, hierro, vitamina D, por lo que debemos suplementarios de por vida”, señala Cuéllar.
En el caso de la manga gástrica “no hay problemas de deficiencia de vitaminas y minerales, pero a todos los pacientes se les recomienda que sí se suplementen con hierro cuando menos 3, 4 o 5 años”, subraya el cirujano.
¿Quién es el especialista en cirugía bariátrica?
Los médicos bariatras son los especialistas en este tipo de cirugías, pero debes asegurarte de que cuente con un equipo multidisciplinario que incluya también un nutriólogo, un psicólogo y un médico internista para que puedan hacer una valoración integral y darle seguimiento a las enfermedades que tenga el paciente.
Tanto el nutriólogo como el psicólogo deben ser expertos en el manejo de pacientes bariátricos porque Cuéllar menciona que no es lo mismo diseñar un plan para un paciente con un IMC promedio que va buscando una alimentación más saludable o perder algunos kilos, con relación a una persona con obesidad grado II o III que tras someterse a una cirugía bariátrica deberá comer ciertos alimentos y tomar suplementos.
Asimismo, el psicólogo que atiende casos bariátricos conoce mejor las problemáticas de los pacientes y “los cambios que enfrenten posterior a la cirugía, que muchos son buenos, pero hay que estar preparados para irlos superando”, señala el especialista.
Este equipo multidisciplinario permite analizar mejor a los paciente que sí son candidatos a la cirugía y a los que no califican, les pueden ofrecer alternativas acordes a su salud. En algunos casos, hay personas que están descontroladas, por ejemplo de la diabetes, y es necesario estabilizarlos primero.
“Hay pacientes a los que les digo te tengo que controlar antes de operarte para que no te vaya mal, si traes la diabetes descontrolada, si traes la hipertensión mal hay un mayor riesgo, por esa razón es que el equipo también incluye un médico internista para dar seguimiento a este tipo de casos”, señala el experto.
¿Es difícil acceder a una cirugía bariátrica en México?
La respuesta es sí, Cuéllar Tamez apunta que “la cirugía bariátrica solo es accesible para el 1% de la población porque en el medio privado es cara y, desgraciadamente, en la seguridad social no existen programas lo suficientemente altos para cubrir, entonces, el espectro de pacientes que atendemos son bajos y se pudieran beneficiar muchas más personas”.
¿Cuántas personas podrían beneficiarse de estos tratamientos? En México, el 75.2% de la población adulta −de 20 años o más− presenta sobrepeso u obesidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut). Se calcula que la incidencia de estas condiciones en la población tiene un impacto económico del 2.1% del producto interno bruto (PIB) porque se relaciona con enfermedades crónicas que implican un gran costo para el sistema de salud.
Por ejemplo, “se estima que en el país, el 90% de los casos de diabetes tipo 2 son atribuibles al sobrepeso y a la obesidad”, de acuerdo con la guía del IMSS para el tratamiento quirúrgico de la obesidad. Bajar el IMC de estos pacientes los alejaría de las comorbilidades que le generan un gran gasto a nuestro sistema de salud y en esos casos, la cirugía baríatrica puede ser una gran herramienta.
Sin embargo, aunque en noviembre de 2020 el Senado de la República aprobó cambios a la Ley General de Salud que permite a todas las instituciones públicas que forman parte del Sistema Nacional de Salud integrar a la cirugía bariátrica como tratamiento de la obesidad y sus comorbilidades, no es claro cuántas personas han accedido a este servicio a partir de entonces.
Una nota de 2022 publicada en el sitio web del gobierno de México, asegura que anualmente se realizan entre 100 y 150 cirugías bariátricas en la Clínica de Obesidad del Hospital General “Manuel Gea González”, pero no hay muchos datos sobre la cifra de este tipo de procedimientos realizados en instituciones públicas a nivel nacional.
¿Qué debo tomar en cuenta antes de una cirugía bariátrica?
Si tienes acceso a este tipo de tratamientos en el sector privado, Cuéllar recomienda buscar un buen médico (puedes verificar sus cédulas, sus certificaciones y su experiencia profesional) y “lo más importante para que el paciente tenga éxito a largo plazo es que tenga un equipo multidisciplinario que lo acompañe durante todo el proceso y no solo durante la cirugía”.
El experto también dice que es requisito «que tu cirujano te pida estudios preoperatorios, que sepa cómo estás antes de operarte, hay pacientes que se operan con una biometría hemática, el estudio más sencillo de sangre, eso no es suficiente”.
“Antes te tiene que valorar la psicóloga, la nutrióloga, el cirujano para ver si eres candidato, ver estudios, yo solicito un ultrasonido, pido ver cómo está tu tiroides, pido una radiografía, un electrocardiograma porque quiero que la cirugía bariátrica tenga menos del 1% de complicaciones y una mortalidad del 0%”, agrega el bariatra.
Es relevante que también te digan las diferencias entre ambas técnicas y te expliquen cuál es la mejor para ti: “hay pacientes que me dicen ‘quiero que me haga una manga gástrica’ y les respondo, ‘no eres candidato porque tienes reflujo o no tiene el IMC y es mucho tal cirugía, yo no te opero’, pero sí les recomiendo un tratamiento que sea mejor para su estado de salud y que les puede beneficiar más a largo plazo”.
¿Cuáles son los cuidados que debo seguir después de la cirugía bariátrica?
Para Cuéllar Tamez, es un mito decir que la cirugía bariátrica es la “salida fácil” porque “los pacientes tienen que comprometerse y no es sencillo porque hay que empezar como bebé, la dieta después de una cirugía bariátrica son dos semanas líquidos, dos semanas papillas, luego poquitos sólidos, a los tres meses ya está comiendo sólidos el paciente y ese proceso es complejo”.
Sin embargo, el especialista agrega: “yo les digo a los pacientes, tienes que estar listo para un cambio radical porque vamos a empezar de cero, es borrón y cuenta nueva, es una nueva oportunidad de hacer las cosas bien, pero si traes dudas, mejor operate cuando ya estés listo porque los cambios son padrísimos, pero entre más le eche ganas el paciente, mejores resultados hay”.
“Con echarle ganas me refiero a apegarse a la alimentación, ser más activo físicamente y suplementarse, esas tres cosas, pero la suplementación no es tan compleja, ni tan cara como la gente cree, yo receto un multivitamínico especial bariátrico que no es muy costoso, solo te tomas una pastilla diaria y dura tres meses”, señala.
Toma en cuenta que deberás tener un seguimiento a lo largo de cinco años porque «la cirugía bariátrica tiene un periodo de luna de miel –que son los primeros dos años– en los que a la mejor el paciente se cuida tanto y sigue bien, pero puede haber reganancia de peso y ahí entra mucho la educación, nosotros les ayudamos a entender mejor cómo y qué comer, pero también es un compromiso para que ellos cambien su estilo de vida y sean más activos físicamente», dice el especialista.
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