Prevenir las crisis del agua, garantizando el acceso a este necesario recurso para todos los habitantes de una ciudad, es uno de los retos más importantes a los que se enfrentan los gobiernos de diversos países alrededor del mundo.
Para enfrentar este desafío en México, existen tecnologías prometedoras −como sensores de internet de las cosas (IoT) o machine learning−, pero antes de poder utilizarlos necesitamos una mejor coordinación entre la academia, el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad civil, además de un mayor presupuesto.
De acuerdo con Aldo Ramírez, Director del Centro del Agua para América Latina y el Caribe, la cantidad de agua disponible para los mexicanos ha ido en descenso. En 1950, teníamos casi 17,000 metros cúbicos de agua por cada habitante y hoy tenemos solo 3,358.
“Es cinco veces menos y si hacemos una proyección a futuro, esta reducción va a seguir”, expresó durante su presentación en el foro Ciudades Sedientas: soluciones integradas para Seguridad Hídrica de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública (EGTP) y la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tec de Monterrey.
De continuar sin resolver el problema, la mayoría de las ciudades mexicanas vivirán algún nivel de estrés hídrico o escasez de agua.
Esta problemática se debe a una serie de factores entrelazados que incluyen la sobreexplotación de los recursos hídricos, las prácticas industriales no sostenibles, el aumento poblacional, la contaminación del agua, el mal manejo y el calentamiento global.
“Algunos de los principales problemas son la urbanización, el crecimiento económico y poblacional, llevando a un mayor consumo de agua en general”, dijo Jürgen Mahlknecht, líder del Núcleo de Sostenibilidad y Cambio Climático de la EIC, durante su participación en el mismo foro.
Una mayor demanda resulta en que se extraiga más agua de la que entra a los acuíferos y cuencas del país.
Soluciones basadas en ciencia y tecnología
Para lograr mejorar el abastecimiento y calidad del agua, los panelistas ponen sus apuestas en el uso de tecnologías emergentes para crear ciudades inteligentes, así como en una visión interdisciplinaria y holística de la problemática.
“Hay toda una industria emergente alrededor de tecnologías para el agua”, dijo Roberto Ponce, profesor investigador de la EGTP.
Algunos ejemplos de estas tecnologías incluyen sensores de internet de las cosas (IoT) para el monitoreo de tuberías. “Estos se instalan en las redes de distribución y detectan fugas, roturas y caídas de presión en tiempo real”, dijo el experto.
También existen los medidores de agua inteligentes, que monitorean en tiempo real el consumo del agua. Hay sistemas de riego inteligentes, sensores de IoT para monitorear la calidad del agua en tiempo real, así como la gestión inteligente de aguas pluviales para evitar inundaciones y aprovecharla.
Por otro lado, pueden implementarse programas de conservación del agua, utilizar el machine learning para predecir futuros problemas y necesidades hídricas, así como hacer una distribución automatizada que ajuste el suministro dependiendo del uso, para reducir el desperdicio y el uso excesivo.
“Sin embargo, en México todavía estamos lejos de poder utilizar todas estas tecnologías”, dijo Ponce.
Primero necesitamos asegurarnos de que exista un presupuesto suficiente para remediar las carencias económicas que tienen muchos de los municipios y estados del país, lo cuál no les permite invertir en soluciones basadas en ciencia y tecnología.
Los retos a futuro para un mejor manejo del agua
Por si esta problemática no fuera lo suficientemente compleja, también existe el factor del cambio climático. “Hace difícil saber si en una cuenca en particular va a llover menos o más en los próximos años”, dijo Edmundo Molina, profesor investigador de la EGTP y líder del Centro de Investigación en Ciencia de Decisiones.
Otra capa es la equidad, donde los sectores más marginados de las ciudades son los que normalmente sufren mayor desabasto.
Por ello, a futuro se necesita una planeación integrada donde colaboren todos los sectores de la población para darle el mejor uso a este recurso indispensable.
También será necesario desarrollar una visión sistémica del sistema del agua, para poder predecir cambios en el abastecimiento y prevenir futuras crisis.
Por su lado, Mahlknecht afirma que en el Núcleo que dirige, están trabajando en diversos proyectos de investigación interdisciplinaria, innovación e intercambio de conocimiento para entender los retos en el tema del agua y poder proponer soluciones.
“Un problema tan complejo como el del agua se tiene que resolver con una visión interdisciplinaria y holística”, dijo Mahlknecht.
A futuro, los investigadores esperan que la evidencia que han ido recabando sobre qué tan grande es el problema y cómo se puede resolver realmente llegue a las manos de los tomadores de decisiones y creadores de políticas públicas.
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